ENTREVISTA CON YOLANDA KAKABADSE, PRESIDENTA DE WWF INTERNACIONAL

"Los zoos son una maravilla de lugar para entender el planeta"

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MANUEL VILASERÓ / MADRID

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Yolanda Kakabadse (Quito, Ecuador, 1948), presidenta desde hace más de seis años de la oenegé ecologista WWF, ha estado estos días en Madrid para asistir a unas jornadas sobre el futuro del agua y aquí se ha enterado de que el panda, el símbolo de su organización, ha salido de la lista de especies en extinción.

Síííííí. Es una gran victoria. No solo de la organización, sino en este caso de China, que ha hecho un gran trabajo.

Igual deberían cambiarlo… No, claro que no. Ahora es un símbolo de que con el trabajo y el esfuerzo se pueden cambiar las cosas.

El regalo de una pareja de pandas que el Gobierno chino hizo en 1978 a la reina Sofía y esta entregó al zoo de Madrid sirvió para popularizar la especie, pero muchas algunas organizaciones cuestionan que estas instalaciones deban existir. En Barcelona hay un gran debate abierto. Los zoos son un centro educativo importantísimo. Un 60% o 70% de sus visitantes son personas que nunca tendrán la oportunidad de ver esas especies en la naturaleza.

Pero los animales sufren al estar encerrados y a veces se les maltrata. Ya no se les maltrata. Antes había unas jaulas mínimas… Los zoos han mejorado en esto y deben seguir haciéndolo, pero no podemos prescindir de ellos. Es una maravilla de lugar para entender lo que es el resto del planeta.

Este mes de septiembre en España se están batiendo todos los récords de altas temperaturas. ¿Estamos llegando tarde para frenar el cambio climático? Muchos pensamos que los esfuerzos que se están haciendo van a ser insuficientes. El desafío es enorme. Luchamos contra un comportamiento humano que es no preocuparse hasta que no te golpeas.. Fíjese lo que le pasó al alcalde Bloomberg, de Nueva York. Negó el cambio climático hasta que el huracán Sandy golpeó su ciudad. Perdió millones de dólares en daños e infraestructuras, además de vidas. Ese día pidió perdón.

¿El acuerdo de París no será suficiente? Es un acuerdo importante sobre todo por la dinámica que crea, al margen de si se ratifica o no. Estamos viendo que en los mismos Estados Unidos, los estados del noreste y California están haciendo mucho más que si tuvieran el acuerdo ratificado porque no hay otra opción. Ha habido ya una gran cantidad que de desinversiones en combustible fósiles. Desde Apple, Axa, Bloomberg, retirando fondos de empresas petroleras e invirtiendo en energías renovables.

¿Que más hará falta? Hay que reducir sobre todo las emisiones en el tema del transporte. Tenemos que hacer cambios en el tráfico urbano. No se puede esperar más. Las ciudades se han convertido en una bomba de relojería.

El problema es cómo se mete mano a este problema. Barcelona supera los índices legales de contaminación año tras año. Uno de los retos que tenemos es lanzar mensajes que sean entendibles. ¿Qué quiere decir emisión de gases de efecto invernadero? Yo no soy técnica, no soy científica, no tiene ningún significado para mí. Los mensajes tienen que estar pegados al día a día para que la gente los entienda. Como hemos hecho con el agua: no dejes abierto el grifo mientras te estás lavando los dientes.

Pero las campañas a favor del transporte público no acaban de calar. ¿Sabes cuándo cala? Cuando te toca el bolsillo. En Londres ha calado porque lo que te cobran por entrar a la ciudad es carísimo. Lo mismo está sucediendo en Holanda.

Dígame algo que haga en su vida diaria para que el planeta sobreviva. Me he cambiado a una casa más eficiente, con energía solar. Espero que pronto pueda depender exclusivamente de energía solar.

Para esto hace falta valor político. Son medidas impopulares. En Holanda todos lo han aceptado. Encontrar un estacionamiento te cuesta lo que antes te costaba una semana de peaje. Por un día te cobran 50 euros. Y el que puede pagar 50 euros ya es uno entre un millón. El resto deja fuera su carro.

Aquí nos cobran por eso ¿lo sabe? El llamado 'impuesto al sol'. ¿Quién puso ese impuesto? No lo puedo creer. Es lo peor que puedes hacer.

Dígame otra. No tirar nada de comida. Consumimos mucho más de lo necesario. Lo que tú te pones en el plato no te lo terminas. En el restaurante te sirven unos platos enormes que no tienes capacidad de digerir. Van todos a la basura. La generación de mis hijos lo primero que ve es la etiqueta. Si ya pasó la fecha de caducidad, se va a la basura. El 43% de la comida empaquetada se va a la basura. Es inmoral. Y no es porque esté dañada: la fecha de caducidad la pone el productor, al que le interesa que el producto dure poco.

El exministro de Medio Ambiente español Miguel Arias Cañete fue objeto de burla cuando dijo que consumía yogures caducados. Yo lo hago. Lo miro, lo huelo y si está bien lo consumo. Lo mismo que los tomates, si están más pasados, los cuezo, no los tiro. Solo una tercera parte de los que se va a la basura serviría para saciar el hambre de 800 millones de personas.

¿Qué podemos hacer? Educarnos, consumir con responsabilidad. Viví una experiencia muy linda en Estocolmo: en un hotel donde estábamos alojados  en las mesas donde recogías la comida del bufé había un letrero en letras bien grandes que decía: "Sírvase lo que va a consumir. Lo que deje en plato se lo vamos a cobrar." Nadie dejó una miga de pan.