Al contrataque

Unos pagan, otros evaden

ERNEST FOLCH

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Mientras a usted y a mi nos suben los impuestos, nos incrementan el IVA y nos reducen los servicios, una panda de listos se escapa de la ratonera por la puerta de atrás. Se nos ha hecho intentar creer, por supuesto sin que se lo tragara nadie, que todo el mundo sería solidario con los esfuerzos fiscales, pero tarde o temprano aflora la terrible verdad, o por decirlo de una manera más suave, la dulce mentira.

La última patraña la conocimos el martes: 31 de las 35 empresas del Ibex 35, el 91% de todas las cotizadas en el principal indicador bursátil español, tenían en el 2011 sociedades participadas en territorios de baja o nula tributación. Que traducido al cristiano quiere decir: evaden impuestos en las Islas Vírgenes a través de sociedades interpuestas.

No se piensen ustedes que esta información tan ejemplarizante la supimos como resultado de una investigación de ningún reportero Gustavo que se adentró de noche en los archivos secretos de las grandes empresas españolas. No. Se trata en realidad de un avance de lo que ellas mismas confiesan sin ningún rubor en las memorias anuales que harán públicas a la luz del día, con luz y taquígrafos, y más tarde delante de una junta de accionistas previamente pactada y controlada, que así es como funciona la dictadura del dinero: quien paga manda. El sarcasmo es que son ellas mismas las que confiesan el delito legal, y si a usted no le gusta le retiramos la publicidad, y aquí paz y después gloria.

Lo más curioso del caso es que hace tiempo se empezó una curiosa y por cierto razonable campaña de persecución y denuncia a las multinacionales tipo Google o Apple que han ido trasladando sus beneficios a lugares como Irlanda donde la tributación es casi cero. El conocimiento de aquella trampa escandalizó a la opinión pública: mira esos extranjeros, venían a decirnos, que se hacen ricos a costa nuestra sin dejar nada en el país.

Empresas españolas

Pero mira por donde que el festival de los paraísos fiscales era sobre todo un problema de las empresas españolas, y no de cualesquiera, sino precisamente de las que más deberían pagar. Semejante escándalo convenientemente informado con sordina no hace sino poner encima de la mesa lo que ya temíamos: esta crisis la vamos a pagar los que no tuvimos ninguna culpa de ella. En este siniestro Monopoly, la banca se va a llevar la pasta, y se escapará por la puerta de atrás sin pagar ni un miserable impuesto. Y mientras acusan de demagogos a los que denuncian el fraude, se cierran hospitales y se ahogan los teatros para que una pequeña casta siga perpetrando el atraco, pero esta vez bajo los cocoteros libres de impuestos de Belice. De este club selecto forman parte ya políticos, el Ibex 35 casi en pleno, y el omnipresenteUrdangarin.Por si no lo sabían, vivimos una nueva era con un lema sagrado: Nosotros pagamos, ellos evaden.