El pulso por la Liga / EL PARTIDO DE LA ROSALEDA

El Barça, a lo grande

Messi anuncia con un triple en Málaga que el equipo también quiere cazar al Madrid en la Liga

Mathijsen (14) y Camacho (6) intentan frenar a Messi, que inicia la carrera en la que acabaría marcando su tercer gol, ayer en La Rosaleda.

Mathijsen (14) y Camacho (6) intentan frenar a Messi, que inicia la carrera en la que acabaría marcando su tercer gol, ayer en La Rosaleda.

JOAN DOMÈNECH
MÁLAGA

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Como si las citas frente al Madrid fueran una vitamina revitalizadora, el Barça ha recuperado todo su esplendor como visitante. Dos victorias en el Bernabéu en dos meses (una en la Liga y otra en la Copa) han despertado la voracidad del campeón, que aguarda el regreso de su gran rival el miércoles con una demostración de que pretende cazarle también en el campeonato.

La amenaza partió de Messi, que responde como nadie a las provocaciones y a los retos. Y a la responsabilidad que tiene. Insultado en el Bernabéu, investido el líder de un Barça que no se conforma con nada, arrastró al grupo para firmar un triunfo a lo grande. Solo había marcado un gol fuera de casa. Fue en San Mamés a principios de noviembre, antes de la lacerante derrota de Getafe, la única de la temporada. Ayer se llevó otra pelota para conmemorar el cuarto triplete de la temporada. El poste y Caballero le negaron dos goles más para salir en hombros.

SUFICIENTE EQUIPO / Será menos importante la Copa que la Liga, pero es menos importante el Málaga que el Madrid, así que Guardiola reservó a Puyol, Xavi y Cesc para la vuelta del miércoles. Con Mascherano, Thiago y Adriano en lugar de los tres, quedó suficiente equipo para ganar en La Rosaleda. Sobre todo, si Messi está en el campo, que está siempre, si anda con ganas de juerga, que es lo habitual, y si el Madrid anda cerca, como en las últimas semanas.

El Barça se aprovechó de un Málaga alicaído. Quizás otro gallo hubiera cantado si se hubiesen enfrentado en agosto, con todos los fichajes del jeque catarí en línea y las alforjas llenas de ilusión por ir a Europa. Pero ese equipo construido con el talonario ha perdido fuerzas y confianza por el camino. Y también jugadores. Faltaban ayer Toulalan, el jefe del centro del campo, Joaquín y Baptista, Restados todos los titulares ausentes, el desequilibrio fue más acentuado.

PELLEGRINI TAMBIÉN DEFIENDE / No difirió el discurrir del juego de lo que se preveía. El Málaga esperó atrás al Barça. Pellegrini hizo como Mourinho, pero el chileno sabe que en el Bernabéu eso era un sacrilegio, no en La Rosaleda. Ancló a los tanques en la frontal del área (Demichelis y Mathijsen no están para moverse muchos metros) y a partir de aquí dibujó al resto del equipo en un 4-4-2. Asumiendo que Van Nistelrooy quedase olvidado en ataque, anulado por Piqué y Mascherano, y que tuviera que correr 30 metros para ver a Valdés. El delantero ni la rascó, y las ocasiones las capitalizó Isco. Todas en un minuto. Todas abortadas por Valdés.

Como suele suceder, el Barça remarcó su superioridad en cuanto el rival agotó el oxígeno de tanto perseguir la pelota que escondían Thiago, Busquets y, sobre todo, Iniesta. Los azulgranas empezaron a encontrar más espacios en la retaguardia blanquiazul hacia los 20 minutos, en esa doble maniobra agotadora y de distracción con que pasea el cuero para asfixiar al rival. Solo así se explica que Adriano se colara solo como extremo izquierdo y Messi cabeceara solo y a placer dentro del área para reabrir su expediente goleador forastero.

COMO FRUTA MADURA / Valdés paró y Messi marcó. A partir de aquí se edificó un triunfo que cayó como fruta madura porque el Barça se ha aplicado. Lejos de acomodarse con el resultado, como ha pecado en los empates que ha coleccionado lejos del Camp Nou, salió tras el descanso a mejorarlo. Dos fogonazos de Alexis y Messi cerraron el duelo. Ha aprendido la lección de las consecuencias que entraña salir de casa a contemporizar, como insinuó en el primer tercio de Liga. Significa tener que perseguir a un Madrid que en el cara a cara se ha revelado un rival inferior: una molestia y un deshonor.