LA SITUACIÓN AZULGRANA

Messi monta otra fiesta en Riazor

La estrella dio goles a Villa y Pedro y marcó una sublime falta antes de que la afición gallega ovacionara a un gran Iniesta

Villa dispara raso y supera la salida de Aranzubia en la jugada del 0-1.

Villa dispara raso y supera la salida de Aranzubia en la jugada del 0-1.

MARCOS LÓPEZ
A CORUÑA

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A cada partido que juega, Messi añade un registro que le hace todavía más grande. En Riazor se vieron anoche dos Messi y un más que sólido Barça, un equipo que encadenó su novena victoria consecutiva fuera de casa (lo ha ganado todo, absolutamente todo en la Liga lejos del Camp Nou) abatiendo a un digno Deportivo. Cuando Messi quiso se acabó el partido. Primero regaló un gol a Villa y después transformó una falta sublime antes de que Iniesta se uniera a la fiesta con el 0-3 y diera el 0-4 a Pedro. Y Riazor terminó aplaudiendo al joven de Fuentealbilla en la fiesta que montó Leo en Galicia.

En un santiamén, el Barça, que no pierde el hambre nunca, acabó goleando al Depor. Lo aburrió con el balón. Lo aburrió con una paciencia franciscana que no solo terminó derritiendo al rival, sino que hizo claudicar a su gente. No solo ovacionó el maravilloso gol de Messi, sino que se entregó de manera incondicional a Iniesta, admirados todos por el fútbol hipnotizador de los azulgranas. Creyeron que podían resistir y 90 minutos después se volvieron a casa con un sonoro 0-4.

SIN VER EL BALÓN / Todo empezó cuando se vino Messi a la banda derecha y el Barça comenzó a pisar el área con peligro. Hasta entonces, parecía un partido de balonmano. Y casi le podían haber pitado pasivo al equipo de Guardiola en varias ocasiones porque el Deportivo había organizado dos líneas (eran hasta 10 jugadores) en torno a la guarida de Aranzubia. Se vino Messi a la banda -allí donde empezó-, oteó el ejército de soldados blanquiazules y descubrió un espacio, más bien una rendija que nadie vio antes, para dejar solo a Villa. Una vez más. Así, de una jugada que no parecía nada del otro mundo, llegó el gol del Barça. Casi cumplida la primera media hora del partido y con el Deportivo siguiendo como un autómata un balón que no le pertenecía. Hasta que Messi, recostado en la banda derecha, descubrió el camino para abrir esa torre de Hércules en que Lotina había convertido al Depor. Cuando se dieron cuenta todos los gallegos, Villa estaba solo ante Aranzubia, producto de otro valioso reajuste táctico.

CAMBIOS EN LA DELANTERA / El Barça empezó la noche con Pedro por la derecha, Messi moviéndose por donde quisiera, pero siempre como falso delantero centro, yelGuajeen la banda izquierda. En la jugada del gol, nadie estaba donde había iniciado el partido porque la pizarra de Guardiola tiene piernas. Y cerebro, mucho cerebro. Al ver que el equipo no tenía clarividencia en los últimos metros, el técnico cambió de sitio a sus tres pequeños para sorprender a Lotina, un técnico tan meticuloso que si pudiera estudiaría hasta la respiración de los rivales. Hasta en eso le sorprendió Guardiola cuando de salida dejó en el banquillo a Xavi, Alves y Sergio Busquets, tres pilares.

MÚSCULO Y POTENCIA / Con Mascherano, el Barça tuvo oficio. Con Keita, tuvo músculo. Y con Adriano, menos llegada por la banda derecha, aunque no se despistó atrás. Corrió más hacia Valdés que hacia Aranzubia, de ahí que Guardiola enviara a Messi a la banda derecha. ConelJefecito convertido en el verdadero dueño del centro del campo -si no llega al corte llega su cuerpo y si no llega su cuerpo siempre aparece la punta de su bota-, el equipo vivió tranquilo, pendiente de que Iniesta iluminara Riazor con detalles de otro mundo en una noche muy lluviosa. Hasta que el balón se puso a rodar y el agua dejó de caer sobre A Coruña.

Era evidente que se trataba de otro Barça -sin Xavi, sin Alves, sin Busquets-, pero supo tener la paciencia para quebrar la resistencia de un honrado Deportivo. Honrado porque se puso detrás de la pelota y hasta dispuso de una ocasión de gol, previa al tanto de Villa, cuando Adrián se asustó en el área pequeña de Valdés. Pero el Barça no estaba para perder el tiempo.

UNA EJECUCIÓN PERFECTA / Cuando Messi despertó, todo cambió. Le dió el gol a Villa, otro a Abidal que le anularon por fuera de juego y luego marca él un tanto de museo. De escuela de fútbol. Si alguien pregunta cómo debe lanzarse una falta desde fuera del área, tomen el DVD de Riazor. A él lo agarraron por detrás y ni se molestó en protestar la acción de un desesperado Rubén Pérez. Cogió la pelota, habló con Mascherano, cuchicheó conelGuajey ajustó después un prodigioso zurdazo. Viendo la cara de Aranzubia, frustrado, deprimido, casi ridiculizado, se entiende todo.

Mientras Riazor asumía con deportividad lo inevitable -aplaudió esa obra maestra-, el portero del Deportivo debió de pensar que qué había hecho para merecer salir en la foto de la falta más hermosa marcada por Messi. De momento. Se sostuvo el Barça en la velocidad de un impresionante Abidal, la anticipación de Puyol, la infinita bondad de Keita y el chut de Iniesta, protegidos todos por elJefecito. Hasta que Leo se multiplicó por dos en Riazor. Hubo dos Messi en A Coruña, uno para regalar y otro para marcar. Con él, bastó. Organizó una fiesta y divirtió a todos.