Joaquim Llovet, o el paso de la historia local a la Historia

Joaquim Llovet, decano de los historiadores de Mataró.

Joaquim Llovet, decano de los historiadores de Mataró. / periodico

Joan Giménez, doctor en Historia Moderna

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Este desgraciado agosto de 2017, excesivo en muertos, también se ha llevado de entre nosotros el historiador de Mataró Joaquim Llovet.

El maestro y amigo nació en Mataró un ya lejano 1921, en el seno de un hogar obrero. Hizo sus estudios en los Maristas de Sant Josep, la versión pobre de la mencionada institución en Mataró.

Con 16 años, en 1937, empezó a trabajar en el Ayuntamiento de Mataró y el azar hizo que fuera destinado al Archivo Municipal. Este hecho condicionaría toda su vida y al mismo tiempo la evolución de la historiografía mataronesa.

Para definir la personalidad del señor Llovet -como la llamaba todo el mundo en  Mataró- hay dos elementos, en mi opinión, fundamentales. El primero es que fue un modelo perfecto de autodidacta. Nunca pisó -como alumno- las aulas universitarias y sin embargo en su madurez el mundo universitario lo reconoció como uno de los historiadores modernistas catalanes más relevantes de la segunda mitad del siglo XX. De hecho, nunca fue un ‘profesional’ de la historia en el sentido de que dependió, económicamente, de su trabajo como administrativo en diferentes empresas para su subsistencia y la de su familia.

Estos dos elementos circunstanciales permiten conocer algunos de los rasgos fundamentales que definirían la personalidad de Llovet: su inteligencia y su capacidad de trabajo. Capacidades que él vertió plenamente a su pasión, el estudio, el conocimiento y la difusión de la historia local.

Sin embargo, los su primeros pasos de juventud parecían encaminarlo hacia el género periodístico. En 1940 publicaba en la prensa local ‘Mosaico contemporáneo de nuestra marina’ en el que combinaba referencias históricas con comentarios de actualidad. En los años siguientes continuó esta tarea periodística con títulos tan sugerentes como ‘Pascua en el Islam’ (1942) o ‘Día de Zoco’ (1940), fruto de su estancia en Melilla al cumplir el servicio militar. Esta faceta periodística se complementó con diversas entrevistas y también con la crítica cinematográfica.

En los años siguientes el profundo conocimiento que tenía del Archivo Municipal le llevó a escribir diferentes artículos cada vez más ligados a la historia local y, gracias a ello, al publicarse la colección ‘Enciclopedia de Catalunya’, le fueron encomendados los volúmenes 30 y 32 correspondientes a la ciudad de Mataró. Esto fue en 1959.

Me contaba el señor Llovet que no sólo tuvo que escribir el texto sino que también tuvo que hacer las gráficas y la planimetría de la obra y como algunas zonas de Mataró crecían urbanísticamente a más velocidad que la planimetría oficial él mismo, sobre el terreno, trazaba los planos de las calles que se iban construyendo en las barriadas.

Esta obra marcó, sin duda, el trabajo posterior del autor y definió sus grandes capacidades para interpretar la complejidad del devenir histórico. Los viejos recursos de la historia local de exaltación del lo propio dejaban paso a una nueva manera de hacer historia que integraba geología, climatología, demografía, urbanismo, agricultura, instituciones políticas y culturales, etc. Nacía el historiador que traspasaba el marco de la ‘historia de campanario’ o ‘historia de fiesta mayor’ -palabras despectivas acuñadas por los detractores de la historia local- y nacía de la mano de Llovet la primera historiografía local de base científica. 

"De la mano de Llovet, nacía la primera historiografía local de base científica"

Esta evolución vino de la mano del profundo conocimiento que Llovet tuvo de las corrientes más innovadoras de la historiografía contemporánea y, más concretamente de la francesa. A través de sus contactos con el demógrafo Josep Iglésies y con Jaume Vicens Vives, Llovet conoció y se hizo suyos los principios de la Escuela de los Annales.

Con estos fundamentos y su trabajo meticuloso y riguroso, Llovet se lanzó, en los años siguientes, a escribir un buen número de obras, muchas de ellas galardonadas con el Premio Iluro- que contribuyeron a definir el modelo catalán de relación con las colonias americanas y, también, a poner las bases de la Catalunya del siglo XIX a partir de los procesos puestos en marcha en los últimos siglos de la Edad Moderna en zonas como Mataró y el Maresme. Había nacido el Llovet historiador modernista.

Son testimonio de esta etapa las obras ‘Mataró 1680-1719. El pas de vila a ciutat i a cap de corregiment’ (1966), ‘Constructors navals de l’ex-província marítima de Mataró. 1816-1875’ (1971), ‘Cartes a Veracruz’ (1974) y ‘Els viatges del capità Moreu’ (2009).

Trabajador infatigable hasta los últimos meses de su vida, continuó publicando en ‘Fulls del Museu Arxiu de Santa Maria’, revista especializada en la historia de Mataró con la cual colaboró desde sus inicios.

Las aportaciones de Llovet le valieron el reconocimiento de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona y también de la Real Academia de la Historia.

La ingente labor investigadora, que llevó a cabo en su dilatada vida, permitió elaborar una historia de base local -de carácter científico- que ayudó a comprender los grandes procesos históricos que vivió Catalunya en los último siglos de la Edad Moderna. Al mismo tiempo puso en el mapa histográfico, en mayúsculas, la ciudad de Mataró como paradigma de los cambios económicos y sociales de la Catalunya del siglo XVIII.