Alcácer, el nueve que se atreve con el tridente

El futbolista vio morir a su padre a los 17 años saliendo de Mestalla tras uno de sus primeros partidos con el Valencia

Alcácer, en un partido del Valencia en Mestalla.

Alcácer, en un partido del Valencia en Mestalla. / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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Un prometedor delantero que, a los 23 años que cumplirá este martes, está suficientemente contrastado. Paco Alcácer ha ido superando las pruebas que le ha colocado ante sí la vida y el fútbol para fichar por el Barça. Luis Enrique le ha elegido como el 9 del futuro. Por su gran porvenir. Aunque el porvenir inmediato, precisamente, le señale una butaca del banquillo.

Será el primer recambio del tridente y eso, aunque no lo parezca, confiere una categoría, aparte de que demuestra su valentía al aceptar ese reto. La suplencia es un peaje asumible si piensa en la progresión que experimentará su formación deportiva; en cualquier caso, de momento, ser el cuarto delantero del Barça es una de las vicisitudes menores que habrá debido de afrontar (y gestionar) a tan temprana edad.

DEBUT CON ISCO

Alcácer, nacido en Torrent el 30 de agosto de 1993, debutó con el Valencia a los 17 años, en el típico partido de Copa (frente al Logroñés, en noviembre del 2010) resuelto en la ida que sirve de promoción para las promesas canteranas. Siendo delantero centro, quien brilló fue el hoy madridista Isco, también debutante, al anotar dos goles, uno antológico.

El estreno en la Liga aconteció más de un año después, en enero del 2012. Tras un año cedido en el Getafe, regresó a Mestalla para cimentar, poco a poco, una sólida carrera, batallando cada temporada con el fichaje de turno -SoldadoPiattiNegredo..., el sino de todo canterano- para arañar minutos de juego. Unai Emery le dio los primeros.

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Entre debut y debut, la desgracia salpicó su vida. Saliendo de Mestalla tras haber jugado el trofeo Naranja frente a la Roma. Feliz como nunca después de su segundo partido con el primer equipo, con un gol en la mochila, el 3-0 gracias a una asistencia en bandeja que le dio Jérémy Mathieu, vio morir a su padre. Tenía 44 años y le estaba esperando con la madre, Imma, para volver todos juntos a casa.

DRAMA EN LA CALLE

Un infarto le fulminó cuando caminaban por la Avenida de Suecia, apenas dos minutos después de salir del estadio. La proximidad hizo que varios integrantes del club, empezando por el doctor Jordi Candel, se acercaran inmediatamente al lugar.

Los médicos y las asistencias trataron de reanimar al padre durante media hora, sin conseguirlo, en la calle. El presidente Manuel Llorente, y varios jugadores (AlbeldaBernatSoldado y otros) acudieron para dar a Alcácer el consuelo ante semejante tragedia. Un inolvidable recuerdo plasmado de forma indeleble en un inmenso tatuaje en el brazo izquierdo. "Always in my mind. Papa", es una de las inscripciones que se leen.

El futbolista transformó un momento crucial, aquella catástrofe, como la mejor motivación para seguir adelante. Aunque pasara una campaña de suplente, aunque tuviera que emigrar una temporada cedido al Getafe, aunque haya tenido que ganarse cada oportunidad, aunque haya debido digerir cada una de las convulsiones que han agitado al Valencia en los últimos años.

Alcácer ha querido marcharse. No por cobardía, sino todo lo contrario. Por la valentía de atacar el desafío, mayúsculo, descomunal, al que otros renunciaron: jugar en el Barça del tridente.