REPTIL DE GRAN TAMAÑO

Nacen 38 anacondas en el Bosque Inundado de CosmoCaixa

Los ejemplares se cederán a zoos y centros de investigación cuando alcancen las condiciones para ser donados

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La pareja de anacondas verdes que viven en el Bosque Inundado de CosmoCaixa, en Barcelona, han tenido descendencia: 38 crías venidas al mundo después de los siete meses 'de embarazo' de su madre, que habita en este espacio desde hace 12 años. "La reproducción de estos animales que viven en cautividad es un indicador de las buenas condiciones en que se encuentra su hábitat, tanto en en mantenimiento como en nutrición, socialización y estado de salud", ha destacado la Obra Social La Caixa en un comunicado.

Los recién nacidos, que pesan 250 gramos y miden entre 75 y 80 centímetros de largo, se encuentran en buen estado, aunque aún deberán mudar la piel para comenzar la ingestión de alimentos. En el momento en que ya estén en condiciones de ser donados, los ejemplares se cederán a diferentes zoos y acuarios, así como a universidades que tengan proyectos de estudio sobre esta especie con el objetivo de profundizar en su conocimiento.

La anaconda verde ('Eunectes murinus') es la mayor serpiente del mundo. Puede alcanzar hasta 12 metros de largo, aunque lo más habitual es que los machos midan unos tres metros y la hembras lleguen a seis. Se trata de una especie semiacuática que habita en zonas de aguas poco profundas en sabanas y bosques tropicales. Es común sobre todo en la cuenca del Orinoco, en el este de Colombia y en la cuenca del río Amazonas, en Brasil, así como en los Llanos inundables de Venezuela.

Las hembras son ovovivíparas e incuban internamente sus huevos durante unos siete meses. Normalmente tienen de 20 a 40 crías, pero el récord está en 82. Cuanto mayor es la hembra, más numerosa puede ser la puesta. Normalmente, en la naturaleza se reproducen cada dos años. 

ALIMENTACIÓN

Después de nacer, las crías ya son totalmente independientes. Su alimentación incluye desde peces hasta mamíferos, pasando por reptiles y aves. Detectan las presas por las vibraciones de los movimientos así como por el olor (estímulos químicos detectados a través de la lengua y del órgano de Jacobson (u órgano vomeronasal) o bien por los órganos detectores de calor, situados en el rostro, sobre el labio superior. Prefieren las presas más grandes que ellas y consumen desde caimanes a capibaras, pecaris, aves u otras anacondas (sobre todo las grandes hembras, que pueden depredar los machos más pequeños).