Revisión de la estrategia

EEUU desarrollará nuevas armas nucleares por primera vez desde el fin de la guerra fría

Presentación de la nueva estrategia nuclear de EEUU en el Pentágono

Presentación de la nueva estrategia nuclear de EEUU en el Pentágono / periodico

Ricardo Mir de Francia

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Desde el final de la guerra fría, Estados Unidos no ha desarrollado ningún arma nuclear nueva y su arsenal se ha reducido a raíz de los tratados de control de armas firmados con Rusia. Pero esa situación está a punto de cambiar. La Administración Trump ha ordenado el diseño de dos nuevos tipos de armas nucleares para “potenciar la disuasión” y adaptar su arsenal a las amenazas cambiantes a las que se enfrenta, según consta en la nueva estrategia presentada este viernes en el Pentágono. La llamada Revisión de la Postura Nuclear, que actualiza la política vigente desde el 2010, llama a crear armas tácticas de “baja carga” (con una fuerza explosiva inferior a las estratégicas) capaces de ser lanzadas desde sus submarinos en misiles balísticos y de crucero.

La nueva política dice ser una respuesta directa a las armas semejantes desarrolladas por Rusia en los últimos años y es también parte del plan aprobado por Donald Trump para modernizar el arsenal estadounidense con una inversión de 1.2 billones de dólares en los próximos 30 años. La lógica de sus estrategas es que las “armas estratégicas” con las que cuenta actualmente EEUU son demasiado destructivas para que resulte creíble su objetivo disuasorio. Las nuevas “armas tácticas”, en cambio, le permitirían librar una “guerra nuclear limitada” con Rusia, China, Irán o Corea del Norte (alguna de las amenazas que describe el informe) sin tener que aplanar ciudades enteras.

Posible respuesta a ataques no nucleares

La nueva política también rebaja el estándar que regía el uso del arsenal nuclear. Hasta ahora solo se contemplaba como respuesta a ataques con cifras masivas de bajas. El nuevo marco habla también de “circunstancias extremas”, pero incluye también los “ataques estratégicos no nucleares”, como los ciberataques contra infraestructuras civiles esenciales o contra el complejo atómico.

Durante la presentación del informe en el Pentágono, los funcionarios estadounidenses han insistido en que la Casa Blanca mantiene el compromiso con la no proliferación y que el objetivo fundamental de su arsenal no es otro que la disuasión. Pero también han subrayado que el mundo es diferente al del 2010 y es necesario que Washington cuente con un poder de disuasión “moderno y creíble”.