La tempestad de acero
POR OLGA MERINO
El 28 de julio de 1914, Austria declaró la guerra a Serbia. Fue el inicio de una pesadilla que desmembró tres imperios y engulló 20 millones de vidas, entre militares y civiles; el inicio de una carnicería que cambió el signo de los tiempos: el siglo XX y dos de sus principales protagonistas -el comunismo y el fascismo- son hijos de la llamada Gran Guerra.
EL MOVIMIENTO DE MUJERES
Espías, obreras y sufragistas
POR NÚRIA MARRÓN
Cuando estalló la gran guerra, las activistas inglesas libraban un pulso feroz por el derecho al voto. La contienda empleó a millones de mujeres en la industria. Y aunque luego fueron expulsadas del mercado laboral, el cambio social ya estaba en marcha.
EL CAMBIO CULTURAL
El final de la Belle Époque
POR ALBERT GARRIDO
El clima moral de Europa se enrareció de repente. En un brevísimo tiempo, una generación entera pasó de un siglo repleto de certidumbres que se atesoraban desde la Revolución Francesa a años de desoladora provisionalidad. De la inocencia al vacío.
LA BIBIOTECA DE LA CONTIENDA
Las lecturas del centenario
POR ERNEST ALÓS
En los países que perdieron millones de jóvenes en las trincheras la primera guerra mundial es aún un elemento capital de su pasado. Y los libros sobre el conflicto atestan desde hace ya un año sus librerías. El fenómeno también nos ha llegado.
ENTREVISTA CON EL HISTORIADOR MILITAR
Peter Hart: "Aún pagamos los efectos de aquella guerra"
POR JUAN FERNÁNDEZ
Ha escrito una docena de libros sobre la guerra de 1914-1918. En su última obra, 'La gran guerra' (Crítica), presta especial atención a los aspectos militares de los combates.
Edición del 28 de agosto 2018
EL ANTIBELICISMO QUE NO CUAJÓ
La derrota del pacifismo
POR ROSA MASSAGUÉ
La guerra fue una prueba para los pacifistas, que se nutrían del movimiento obrero internacionalista y del cristianismo. El patriotismo nacionalista los arrasó.
EL ANTIBELICISMO QUE NO CUAJÓ
La revolución de las armas
ALBERT GARRIDO
Las trincheras anularon la movilidad de la caballería, los tanques debilitaron la protección de las trincheras, y el gas mostaza y la fuerza aérea resultaron mortíferos.