¿Una declaración de 'costellada'?

Pleno del Parlament para votar la declaración soberanista.

Pleno del Parlament para votar la declaración soberanista. / periodico

Albert Sáez

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El resultado de la votación de ladelaración soberanista del Parlament no es un asunto menor y merecería alguna reflexión serena de la clase política catalana. Pero la observación debería ser cruzada. Quienes votarán que sí han de fijarse en los resultados del no. Y al revés. Los 85 o 86 votos a favor representan una mayoría clara del Parlament y una mayoría social innegable. Pero no suponen un salto adelante sustancial. Ni respecto a la votación del pasado mes de septiembre ni respecto a las anteriores ocasiones en las que la Cámara se ha pronunciado a favor del derecho a la autodeterminación. "En el marco de la Unión Europea solo lo conseguiremos si se convierte en el clamor de una mayoría social incontestable y actuamos de una forma incuestionablemente democrática". La cita no es de ningún editorial de la caverna hispánica. Es de un socialista del Baix Llobregat, Pere Pugès. Pero no del aparato, sino que forma parte del documento estratégico que en el verano de 2009 redactó para iniciar al proceso de constitución de la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Lo revelaPere Martí en un libro que está a punto de salir a la venta sobre la manifestación de la Diada del 2012. Esa cita deberán grabársela en la frente quienes quieran administrar una declaración con 86 o 87 votos a favor. Tras las elecciones y tras el acuerdo de Gobierno, los dirigentes de CiU y ERC deben iniciar un proceso de reflexión sobre la administración que han hecho del patrimonio que Pugès y sus cuatro compadres generaron durante más de tres años de trabajo sordo pero hecho desde la base, más solido que las proclamas y los canutazos de los funcionarios de partido.

"La Plataforma propone una organización territorial de acuerdo con el modelo federal a partir del reconocimiento del derecho a la autodeterminación de las nacionalidades y regiones con personalidad étnica, cultural e histórica propia en el seno del Estado español". La cita no es de ningún grupúsculo independentista ni extraída de los informativos de TV-3 que tanto preocupan a algunos. Forma parte del manifiesto que Felipe González elaboró para presentar la Plataforma Democrática, el artefacto que inventó en la pre-transición española para combatir la Junta Democrática de los amigos burgueses de Carrillo. Releer esos papeles le iría bien aPatxo Unzueta y a toda la izquierda que sigue empeñada en arrinconar los sentimientos nacionales en la derecha política. Y leerlos les iría bien a algunos dirigentes del PSC que hablan como si la historia empezara con la Constitución de 1978. Antes, PSC y PSOE entendían el modelo territorial como uno de los puntales de su alternativa política. Fernando Abril Martorell fue el encargado de abrirle a Alfonso Guerra las entrañas del Estado unitario. Y el pacto funcionó. Pero desde Aznar y su reinvención de la historia de la Segunda República, la derecha ha roto el pacto y se ha sentido desligada de los acuerdos constitucionales. Ahora lo hacen los nacionalistas. ¿Ha de quedarse el PSOE -y el PSC- defendiendo un pacto que no tiene socios? La cita de González deberían grabársela en la frente los que hoy pensarán que los 86 o 87 votos a favor de la declaración son una derrota del soberanismo.

Hay una patata caliente en el hemiciclo de la Ciutadella. Y una nueva centralidad política por definir. ¿Será la de Mas entre Junqueras y Duran? ¿Será la de Junqueras entre Mas y Navarro? ¿Será la de Navarro entre Mas y Sánchez-Camacho? Quien rompa los bloques llevará mano en la partida. Mientras, la declaración -a favor o en contra- no pasará de partido de 'costellada'.