El misterioso renacer de Arda

El futbolista turco, del que se desconoce si es interior o delantero, lleva cinco goles en nueve partidos

Arda Turan celebra el gol del momentáneo empate que marcó al Borussia Moenchengladbach.

Arda Turan celebra el gol del momentáneo empate que marcó al Borussia Moenchengladbach. / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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Discreta, en su doble acepción, era la carrera de Arda Turan en el Barça. Discreta por silenciosa, sin ningún mérito destacable en el terreno de juego, sin ninguna tacha fuera. Discreta por mediocre, lejos de las expectativas que creaba tras su paso por el Atlético de Madrid, y por el precio pagado por él, a toda prisa por la comisión gestora en las elecciones del 2015. Una tasa de estrella (34 millones más siete en variables) que nunca brilló.

Paciencia reclamó Luis Enrique tras una primera campaña decepcionante; en realidad, fue media, la segunda, porque el tramo inicial fue inexistente. Un conjunto vacío a consecuencia de la sanción de la FIFA al Barça que pagaron él y Aleix Vidal. La incorporación posterior de ambos careció de incidencia, aunque el Barça conquistara la Liga y la Copa.

ANOETA, CUNA DE DESASTRES

Veinticinco partidos jugó Arda, 14 de titular, y ninguno en los últimos dos meses, cuando se cocían las habichuelas. Luis Enrique le dio cuerda de enero a marzo y le retiró la confianza tras la derrota de Anoeta, cuna de frecuentes catástrofes en el Barça, al mismo tiempo que se agotaba la ventaja en la Liga. Dos golitos, en sendas bacanales ante el Rayo (1-5) y el Getafe (6-0) del 3 al 12 de marzo fueron un destello de luz en la tenue estela del futbolista turco.

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Sin hablar ni conceder una triste rueda de prensa, con un pobre aprendizaje de castellano tras cinco años en España –"más difícil aquí que en el campo", balbuceó a 'beIN Sports' tras el golazo al Borussia–, Arda Turan ni se defendió ni se reivindicó. Estar gordo y ser transferible fueron dos etiquetas de las que solo podría desprenderse jugando. Como ahora.

DOS TURAN EN UNO

Nacida la nueva temporada, empezó a verse un nuevo Turan, como si el de la actual fuera hermano del que jugó en la anterior. Solo el parecido físico y el número relacionaban a los dos Turan.

Firmó los cinco primeros partidos de titular y aportó tres goles. Fue un privilegio momentáneo, por la ausencia de Neymar. Arda encontró su sitio, pero lo perdió con el regreso del brasileño. Sustituyó a Messi ante el Alavés, pero fue una anécdota. Halló acomodo en la ausencia de Iniesta en Gijón, pero fue un breve paréntesis.

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A ratos y accidentalmente va jugando el turco, como un contratado por horas, mientras a su alrededor todavía se intenta descubrir qué (no quién) es Arda: ¿un interior derecho con llegada como  se vio en Moenchengladbach? ¿un interior izquierdo que puede aportar desequilibrio en ausencia de Iniesta? ¿un extremo derecho fiable si goza de continuidad, una quimera si Messi está sano? ¿o el extremo izquierdo rematador que despuntó en la Supercopa con un doblete?

Arda es un misterio aún. Indescifrable. Aunque emite señales de vida esta temporada. Cinco goles en nueve partidos, más cuatro asistencias ha aportado el inclasificable futbolista, capaz de pasear en bicicleta por Barcelona, destrozando su mortecino pasado.

UN TRADUCTOR CON TRABAJO

Y el enigma de Arda se prolonga lejos del estadio. De la generosidad del turco se habla en un libro (El genio de Bayrampasa), donde explica las aportaciones económicas que hace en lo que fue el barrio de Estambul donde nació el 30 de enero de 1987. De su buen rollo dan cuenta sus compañeros, que le han escuchado más hablar en castellano. Turan ha establecido una barrera en el idioma que defiende su amigo y traductor Ata. «No quiero que se quede sin trabajo», aduce con humor cuando le cuestionan que aún requiera un intérprete.

"Estoy muy contento de sus actuaciones y de su rendimiento", repite Luis Enrique cada vez que le preguntan por Arda. En los malos y los buenos momentos del jugador, cuyo último secreto se ubica en la selección. Mientras languidecía en el Barça, era un fijo y el capitán de Turquía. Después de la Eurocopa, Fatih Terim no le ha vuelto a convocar. Pero ahora el refugio, la alegría y el aprecio los disfruta en Barcelona.