Desafíos motivantes

Cuatro son los desafíos habituales para las pymes: captar y retener el talento, mejorar la eficiencia, obtener recursos y crecer

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ALBERTO FERNÁNDEZ TERRICABRAS. PROFESOR DE IESE BUSINESS SCHOOL

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Ya pasó el Blue Monday, llamado así, entre otras cosas, porque alrededor de esa fecha nos damos cuenta de que no vamos a cumplir los propósitos que hicimos a final del año pasado. Pero si usted trabaja en una pyme, el Blue Monday no es para usted. En una empresa, los objetivos se han de cumplir. La buena noticia es que tiene todo el año para conseguirlo; la mala es que no se puede relajar, y ha de empezar ya.

¿Cuáles son sus objetivos? El primer problema para algunos es que… ¡no los tienen! Pues mal, muy mal. Hay que tener objetivos, me refiero a objetivos de cambios (mejoras) importantes en su organización. Aquellas que son necesarias para competir o porque son cosas que piden los clientes, los proveedores o alguna otra persona u organización vinculada a nuestra organización. Han de ser retos. Seguro que le gustará la definición de la RAE, a la que recurro asiduamente: un reto es un objetivo difícil de llevar a cabo y que constituye, por ello, un estímulo y un desafío para quien lo afronta. Por tanto, han de ser ambiciosos (desafíos) pero al mismo tiempo realistas (motivantes).

Destacaría cuatro retos habituales para las pymes:

1. Captar y retener talento. La alta competencia requiere tener buenos profesionales. Las pymes pueden tener más dificultades en captarlos por ofrecer menores compensaciones o porque pueden parecer (que no ser) menos atractivas para los candidatos. A veces se tratará de pagar un poco más o de ser creativos en lo que se ofrece (por ejemplo, flexibilidad laboral u otros aspectos que valore el candidato) o, simplemente, se tratará de comunicar mejor el atractivo que tiene trabajar en empresas de tamaño reducido, que proporcionan una visión más general, menos burocracia y la posibilidad de tener mayores responsabilidades que en una gran empresa.

2. Mejorar la eficiencia. Hay pymes muy poco eficientes. Las razones son básicamente tres: falta de conocimiento, falta de profesionales o falta de recursos para invertir. Es muy habitual que coincidan todas ellas en muchas empresas. La falta de eficiencia conlleva falta de competitividad, ya sea por unos costes más elevados o por no poder hacer cosas que una mayor eficiencia permitiría, en ámbitos comerciales o productivos. No es una situación sostenible para muchas organizaciones mientras que a otras, no les permite dar el salto de calidad que podrían dar. ¿Cómo hacerlo? Como decíamos, poniéndose objetivos, fichando buenos profesionales e invirtiendo en procesos que mejoren la eficiencia (por ejemplo, productivos o de sistemas de información).

3. Obtener recursos. Para captar profesionales y para llevar a cabo inversiones puede ser necesario obtener recursos financieros. Muchos directivos de pymes no conocen las fuentes de financiación a su alcance o bien no se ponen las pilas para cumplir las condiciones necesarias para su obtención. Y, sin recursos, no hay proyecto ni puede haber una buena gestión. No se trata solo de financiación bancaria; hoy en día hay buenas oportunidades de acceso a financiación pública para las pymes. Alternativamente, se puede pensar si tiene sentido dar acceso al capital, es decir, a la propiedad, a nuevos inversores. Algunos propietarios no lo hacen por preferir tener la propiedad completa o el control de una pequeña empresa ineficiente a un porcentaje menor de una empresa que funcione mejor.

4. Crecer. Un reto para la mayoría de pymes por diversas razones que implicarán distintas formas de crecimiento. Lo primero que la dirección se ha de preguntar es para qué quiere crecer. Muchas empresas piensan en el cómo sin pensar en el para qué. Las razones puedes estar relacionadas con los anteriores retos; para captar y retener talento, o para ser más eficientes También porque nos lo pida un cliente, para desestacionalizar las ventas, para depender menos de los ciclos económicos de una determinada industria o para aprovechar una oportunidad. Y hay más. ¿Cuál es la suya? Difícil que no encuentre alguna buena razón para crecer. Pero, ¡cuidado!, crecer tiene un riesgo. Si lo hace mal, vivirá peor. Si se pone a ello, mejor que crezca bien, poniendo los recursos necesarios y sin perder aquello que hace a su empresa diferente y atractiva.

Nuevos mercados

Una de la formas de crecer es la apertura de nuevos mercados. Esto entraña para muchas pymes la dificultad de tener que salir de su zona de confort hacia nuevos mercados, con distintos hábitos de consumo, culturas e idiomas diferentes e, incluso, otras métricas.

Como ve, los retos no han de ser muchos; ¡no pueden ser muchos! Entre otras razones porque, seguramente, tampoco se trata de cambiarlo todo. Y porque los objetivos han de ser razonables en relación a los recursos económicos y el equipo humano que tenga.

Una pésima excusa para no fijarse retos es que la realidad es cambiante. Ciertamente, puede serlo por diversos motivos (económicos, políticos, regulatorios u otros). Pero la empresa estará en mejores condiciones para detectar problemas y reaccionar si se ha fijado esa hoja de ruta, lo cual implica marcar unos retos para el 2018 y, muy recomendable, también para los próximos tres a cinco años.

Yo le lanzo mi reto: ¿será su empresa mejor a finales de año? Le deseo suerte y un buen trabajo para conseguirlo.