Roberto Etxeberria, de fontanero a la pasarela de Nueva York

El diseñador vasco se prepara para su primer desfile en la ciudad el 7 de septiembre

La directora de la Fashion Week Madrid, Cuca Solana, y los diseñadores Moisés Nietoy  Roberto López Etxeberría  posan tras acabar sus desfiles en la semana de la moda de Madrid, en febrero del 2013. 

La directora de la Fashion Week Madrid, Cuca Solana, y los diseñadores Moisés Nietoy  Roberto López Etxeberría  posan tras acabar sus desfiles en la semana de la moda de Madrid, en febrero del 2013.  / PILAR MARTÍN

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Si el mundo de la moda es un constante ejercicio de equilibrio, Roberto Etxeberría acaba de dar un salto mortal. Se prepara para desfilar en Nueva York y lo hace sin una pizca del glamur impostado del mundillo: "Yo no hacía vestiditos a las muñecas de niño, yo salía a tomar las calles y a pasarlo bien".

Con 16 años dejó lo estudios para dedicarse a la fontanería, luego trabajó en la fundición y la microfusión, y su última ocupación antes de coger hilo y aguja, fue como repartidor de bebida: "Iba con mi furgoneta...¡Y oye, tan contento!", rememora el diseñador vasco en una entrevista. Por eso, Roberto Etxeberría -1976, Eibar, Guipúzcoa- subió a la pasarela por primera vez mucho después que sus compañeros -en el 2008, a los 32 años-, un sector árido y crítico como pocos, y que ha premiado su fuerza creativa y su singularidad estilística.

Ni un punto de distribución en España

Ahora, seis años después de poner en marcha su firma de moda para hombre, su trabajo está marcado por la experimentación con los patrones y el uso de pieles exóticas, dos ejes que combina con gusto ecléctico y que le han colocado en un extraña posición: la crítica le ensalza, pero no tiene ni un solo punto de distribución en España.

Entre sus últimos trabajos se encuentran un esmoquin en piel de pitón o una perfecto hecha en cocodrilo, dos prendas que encuentran fieles clientes -de alto poder adquisitivo y gusto por lo diferente-, en LondresNueva York y París.

"Estas tiendas suelen querer lo más difícil de vender, a veces intento hacer algo más asequible, como utilizar napas maravillosas quince veces más baratas, pero lo que quieren es pitón", explica un diseñador cuyas piezas alcanza en la mayoría de las ocasiones los varios miles de euros de precio final y que recibió el Premio Nacional al Diseñador de moda (nuevo valor), que tuvo lugar le pasado 6 de junio.

Apuesta americana

El mercado estadounidense es el que hasta ahora mejor sintonía ha mostrado con su lenguaje y de ahí esta apuesta por la pasarela: "No queremos vender mil prendas, sino ampliar el posicionamiento internacional de la marca y que el producto siga siendo muy cuidado y hecho a mano. La luna está ahí arriba, pero necesitas un cohete que te suba", apostilla.

Solo en otros dos o tres casos anteriores una firma tan joven ha conseguido entrar directamente en la sección oficial de la semana de la moda de Nueva York, ha recordado la organización a Etxeberría, que desfilará el próximo domingo 7 de septiembre en la sala Pavilion.

"Hay muy buen 'feeling' con la organización, tenemos ganas de hacer ruido y ellos -indica- están muy espectantes a ver qué llevamos". Para armar todo este ruido, Etxeberría ha ideado todo un despliegue de piel, el lenguaje que mejor domina: "No hay nada de tejido. He utilizado ante, cuero y exóticos como cocodrilo, iguana, anguila y pitón".

A pesar de su apuesta neoyorquina, su cita con la pasarela madrileña se mantiene, y para no repetir, se lanza a diseñar su primera colección para mujer, con una propuesta en la que ha revisado el 'petite robe noir' de Chanel a su manera. "Vamos, que no tiene nada que ver", declara con ironía el diseñador, que ha adaptado su arduo trabajo de patrón al maniquí femenino: "En mi cabeza hacer mujer no es hacer princesitas, intento buscar una mujer que tenga cosas que contar".