¿Para qué queremos turismo?

Si pensamos a largo plazo es necesario que nos planteemos para qué queremos turismo. Si somos capaces de ponemos de acuerdo en este para qué, las cuestiones que bombardean la discusión política y social sobre esta actividad serán mucho más fáciles de respo

¿Para qué? Consensuar una respuesta es crucial_MEDIA_1

¿Para qué? Consensuar una respuesta es crucial_MEDIA_1

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Es el momento de empezar a concluir el debate acerca del turismo. A nadie se le escapa el hecho de que los impactos del turismo son múltiples, incluso algunos difíciles de cuantificar. Y todo el mundo parece tener una opinión y conocer perfectamente cuáles serán las implicaciones, los peligros y las oportunidades que podría suponer ponerle un freno.

Es indudable que el ser humano está asumiendo el mundo entero como un lugar a visitar. Quizás deberán realizarse investigaciones científicas acerca de si en el ADN llevamos inherente esta necesidad de descubrir. Y ante esta necesidad, el debate en la calle lleva a plantear si tenemos que poner puertas al campo y limitar la necesidad de ir a conocer lo desconocido de los viajeros que realizan 1.200 millones de desplazamientos internacionales cada año.

Barcelona es un destino turístico por excelencia, los récords de cifras lo demuestran cada año: más de 20 millones de visitantes anuales, más de 8 millones de turistas, un impacto directo del 12% al PIB de la ciudad, y una de las principales fuentes de empleo. Estas cifras me hacen pensar en una cuestión que puede ser tildada de recurrente y poco realista, pero a la que la ciudad debe enfrentarse en momentos como este, sobre todo si piensa a largo plazo y no a dos o tres años vista. La cuestión es bien sencilla: ¿para qué queremos turismo? No me planteo una respuesta puramente económica o filosófica, sino que con la profundidad de la propia cuestión, ¿para qué?

Diversidad de respuestas

En momentos como los actuales, en los que el debate pasa de la calle a la escena política, encontramos diversidad de respuestas en el análisis de este para qué. Para el profesional del sector este para qué estará relacionado con el cumplimiento de unos objetivos económicos. Para el profesional de la política, estará basado en la creación de riqueza para sus conciudadanos. Quizás para algunos comerciantes, el para qué estará centrado el poder tener una mayor cifra de ventas. Y probablemente algunos ciudadanos crean que está relacionado con el propio orgullo de mostrar tu ciudad al mundo.

Y considero que ahí reside el problema, en los para qué. Desde el momento en que tenemos diversidad de respuestas, y no existe una sola que compartamos, tendremos un trabajo a realizar. Mi propuesta es la siguiente. El para qué queremos turismo responde a lo que algunos llamamos turismo responsable. El turismo es responsable cuando promueve un intercambio de culturas, un aprendizaje, un mayor conocimiento de las diferentes costumbres, la integración en uno mismo de lo que te ofrece el otro. Una actividad que promueve la cultura propia y la transmite a los demás, respetuosa con el local y el foráneo, que no confronta las percepciones de lo que es positivo para unos y negativo para otros. Hoy en día necesitamos, más que un enfrentamiento acerca de si estamos a favor o en contra, un compromiso de gestión y asumir que el encuentro con el otro se da en los ojos de aquel que nos visita y que con su mirada nos interpela. De la misma manera que cuando nosotros viajamos, asumimos la realidad del otro a través de nuestra mirada y nos obliga a saber quiénes somos y qué queremos.

Agrandar horizontes

Este para qué es el que da sentido de la actividad y aquello en lo que deberíamos ponernos de acuerdo. El turismo permite agrandar horizontesenriquecer el intelecto, comprender la diversidad, valorar lo que tiene uno y lo que tiene el otro. Bajo esta perspectiva el turismo cobra toda su grandeza y permite responder a la pregunta planteada en estas líneas.

La visita, la acogida, la hospitalidad son palabras inherentes a la actividad turística y que son la gran aportación a la sociedad que ha hecho esta actividad. Y más que palabras son actitudes con las que una inmensa mayoría está de acuerdo. Cuando uno viaja, más que la visita o el lugar recorrido, valora la experiencia, la acogida, la hospitalidad. Y cuanto más se valora, más necesario es practicarlo.

Si somos capaces de ponemos de acuerdo en este para qué, en este turismo responsable, las cuestiones que bombardean la discusión política y social acerca de esta actividad serán mucho más fáciles de responder.

Cuestiones como si debe de legislarse la actividad del alojamiento compartido, si hay que poner límites al turismo o si es necesario evitar la promoción serán más fáciles de responder en tanto y cuanto tengamos acordado este para qué.

Una vez oí que el turismo es como el agua, por mucho que intentes detenerlo siempre acabarás viendo cómo se cuela entre tus manos. Así que habrá que explicarlo muchas veces. La respuesta al turismo debería servirnos para posicionarnos ante las sinergias globales que nos afectan de manera ejemplar. No lo esperábamos hace unos años, pero el turismo, como casi todo, exige de nosotros mucha más pedagogía y mucha más determinación.

TEMAS