MÁS INNOVACIÓN

Los envases que cambian los hábitos

El comercio, la alimentación y el transporte están modificándose con las nuevas tendencias de envasado y embalaje, uno de los sectores industriales más marcados por la innovación tecnológica

Entrega de envases  y reintegro del depósito en una gasolinera de Essen, en Alemania.

Entrega de envases y reintegro del depósito en una gasolinera de Essen, en Alemania.

SALVADOR SABRIÀ / BARCELONA

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El contenido es básico, pero el continente está asumiendo cada vez más importancia en todos los sectores. Su innovación afecta y se ve afectada por las nuevas tendencias industriales, el comercio electrónico, la flexibilidad y la renovación constante de productos o la creciente preocupación social por la sostenibilidad.

Uno de los éxitos de la expansión de Ikea parte precisamente del empaquetado de sus muebles. Todos caben en unas medidas estándar, se adaptan a los camiones que los trasladarán por el mundo, se ajustan a las estanterías en las que  expondrán o almacenarán y todo ello facilita enormemente el crecimiento de la marca.

La innovación es una constante en el envasado y el embalaje, o packaging, como les gusta a los industriales del sector. Desde la búsqueda de nuevos materiales, más flexibles, baratos, manejables, seguros, de menos peso y sostenibles, hasta la ergonomía, la capacidad de mantener los sabores y las cualidades de una comida o un medicamentos, pasando por los que sirven para mantener una temperatura determinada durante un tiempo concreto.

Se trata de una actividad transversal -prácticamente alcanza a todos los sectores económicos- que engloba el proceso hasta llegar a un producto envasado y que abarca desde los fabricantes de materias primas y materiales, hasta los que producen envases y embalajes, maquinaria, o el punto final hasta el usuario final. Esta actividad tiene mucho peso en España, y concretamente en Catalunya. La mejor muestra de ello es la feria Hispack, de periodicidad trienal, que se celebra en Barcelona y que es una de las primeras de Europa en su especialidad. La próxima cita está prevista para el próximo año y las perspectivas de contratación son mejores que las de la última edición, según fuentes de la Fira de Barcelona.

Según el último informe del Cluster Developement para la agencia Acció de la Generalitat sobre el packaging en Catalunya, hay 753 empresas que se dedican a la fabricación de envases o envoltorios, con una facturación agregada de 7.100 millones de euros, con más de 40,000 trabajadores en el 2015. Esta facturación global es equivalente al 3,4% del producto interior bruto (PIB) catalán. El 96% de total de empresas son pymes de menos de 250 trabajadores.

Se trata también de una actividad en la que, a pesar de que se produce mayoritariamente para clientes de proximidad, hay un elevado nivel de exportación, ya que casi el 80% de las compañías venden en el exterior.

En el segmento dedicado a empresas de envases y embalajes, el material más utilizado en Catalunya es el plástico, seguido del papel y el cartón. El peso del plástico está directamente relacionado con la industria catalana a la que se dedica mayoritariamente: la alimentaria transformadora. Esta exige un tipo de packaging cada vez más sofisticado, que pueda, por ejemplo, preservar al máximo una temperatura determinada; o que conserve los olores y el sabor; o que permita mantener algún tipo de gas que mantiene la fruta y la verdura sin oxidarse.

Otra de las curiosidades de esta industria es la dispersión en las ratios de exportación, muy determinados por el tipo de material. Así, las empresas más exportadoras son las de corcho y etiquetas, mientras que las de papel, cartón, vidrio y metal, en general materiales o muy pesados o muy voluminosos, tienen un mercado muy local.

Casi la mitad de la facturación de las empresas de maquinaria de este segmento procede de las que fabrican equipos para envasar, sobre todo las especializadas en la fabricación de envases flexibles. Su alto reconocimiento internacional ha provocado que en los últimos años cuatro de las cinco empresas históricas de este segmento (Bossar, Volpak, Effitec y Mespack) hayan sido compradas por grandes grupos extranjeros.

El cambio de hábitos de la población es uno de los principales retos de la industria del envase. Cada vez hay más personas que viven solas y también de más edad. El tiempo se ha convertido en un elemento muy apreciado y el que se gane en la cocina o en la compra diaria. Por ejemplo, gracias al incremento de la oferta de platos preparados, tendrá mucho que ver con el envasado que lo haga posible. Así, como se ha podido ver en las últimas ferias de Alimentaria, se ha producido un boom de los productos monodosis, o de fruta fresca y pelada a punto de consumir, que incluso se vende en máquinas de vending, algo impensable hace unos años. Aunque quizá el ejemplo más claro de la interrelación entre hábitos y envases es el de las cápsulas de café Nespresso, una auténtica revolución tanto en la venta de esta bebida como en la forma de degustarla y que ha acabado afectando tanto a los fabricantes de máquinas de café, como a los canales de distribución, o al conjunto de empresas cafeteras que se han visto obligadas a sumar a su catálogo este tipo de oferta.

Ana Varela, directora ejecutiva de Esade Brand Institute, junto con Jesús Alonso, responsable de mercados e innovación de Nestlé España, han publicado un estudio elaborado para Harvard Deusto, titulado El packaging que viene, en el que concluyen que esta actividad «se moverá hacia la aportación de mayores funcionalidades, usando al máximo la tecnología para incrementar la aportación al consumidor y reforzar el valor de la marca, pero dentro de un marco en el cual la optimización de las operaciones, la reducción de costes y, en especial, los objetivos de sostenibilidad serán fundamentales».

Vamos hacia nuevos envases sostenibles y biodegradables, fáciles de usar (¿quién se acuerda de las latas que necesitaban una maquinita para poderlas abrir?), con la trazabilidad del producto (incluso con elementos que eviten el robo mediante chips y etiquetas), pasando por "envases inteligentes" (que varían con el tiempo para evitar que se deteriore el contenido, o que cambian de color para advertir de su caducidad). En definitiva, paquetes para todo y para todos.