UNA PREPARACIÓN ATÍPICA
Al ritmo de la noche
La selección ha tenido que modificar los hábitos y retrasar sus horarios para adaptarlos a los encuentros a las 10 de la noche
Levantarse a las 11 de la mañana, comer a las tres y media de la tarde, hacer la siesta sobre las siete de la tarde, cenar a la 1.30 de la madrugada e irse a dormir en torno a las tres de la mañana. España ha tenido que modificar todos sus hábitos de preparación y adaptarse al ritmo de la noche, debido a que todos sus partidos en este Mundial han sido programados a las 22.00, un horario nada habitual para el baloncesto, por los intereses de Mediaset, la plataforma televisiva que tiene los derechos de la Copa del Mundo en España.
«Lo que hemos tenido que hacer es mover el reloj para comer y cenar algo más tarde e intentar que todo cuadre y que las horas de descanso sean las adecuadas», admite el seleccionador Juan Orenga, que reconoce, como lo hacen algunos jugadores, que no es la situación idónea para afrontar un torneo de estas características, aunque los resultados, de momento, acompañan y no ha habido ningún internacional que se haya quejado especialmente por los cambios.
«El trastorno no ha sido demasiado agresivo, pero aun así, hemos intentado aplicar unas pautas de alimentación estrictas y que los jugadores tengan sus horas necesarias de descanso, como mínimo ocho seguidas», explica el médico de la selección, Carlos Salas, hasta la pasada temporada en el Unicaja, que acaba de incorporarse al Madrid.
Tisanas para dormir
El tránsito para los jugadores se hace largo, sobre todo, después de los partidos. Cuando llegan al hotel, los jugadores van a la ducha y a la zona del spa, antes de la cena. Después aún tienen que someterse a los tratamientos de los fisioterapeutas y de los médicos, porque es fundamental recuperar los músculos después del importante desgaste físico de los encuentros y para tratar pequeños golpes y lesiones. «Antes de los tres de la mañana es difícil que se vana a dormir y aun así, es difícil descansar cuando aún arrastras la tensión de los partidos», cuenta Salas, que ha añadido alimentos en la cena como el cuscús para recuperar glucógenos y también alguna tisana para ayudar a relajarse.
«La gran ventaja es que se trata de un horario que se adapta para todo el campeonato», asume Toni Caparrós, el fisio de la selección y del Barça hasta esta pasada temporada. «El mayor problema es que complica el descanso de los jugadores que difícilmente tienen las horas de sueño suficientes a las que están acostumbrados».
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