El Barça sufre otro revés y se complica la Euroliga

No hay manera. No hay manera de que el Barça enderece su rumbo ni siquiera al amparo del Palau Blaugrana, donde solo había perdido dos partidos de la actual Euroliga, ante el Madrid y el Fenerbahçe. El Olympiacos, sin Spanoulis pero con un básquet basado en la fuerza, acabó con la oposición -dura y persistente, eso sí, pero casi siempre a remolque- de un Barça que, ahora sí, se está distanciando peligrosamente de las ochos primeras posiciones, las que dan derecho a los cuartos de final que dan paso a la final de cuatro de Estambul.

El Barça pinchó al final, con polémica arbitral incluida (67-69), y se fue a dormir con 7 victorias contra 10 derrotas, muy lejos ya de su primer objetivo continental del año. Mucho tendrán que cambiar las cosas para que el grupo de Georgios Bartzokas sea capaz de reengancharse a la Euroliga, porque el equipo sigue pecando de falta de solidez y de regularidad, y le falta confianza en los momentos decisivos.

FUERA DE TIEMPO

El partido de este viernes fue a cara a cruz, pero esas peculiaridades del actual equipo azulgrana hizo que la moneda cayera por el reverso. No fue ajeno a ello una polémica decisión arbitral cuando, a falta de solo 54 segundos, el Olympiacos lanzó fuera de tiempo y los colegiados, lejos de dar el balón al Barça, dejó que continuara la jugada con el rebote favorable al conjunto griego. El resultado era entonces de 64-65 y el Barça podría haber volteado un marcador que, durante todo el partido, solo osciló entre los seis puntos a favor del Barça y los cinco a favor del Olympiacos.

La igualdad se deshizo en un último minuto mejor jugador por el equipo visitante. Tras un triple de Koponen (el cuarto de cinco intentos del finlandés) que puso el empate a 67 a falta de 27 segundos, el Barça tardó demasiado en cometer falta personal para detener el cronómetro. Vezenkov lo hizo a 7,4 segundos del final, y en ese tiempo la jugada estudiada en el banquillo no pudo salir peor: Tyrese Rice se embrolló en la pintura griega y lanzó a la desesperada en una pésima posición, sellando la décima derrota europea y la tercera en casa, en un Palau en el que se confiaba para mantener vivas las ilusiones.

Y eso que, en un choque muy irregular, pero emocionante, el público (entre él estaba Gerard Piqué) vibró, animando además a un Joey Dorsey que lo intentó todo, cogiendo rebotes, completando alley-oops e incluso dando asistencias, para unas buenas estadísticas de 7 puntos y 8 rebotes. Koponen (16 puntos), Tomic (12 y 9 rebotes) y Rice (15 y 5 asistencias) colaboraron también al máximo. Pero una vez más el equipo no respondió como tal y se ha metido en una situación muy complicada del que deberá salir, si puede, arañando victorias fuera. El Palau ya no le basta.

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