Pepe Oliva, florista: "Paso el día entre flores, pero en casa nunca falta un ramo"

Un vendedor de flores de Pedralbes explica cómo vive su oficio que comparte con sus hermanos

Pepe Oliva, en su quiosco de flores, en Manuel Girona con Dr. Ferran.

Pepe Oliva, en su quiosco de flores, en Manuel Girona con Dr. Ferran.

CARME ESCALES / BARCELONA

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Pepe Oliva (Osuna, Sevilla, 1955) es el segundo de siete hermanos. Y todos, menos el mayor, regentan quioscos de flores en Barcelona. Su madre, en Andalucía, ya estaba en el negocio floral, salía a otras poblaciones en las que canjeaba productos por flores que vendía luego a señoritos de Osuna, donde el cultivo de la flor no existía. Y en 1968, toda la familia se trasladó a Catalunya.

-¿Vinieron, imagino, a trabajar?

-Bueno, es que mi hermano mayor, con 14 o 15 años, vino primero. Él solo. Y mi madre quiso venir. El pequeño de mis hermanos tenía un mes.

-¿En qué se ocuparon sus padres?

-Mi padre era peón de la construcción, y mi madre cogió un quiosco de flores, en la plaza de Adrià, que ahora lleva mi hermano Javier.

-¿Y los otros dónde los tienen?

-Rafael, en Joaquim Folguera con Balmes; Juan, en Sant Gregori Tamaturg con Ganduxer; Antonio, en Bosch i Gimpera, y Luis, en Milanesat.

-¿Usted ya lo tuvo claro pronto?

-Sí. Yo vine a Barcelona con 12 años, y mi madre me levantaba a las 4.30 de la mañana para acompañarla al mercado de la flor que estaba en la calle de Lleida, en Montjuïc. Antes de ir al colegio la ayudaba y, al salir, también. Y me gustaba. Hoy más, porque es algo que dominas. Son 39 años en el quiosco.

-¿Por qué eligió la esquina de Manuel Girona con Dr. Ferran?

-Por la iglesia, la de San Odón. Cuando empezamos [con su mujer María López] cada semana había bodas, bautizos y comuniones. Me dieron vida muchos años. Ahora todo el mundo se casa por lo civil y lo compran todo junto. Al menos en esta iglesia ya no se casa nadie.

-¿En qué más ha cambiado el negocio de la flor desde entonces?

-¡Uy, ha cambiado totalmente! Ahora la mayoría de flores son importadas: rosas, tulipanes, crisantemos... Hay dos mercados mayoristas, en Viladecans y en Vilassar de Mar. A este último voy yo. Abren de nueve de la mañana a la una. Ya no pasas el frío de antes. Había Navidades que llegaban árboles con nieve.

-¿Y las compras son diferentes?

-En los últimos cinco años la venta ha bajado el 50%. Se vende más solo en Sant Jordi, Navidad, San Valentín. El Día de la Madre atendíamos 11, toda la familia.

-¿Qué siente que aporta un ramo de flores a una persona?

-Da vida y alegría. Yo me paso el día entre flores, pero en casa un ramo nunca falta.