"Es una pista de fórmula 1"

Joan Galcerán, 'skater' local muy rodado en California, le pone un 10 a la instalación

Joan Galcerán desafía a Newton, ayer.

Joan Galcerán desafía a Newton, ayer.

C. C. / BADALONA

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Para mantener una conversación fluida con una adicto al monopatín siempre es mejor haber cursado ya segundo o tercer grado de jerga skate, porque si no todo parece un gigantesco arcano. Están las escaleras. Hasta aquí, todo bien. Eso se entiende. Pero luego vienen los hubbas, los handrails, el volcán con un bank en pleno cráter... Y qué decir de los quarter pipes con hipes. Es más fácil explicarle a la abuela lo que es un fuera de juego en el fútbol. Por suerte, Joan Galcerán, conocido en el mundo skate como Joanet y envidiado por sus estancias en California, encuentra un modo directo y eficaz de explicar qué opina sobre la Skate Agora de Badalona. «Esto es un circuito de fórmula 1».

«Aquella zona, la que está más cerca de la calle, es la más accesible para los principiantes», explica. Es cierto. La altura de las rampas y las barandillas es más baja, como de una clase de P-3 de monopatín.

«Lo del centro ya es otra cosa». Palabras mayores. Puede que en alguna plaza o calle metropolitana haya una baranda así, pero desde luego no con esos acabados de viga de acero. ¿Es la mejor pista de Europa? Joanet asiente con la cabeza. Una respuesta más literaria (¿hay agua en el mar? o algo así) hubiera quedado estupenda para la ocasión, pero con el gesto de satisfacción que expresa con una mueca ya basta para certificar que no miente. Después, sencillamente, lanza el monopatín, se monta encima y rueda por la pista y, por un instante, parece derogada la ley de la gravedad de Newton.

Para un profano, un skater como Joanet solo es un chico con un monopatín, un objetivo preferente para la Guardia Urbana de Barcelona, que si le pilla con las ruedas sobre un banco le pena con una multa de 1.100 euros. Es un error, sin embargo, asociar este deporte al vandalismo. Lo que parece solo un chico con una gorra, ropas anchas y una tabla es en realidad una potente industria comercial. Los mejores patinadores lo hacen con material cedido por las grandes marcas. Literalmente, son publicidad sobre ruedas. Y luego están los premios que se disputan en competiciones como la prevista este fin de semana en Badalona, para la que apenas quedan entradas disponibles. El ganador del torneo se embolsará el equivalente a 76.500 dólares y, además, una plaza en el resto del campeonato de Estados Unidos, es decir, un estupendo viaje cuya etapa final será Chicago en otoño.

Este es, en realidad, un torneo con aún pocos años de vida. La primera edición se celebró en el 2010. Fue una iniciativa personal de Rob Dyrek, al que parece que el calificativo de leyenda viva le viene pequeño. Eso dicen. El caso es que intuyó que esto iba a ser un gran negocio. Y lo es. La skatemanía está en plena expansión geométrica.