Al contrataque

El Estado y los ovarios

XAVIER SARDÀ

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La derecha dando lecciones de moral llega a veces a proporciones de insulto a la razón. Un insulto a la razón como cuando la mafia moralista dice fomentar el deporte inaugurando canchas ensangrentadas. Se me perdone, pero con esto del aborto me abandono al tópico. Como ellos. Su guerra antiabortista huele tan mal que neutraliza cualquier discurso razonado. Según sus espasmos de supuesta integridad, ellos están por la vida y nosotros por la muerte y el genocidio.

Según ellos, nosotros aprovechamos la menor ocasión para aconsejar a las mujeres que aborten por pura diversión. Según ellos, las mujeres abortistas gustan de los aquelarres del raspado y de las pócimas de la píldora abortiva. Según los macarras de la moral, nos excita la aspiración, la dilatación y la evacuación de nuestras hijas.

Ahora, con la ayuda de su dios, quieren acabar con nuestra bacanal y el pandemonium silencioso de los nonatos. Nuestras hijas embarazadas por el condón roto deberán tener el hijo. Nuestras hijas embarazadas a los 15 años por el sueño de una noche de verano, deberán tener el hijo aunque no lo deseen. Las madres con hijos, sin recursos y extenuadas por el salario mínimo o cualquier mierda parecida, deberán tener el hijo en caso de un nuevo embarazo no deseado.

Da lo mismo que el feto de cualquier mujer embarazada en España sufra de hidraencefalia, ciclopia, atresia duodenal, deformaciones encefálicas, divertículo de Meckel, mielomeningocele, síndrome de la Sirena... deberá tener el hijo. Da igual que la malformación sea leve o severa. Da igual si desea tener al hijo o no. Si lo desea, bien. Si no, a joderse, que es muy católico.

A españolizar

A partir de ahora, Wert podrá españolizar a los malformados y a los no deseados que le proporciona Gallardón. Algo es algo. Serán la hueste fruto del incidente y la eugenesia invertida. En un solo año tendremos los cien mil hijos de la Conferencia Episcopal. Vendrán al mundo con el código penal y la biblia en los ovarios de sus madres.

Puede que mi sarcasmo resulte desagradable. Así lo espero. Hace muy poco Europa vivió bajo la bota del fascismo y posteriormente del comunismo.

Hitler, al principio, fue visto con buenos ojos por buena parte de la derecha de los países occidentales y despertó enormes simpatías en Estados Unidos. ¿Quién denunció el asesinato masivo de los alemanes con minusvalías? ¿Quién denunció el posterior holocausto? ¿Qué hizo el Vaticano a pesar de que algunos sacerdotes les informaban de las atrocidades? Nada. Total, mataban a judíos, comunistas, delincuentes, gitanos y homosexuales. Callaron. Eso si, ahora se atreven a condenar a mujeres en situación de especial vulnerabilidad. ¡Qué valientes!