EL PERFIL DE LA SEMANA

Roman Polanski, sin redención

El cineasta sigue acumulando acusaciones de abuso sexual. Esta semana ha sido la alemana Renate Languer quien ha afirmado que la violó dos veces en 1972, cuando tenía 15 años

zentauroepp40414789 polanski171006153936

zentauroepp40414789 polanski171006153936 / Arnd Wiegmann (REUTERS)

Nando Salvà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Entre las teorías de Paul de Man, uno de los arquitectos del deconstructivismo, hay una según la que las obras literarias nunca dicen nada acerca de quienes las crean. De Man colaboró en su día con los nazis y posteriormente huyó a Estados Unidos antes de que la justicia belga lo condenara a seis años de cárcel por fraude, y a pesar de ello –o, mejor, precisamente por ello– sus ideas son idóneas como punto de partida para hablar de Roman Polanski.

El cineasta franco-polaco será siempre conocido por su trabajo. Firmó algunas películas esenciales de los años 60, como 'El cuchillo en el agua' (1962), 'Repulsión' (1965) y 'Callejón sin salida' (1966); y sus obras más célebres –'La semilla del diablo' (1968), 'Chinatown' (1974), 'El pianista' (2002)– son hitos del cine moderno. Eternamente vinculada a esos logros, eso sí, permanecerá una vida privada marcada por el horror, la tragedia y sobre todo el escándalo.

Esta semana Polanski se ha enfrentado a una nueva acusación de abuso sexual. Una mujer alemana llamada Renate Langer afirma que en 1972, a los 15 años, fue violada por él en dos ocasiones. Es la cuarta vez en la que un delito así se atribuye al director. Hace solo dos meses una mujer identificada solo como Robin aseguró haber sido "sexualmente victimizada" en 1973, cuando tenía 16 años. Y en el 2010, la actriz británica Charlotte Lewis declaró haber sido forzada sexualmente años atrás, también a los 16.

Atracción fatal

Pero el caso más sonado, y el único probado, sucedió en marzo de 1977. Polanski, que por entonces tenía 44 años, suministró champán y sedantes a Samantha Geimer, de 13, y luego tuvo sexo no consentido con ella. Tras un enredo judicial compuesto de cargos imputados, pactos secretos y jueces aparentemente corruptos, el director huyó de Estados Unidos antes de recibir sentencia, y hasta hoy.

Polanski siempre le han atraído las adolescentes. Empezó su relación con la actriz Nastassja Kinski cuando ella tenía 15 años y él 43; y su actual esposa, Emmanuelle Seigner, tenía 19 cuando lo conoció –él 52–. En su autobiografía, Roman recuerda haberse tenido en su adultez diversos encuentros sexuales con quinceañeras. "Todo el mundo quiere follar con jovencitas", aseguró asimismo en 1979, en una entrevista. Hay quien ha vinculado sus desviaciones sexuales a su perturbadora biografía.

Una historia de violencia

A los 6 años Polanski vio cómo su padre era enviado a un campo de concentración, y su madre murió en Auschwitz embarazada de cuatro meses. A los 35 se casó con Sharon Tate y empezaron de inmediato a formar una familia; Tate estaba a pocas semanas de dar a luz cuando la familia Manson irrumpió en su casa, la mató a cuchilladas y usó la sangre para escribir la palabra 'cerda' en la puerta.

En las cuatro décadas transcurridas desde que se instaló en Europa, el cineasta no ha dejado de trabajar.

Hay quien liga sus desviaciones sexuales a su perturbadora biografía

Reside en Francia, que no extradita a sus ciudadanos. Pasó un año en situación de arresto domiciliario en su casa de Gstaad hasta diciembre del 2010, pero tanto los jueces suizos como los polacos han rechazado colaborar con los estadounidenses. Las sucesivas peticiones tanto de Polanski como de Geimer para que el proceso judicial contra él sea desestimado –para ella la publicidad generada por el caso es como "una sentencia de muerte"– han sido denegadas.

La pena del público

A efectos prácticos, y a menos que alguna de las últimas acusaciones vertidas sobre él prospere, que el director de 'El escritor' (2010) vaya a la cárcel a estas alturas carece de sentido: no cumpliría ni una función de prevención ni una de rehabilitación. Por otra parte, drogar y violar a una niña y luego darse a la fuga es un comportamiento socialmente intolerable, no importa lo famoso que seas. En todo caso, Polanski tiene ya 84 años y parece obvio que morirá sin haber pagado más pena que la que el público haya decidido imponerle, o no.

Y ahí, decíamos, estriba un debate que no por viejo deja de ser relevante. Cuando un artista comete actos censurables, ¿es su arte censurable también? Caravaggio asesinó a un hombre y cualquier museo se pelearía por hacerse con uno de sus cuadros. Seguimos leyendo los libros de Norman Mailer a pesar de que acuchilló a su esposa. ¿Qué hacemos, pues, con Polanski? ¿Ignoramos que es uno de los grandes directores de la historia? ¿Ignoramos su crimen? ¿Dejamos de ver las películas que hizo después de 1977? ¿Y las que hizo antes? Quizá el mero acto de preguntárselo, y de asumir que cada uno de nosotros tiene su propio rol moral a la hora de consumir arte, sea una respuesta.