entrevista con el consejero delegado de Levante Capital

Antoni Renom: "Las 'start-ups' son la nueva revolución industrial"

Levante Capital es una consultora que actúa en diferentes ámbitos de la innovación, pero su gran apuesta es el universo de las 'start-ups'. Ha puesto en marcha un fondo para desarrollar nuevas firmas en colaboración con las empresas que necesitan innovar.

ANTONIO RENOM. El consejero delegado de Levante Capital, en las instalaciones de EL PERIÓDICO, en Barcelona.

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Max Jiménez Botías: ¿Qué estrategia se plantean con las start-ups?

Antoni Renom: Nos interesan las start-ups relacionadas con nuestro ecosistema. En consultoría tenemos intereses en diferentes ámbitos y las podemos ayudar en su desarrollo a las que están especializadas actividades pujantes. Nuestra participación no pasa del 49%. Nuestra intención es estar en el consejo y hacer el mentoring para ayudarlas a crecer.  Ellas pueden aprovechar para su desarrollo la parte corporativa con que nosotros ya contamos.

Salvador Sabrià: ¿Su idea es permanecer en el accionariado?

A. R.: No es que nos quedemos. Lo que hacemos es que nuestra capacidad en back office les permita tener continuidad en el tiempo y que tengan un crecimiento ordenado y, por tanto un desarrollo ordenado.

M. J. B. :  No es habitual que una start-up acepte una participación tan alta (49%) de un accionista externo.

A. R.: Normalmente se tiene entre el 10% y el 30%. Eso ya nos parece bien. Esta participación permite tener start-up  de las que el cliente principal soy yo. Porque yo puedo componer equipos. Si estamos haciendo algo para el BBVA, mi equipo de trabajo será el mío interno más el equipo de la start-up.

Albert Sáez:  De hecho, asemeja a un vivero de empresas...

A. R.: Es un vivero que ofrece  soluciones que a mí me sirven, pero las start-up tienen una vida propia. Y me va muy bien que tengan vida propia. Porque Levante es una empresa en la que el accionista principal es una familia. Pero si yo tengo un ecosistema muy estructurado y cuadrado  no puedo hacerme más grande. La manera de hacerme más grande es tener una constelación de alianzas y una constelación de fondos diferentes que permitan anclajes en start-ups donde me quedo el tiempo que haga falta para desarrollarlas.

M. J. B. :  ¿Qué tipo de empresas les interesan?

A. R.:  Acabamos de lanzar el fondo hace dos semanas y tenemos cinco operaciones sobre la mesa analizadas. ¿Qué nos encaja? Data analytics; robotización --España tiene una 47,8% de industria que puede ser robotizada; quien tenga soluciones ahí, tendrá  ventaja competitivo--; realidad virtual y aumentada, las dos; internet de las cosas, pero en una segunda fase, que es cómo se conectan entre sí las cosas que tienen internet.

A. S.: ¿Cómo podéis ayudar a que esas empresas se desarrollen?

A. R.: Hay  muchas empresas que intentan innovar y no pueden. La única manera de innovar es ir a alguien de fuera para que te ayude. Nos proponemos crear un vehículo nuevo de inversión y  el consultor y la empresa nos iremos a buscar las start-ups que necesite la empresa. Vamos a coinvertir: la empresa pone el 80% y nosotros, el 20%. Nuestro trabajo como consultor será madurarla hasta el punto en que esté lista para integrarse  en su estructura. Y ese momento yo consultor la integro en la empresa. Ese proceso se llama innovación.

M. J. B. :  No es muy diferente al proceso que han realizado los bancos con algunas fintechs.

A. R.: Es un proceso interesante pero que a veces no ha acabado de funcionar. Pongamos como ejemplo los del Santander y el BBVA, ¿por qué se les han ido las personas que tenían que liderar esos procesos? Porque dependen de alguien de arriba. Y no es que sea una mala solución, pero lo que procuramos nosotros es que toda la innovación de la empresa esté fuera de la empresa, con lo cual ofrecemos innovación pura sin vicios internos. Luego ya se convertirá en un departamento de la empresa.

S.S.: Siempre habrá un momento en que tendrá que formar parte de la estructura de la empresa.

A. R.:  Claro, ese es el momento más delicado, la integración en la estructura. Esa es la parte tensa porque habrá gente que se verá  encajonada en la empresa y tendrá que convivir en un entorno corporativo mayor.

S.S.: ¿Tiene vuestra fórmula menos resistencia interna?

A. R.: Sí, por un motivo, porque parte del consejero delegado. Con otros modelos, como el que han elegido los bancos, el problema es que la superestructura de los bancos está muy lejos de ese proceso. Con nuestro modelo, buscamos compartir el  riesgo con la empresa; acompañar a una start-up que ha sido escogida por la empresa que la necesita.

M. J. B.: ¿Qué dotación tendrá el fondo para start-ups?

A. R.: Invertimos hasta 100.000 euros por start-up, pero no hay un límite. Por una cuestión de capacidad técnica estamos hablando de tres al año. De nuestro propio fondo no creo que hagamos más de una al año. No queremos un fondo cerrado.

A.S.: Se entiende que todo eso lo hacen porque las start-ups son la base de la nueva economía.

A. R.: Si hay que apostar por una nueva revolución industrial no puedo respaldarme en las empresas tradicionales. Tengo que ir a la start-ups, anclarme en ellas y dejar que crezcan. E intentar ayudarlas con lo que sé hacer yo. Muchas veces son jovencitos los que están innovando y no tiene acceso al presidente de Seat, por mencionar a alguien. Y nosotros sí que tenemos el acceso. A veces puede ser algo tan fácil como eso. La base de la revolución industrial 4.0 es apostar por start-ups.

M. J. B.:  ¿Dada la elevada mortandad de las start-ups, no está algo sobrevalorado ese fenómeno?

A. R.: Lo que está sobrevalorado es pensar que todo lo que hacen las empresas en desarrollo es maravilloso. Pero también permite que las que no sirven, desaparezcan. Es un fenómeno que está sobredimensionado desde la perspectiva de que algunas ideas no tienen sentido económico . Con frecuencia hay muchas start-ups que no son escalables, que es la clave de un modelo de negocio.

M.JB. : ¿Cómo ve la relación entre Barcelona y las start-ups. ¿Barcelona se aprovecha del fenómeno o este se aprovecha de la marca Barcelona?

A. R.:  La realidad es que el Pier 1 (edificio del Port Vell) está lleno. Necesitamos 15.000 metros más. Es la prueba de que Barcelona ha conseguido atraer la innovación: tenemos dos de las mejores escuelas de negocios del mundo; tenemos muchos jóvenes que acaban su formación y quieren montar su start-up; tenemos ecosistema llamado MWCB, con todo lo que supone, que como ecosistema le da a Barcelona una gran visibilidad. Y tenemos la suerte de que los distintos ayuntamientos y otras administraciones ha permitido que el fenómeno crezca.

A.S.: ¿Qué pesa más en todo eso?

A. R.: Los juegos olímpicos llegaron en un momento en el que Barcelona necesitaba las Olimpiadas y que las Olimpiadas necesitaba de un proyecto como el que se produjo en Barcelona para poder renovar ese movimiento. En este caso, ¿quién ha aportado más al otro? Yo diría que todos los elementos para que el fenómeno haya crecido al amparo de la ciudad estaban ya ahí y cuando el Mobile aterriza en Barcelona hay un eclosión.

A.S.:  ¿Es un fenómeno inflado? 

A.R.: No lo creo. Entiendo que se pueda pensar que estemos otra vez en el momento del pelotazo de las punto  com. Pero  hay que tener en cuenta que del puntocom salieron empresas como Amazon. Y hay muchas. La crisis de ese fenómeno hizo que se produjera una limpieza de las que no aportaban nada, pero las que sí que aportaban, se quedaron y se han desarrollado.

M. J. B.: Son consultores en el sector inmobiliarios, ¿cómo ven la situación?

A. R.: El mercado inmobiliario en Barcelona y España en general ha pasado por la fase de las oportunidades. Eso se ha acabado.  ¿Queda recorrido ahí? No. Hemos entrado en la fase del valor añadido: te hago una oferta por ese edificio de oficinas, lo transformo en viviendas y multiplico su valor.

S. S.:  Esta fase también se acaba.

A. R.: Se acabará cuando el precio no de den más margen.

M. J. B.:  ¿Y cuál es el recorrido de los precios?

A. R.:  No tengo claro cuáles serán los precios, pero en términos de tiempo si que puedo decir que quedan cinco años en los que los inversores puede hacer su trabajo bien hecho.  En Madrid puede que tengan más tiempo, porque aún les quedan oportunidades.  Y en el resto de España hay de todo.