Las claves del sistema

Un baño táctico para la historia

La variante defensiva para neutralizar a Ronaldo y el centro del campo azulgrana destrozaron al Madrid

JORDI TIÓ
BARCELONA

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El Madrid de Mourinho quedó en ridículo en el Camp Nou en otra goleada para la historia. Pep Guardiola le ganó la partida en todas las facetas tácticas a José Mourinho, que nunca hasta ahora, en toda su carrera como entrenador, había perdido por más de tres goles de diferencia. Ayer le cayeron cinco y pudieron ser más. El Madrid nunca pudo contarrestar el juego preciosista y milimétrico del Barça en el centro del campo, ni tampoco su letal llegada al área.

LA DEFENSA Puyol cambia de banda para frenar a Ronaldo

La defensa del Barça empezó en su orden habitual (Alves, Piqué, Puyol y Abidal), pero no habían pasado ni 20 minutos que los dos centrales azulgranas ya habían intercambiado sus posiciones. ¿El motivo? Cristiano Ronaldo andaba por la izquierda, buscando la espalda de Alves cada vez que subía al ataque. Y cuando eso sucedía, el encargado de hacer la cobertura del lateral brasileño era Piqué, menos rápido que Puyol.

Por eso este último dejó su zona para cubrir la espalda de Alves y frenar las penetraciones de Ronaldo, que acabó desquiciado. El central barcelonista se impuso al portugués, que de nuevo salió del Camp Nou sin ver puerta y preguntándose por la maldición que le persigue siempre que se encuentra en el camino de los azulgranas. Esa maldición se llama Puyol y ayer volvió a hacer un partido impresionante. Liberado Piqué de la embestidas de Cristiano, quedó más libre para sacar el balón hasta el centro del campo en busca de la conexión con Xavi, Busquets o Iniesta. Abidal también cumplió: cubrió con solvencia su banda y jamás rifó el balón.

LA LÍNEA DE MEDIOS Un rombo que hace magia con el balón

La sala de máquinas del Barça, el centro del campo, donde seguramente se juntan los mejores jugadores del mundo en su posición, destrozó al Madrid. De hecho, le desquició hasta volverle loco. Busquets, Xavi, Iniesta, Pedro y Messi, que llegó a retrasar su posición hasta la línea de medios, convirtieron esa parte del campo en un enorme rombo maravilloso donde la pelota iba y venía sin que los blancos acertaran siquiera a olerla. Muy pocas veces se ha visto un baño de tal calado en un clásico, con el Madrid desarbolado e impotente. Ni siquiera la aparición de Lass Diarra, que relevó a Özil en la segunda parte, pudo contener la avalancha de fútbol azulgrana.

EL ATAQUE Dos pequeñas flechas que no paran de correr

Son pequeños, menudos, pero se agigantan cuando por medio anda una pelota. Parece que no están, pero siempre aparecen como por sorpresa. Son Pedro y Villa. Tocan y se van, dan el balón y lo esperan. Nunca parados, nunca sin correr, siempre buscando el espacio, la espalda del defensa, y galopando como posesos cuando el equipo pierde el balón y toca presionar para recuperarlo. Normal: la pelota es el tesoro del Barça y su fútbol no se entiende sin él.

Así de fácil, así de difícil. Y no solo eso. Cuando llegan al área, matan. Pedro hizo el segundo tanto en una acción que corrió por fe y convicción. Villa marcó dos, en las narices de Mourinho, buscando el espacio y ofreciendo líneas de pase a Xavi y Messi. Así llegaron sus goles, así despellejó el Barça al Madrid en otro baño para la historia.