El dinero pierde el miedo a invertir en biotecnología
En los últimos meses, tres rondas de financiación que suman casi 70 millones, las de Sanifit, Minoryx y Aelix Therapeutics, y una salida a bolsa, la de Oryzon, confirman el auge del sector, no solo para los inversores nacionales si no para los extranjeros
El dinero se fija en la biotecnología. Algunos dicen que los fondos regresan. Otros opinan que lo que pasa es que ahora es cuando llegan recursos de verdad. Lo cierto es que desde hace meses se produce mucha actividad y rondas de financiación de importes sin precedentes en este sector, como la de la mallorquina Sanifit Sanifit (36,6 millones) o la catalana Minoryx (19,4) y en las que además participa capital extranjero.
Aún no se llega a los niveles de EEUU, como con el auge experimentado con la colocación en bolsa Editas Medicine, una de las nuevas firmas especializadas en cortar el ADN y editarlo casi tan fácilmente como se podría reescribir un documento en un ordenador; o con la compra de Baxalta, nacida de la farmacéutica Baxter, por el laboratorio irlandés Shire para crear un gigante de las enfermedades raras.
De todas formas, el año pasado como mínimo se triplicó la inversión en biotecnología en España con respecto al ejercicio anterior, según fuentes del sector. Por ejemplo, las tres últimas operaciones lideradas por Ysios Capital suman más del doble de todas las rondas en biotecnología del año 2014, con casi 70 millones de euros. Precisamente, en Catalunya, la sociedad de reciente creación Aelix Therapeutics ha sido la más reciente al obtener el compromiso de inversión de 11,5 millones de euros en una ronda liderada por Ysios y en la que participan también Caixa Capital Risc y Johnson & Johnson Innovation.
La operación servirá para desarrollar una innovadora vacuna terapéutica contra el sida concebida en el marco del programa público-privado Hivacat, del que surge esta empresa, en la que participan eminencias en el campo de la lucha contra el VIH como Bonaventura Clotet (jefe de la Unidad de VIH del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol y director de IrsiCaixa), Josep Maria Gatell (responsable del Servicio de Enfermedades Infeciosas y Sida del Hospital Clínic) y Christian Brander (investigador ICREA del IrsiCaixa), así como Jordi Naval, director de la Fundació Bosch i Gimpera, con gran experiencia en el desarrollo de biotecnológicas.
Gatell afirma que tras dirigir equipos de investigación amplios muchos médicos han visto que «tienen que dedicar una parte de su tiempo a generar y obtener recursos» sin los cuales no se puede avanzar. Clotet, por su parte, destaca el papel de las «infraestructuras, tanto jurídicas (bufetes especializados) como de financiación (fondos especialzados), surgidas gracias a «la excelencia en las distintas áreas de la biomedicina y centros de investigación».
El auge en la captación de recursos refleja «síntomas de madurez» en un sector como el biotecnológico en Catalunya, que comenzó hace 15 años con Oryzon. «Por el camino se creó la patronal Catalonia Bio, BioCat, y se han producido fusiones frustradas, han desaparecido compañías…», explica Josep Lluís Sanfeliu, socio de Ysios Capital.
En esta nueva fase se ha producido una mejora de aprendizaje. «Las nuevas compañías han hecho mucho trabajo antes de nacer como empresa. Es el caso de Aelix o Minoryx», dice José Antonio Mesa, director de inversiones de Caixa Capital Risc.
EL MISMO RIESGO
Y ahora es menos complejo captar fondos. «Se ha aprendido de los fracasos propios y de los demás y el riesgo ya está en cualquier tipo de activo», argumenta Sanfeliu. Los inversores, como los family offices, «consideran la salud como una inversión más», dice Sanfeliu.
Lluís Pareras, director de HealthEquity, el fondo del Col.legi de Metges de Barcelona y la firma financiera Riva y García, considera «ilusionante el momento, en especial por la llegada de capital extranjero». A su vez afirma que se impone la tendencia de financiar a las biotecnológicas mediante consorcios o sindicatos de inversores desde el inicio de la empresa hasta el momento en el que se alía o vende a una farmacéutica global con el objetivo de «reducir el riesgo». Así, se acota la volatilidad y «el único riesgo es el científico», que a su vez se caracteriza por la excelencia. Participan más financiadores y el importe por operación es mayor.
Otro factor es que el dinero no solo va a ampliaciones de capital sino que proviene de acuerdos de licencia como el cerrado entre la suiza Roche y Oryzon o Palobiofarma con el gigante Novartis, recuerda Melqui Calzado, secretario general de CataloniaBio. Y en todo caso, «el cambio radical» es que entra capital extranjero. «Tras muchos años de sembrar, se ha llegado a la madurez y los brotes verdes», explica.
Albert Barberà, director de BioCat, destaca que la presencia de capital foráneo en las últimas rondas de financiación «demuestra el reconocimiento internacional a las biotecnológicas catalanas». Y además, agrega que «hace un efecto llamada para otros nuevos inversores». Eso, según opinan todas las partes, es un indicio de nuevas operaciones en las próximas semanas.
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