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Es poco probable que este haya sido el "verano más fresco del resto de nuestras vidas"

CALOR

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Andrea Arnal, fact-checker de ciencia en Verificat

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Arranca septiembre y muchos empiezan a despedirse de un verano cargado de cifras récord de todo tipo y en las redes sociales, como suele ocurrir, el clima se ha reducido a meme, con un mensaje que se ha repetido sin parar desde que apareciera la primera ola de calor a España, el pasado 11 de junio: "Este va a ser el verano más fresco de nuestras vidas"

Científicos, periodistas…. Muchos han compartido la que probablemente haya sido una de las frases más repetidas en Twitter este verano (el climatológico acabó el 31 de agosto), al menos en España. Se popularizó gracias a una imagen viral en la que Homer Simpson se lo decía a su hijo Bart, aunque lo cierto es que ya el año pasado, algunos hilos de Reddit y artículos en medios estadounidenses analizaban esta frase viral que tanto ha triunfado. 

Es cierto que es un momento para la reflexión porque como también viene pasando desde hace unos años, el verano que hemos tenido no ha sido normal: junto a tres olas de calor —una de las cuales fue la más intensa, la más extensa [a nivel de territorio] y la segunda más larga desde 1975— y el julio más cálido desde que hay registros (1961) —aquel mes, 70 estaciones meteorológicas de la Aemet marcaron récords absolutos de temperatura—, ha tenido lugar una acuciante sequía que es posible que se alargue durante mucho tiempo, acompañada de incendios de una virulencia inusitada. 

Todo esto se ha traducido en más de 260.000 hectáreas quemadas en lo que va de año, según datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (Effis, por sus siglas en inglés), y más de 4.600 muertes vinculadas a las altas temperaturas de este verano, según estimaciones del sistema de vigilancia MoMo, coordinado por el Ministerio de Sanidad. 

Pero, ¿significa esto que el cambio climático no hará más que sofocar nuestros veranos de manera unidireccional? No, el calentamiento global es una tendencia y, aunque las temperaturas han subido una media de 0,2 ºC por década, no significa que absolutamente todos los veranos que siguen vayan a ser necesariamente más calientes.

Una frase que no gusta a expertos

Por mucho que se haya compartido, la frase no es cierta: “Sirve para sensibilizar, pero stricto sensu es falsa”, señala a Verificat Enric Aguilar, climatólogo y director del departamento de Geografía de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona). Coincide con él Marc Prohom, jefe del área de Climatologia del Servicio Meteorológico de Catalunya: “No es nada afortunada”. Otro meteorólogo, Juan Jesús González Alemán, de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), va en la misma dirección: “Yo me he negado a usarla [...] Para mí esta frase no es correcta”. 

El motivo de su disconformidad con el mensaje radica en que, si bien es cierto que como reclamo es efectivo —quién no ha escuchado esta frase al menos una vez en todo el verano—, también puede ser “peligroso”,  tal y como señala el ambientólogo y divulgador climático Andreu Escrivà, ya que “no refleja científicamente lo que es una línea de tendencias”. 

El cambio climático y su forma de ‘sierra’

Los científicos que estudian el clima están más que acostumbrados a trabajar con unas gráficas de temperatura que, en la inmensa mayoría de los gráficos, forman una línea con apariencia de sierra, es decir, que tiene picos hacia arriba y hacia abajo. Seguro que alguna vez has visto una de esas. 

Esos picos significan que no todos los años hace cada vez más calor, sino que a veces bajan un poco los valores, luego vuelven a subir, más adelante vuelven a descender… O sea, que el aumento no es continuado y lineal, sino que va fluctuando. Por ejemplo, si echamos la vista a los últimos años, realmente ha habido veranos más y menos cálidos. El aumento no es unidireccional. De hecho, según Prohom, el último verano cálido con estas características, a escala peninsular y de Catalunya, fue en 2003: “Es verdad que en algunos sitios ha sido más cálido, como en el Pirineo”, añade. Estos fenómenos, insiste, serán “cada vez serán más frecuentes”, si bien indica que la fecha exacta —cada diez, quince, seis, ocho años—- no se puede saber con precisión. 

Lo que no va a cambiar, al igual que no lo ha hecho en las últimas décadas es la tendencia: sí, la temperatura media global es cada vez mayor. ¿Cuánto de mayor? Según datos de la NASA, la temperatura global ha aumentado alrededor de un 1,1 ºC desde la época preindustrial, mientras que ese aumento es de 1,7 ºC si hablamos solamente de España, según recoge la Aemet. 

Munición para negacionistas y retardistas

Además de que la imagen no ayuda a entender bien de qué hablamos cuando hablamos de cambio climático, cuyo aumento de las temperaturas puede verse interrumpido por anomalías locales o situaciones puntuales que poco tienen que ver con la progresión global media, son sobre todo “munición a estos retardistas (aquellos que piensan que los efectos del cambio climático no son tan graves y que, por tanto, se pueden aplazar las medidas para mitigarlo) y a estos negacionistas”, indica Escrivá, ya que, “si el año que viene hace más fresco que este año, dirán: ‘¿Veis como sois unos alarmistas? ¿Veis como nos estaban mintiendo? ¿Veis como no tenían razón?”.

Coincide con él Alemán, quien añade que “hay posibilidades de que el verano que viene sea más fresco que este año”, lo cual puede hacer que, si sucede, “haya gente que diga que [los meteorólogos] somos unos alarmistas”. 

En ciencia, este argumento entra dentro de lo que los científicos llaman falsa equivalencia, es decir, poner al mismo nivel dos realidades completamente distintas. En este caso, sería interpretar una situación anómala temporal, fruto de la meteorología concreta de un lugar en un momento dado —puede que en España haga frío en verano el año que viene por circunstancias puntuales de la atmósfera— con la climatología —los modelos apuntan a que, de media, las temperaturas seguirán subiendo en España, y en el resto del mundo—. Hay que recordar que meteorología y climatología no son lo mismo: mientras que la primera corresponde al estado de la atmósfera en un momento y lugar concreto —si un día llueve, o hace sol, o nieva en Barcelona, por ejemplo—, la segunda hace referencia a los valores promedio de temperatura, lluvias en un lugar durante un periodo largo de tiempo.

También contiene la falacia de las expectativas imposibles, ya que insiste en esa idea de que el año que viene, si el verano no es como el meme ha predicho que sería —y existe la probabilidad de que no sea así— la idea de que el cambio climático existe también es falsa. 

La década más fresca del resto de nuestras vidas

Los meteorólogos insisten en que no se puede saber a ciencia cierta qué pasará el año que viene: “Si tú me preguntas en abril del año que viene cómo va a ser el verano de ese año o del 2024, o del 2025, lo más riguroso será decir que es cada vez más probable, a medida que vayan avanzando los años, que el verano de ese año sea lo más parecido al de 2022”, indica González Alemán. 

Con todo, Marc Phorom, de Meteocat, indica que es “muy improbable” que se repita de forma consecutiva un verano como este. Lo que sí es más probable es que los veranos sean así dentro de una década. Según el Centro Hadley de MetOffice, el servicio meteorológico británico e institución puntera en modelización climática a nivel mundial, veranos como el que hemos experimentado sí serán habituales a partir de 2035 a escala europea. Y en 2100, un verano normal en Centroeuropa será 4ºC más cálido que en la era-preindustrial. 

Por eso, y como señala González Alemán, lo más correcto y lo más probable si no le ponemos freno a la emisión de gases de efecto invernadero, que son las que están causando este calentamiento, es decir que "esta década será la más fresca de nuestras vidas". 

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