TENSIÓN EN EL ESTADO PERSA

Al menos 23 muertos en Irán mientras siguen las protestas

Un manifestante durante una de las protestas cerca de la Universidad de Teherán.

Un manifestante durante una de las protestas cerca de la Universidad de Teherán. / periodico

El Periódico / Teherán / Dubai

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La cólera ha estallado en Irán por la cada vez más precaria situación económica y la política de austeridad puesta en marcha por el presidente reformista, Hasán Rohaní, en el poder desde el 2013. La revuelta, que empezó el pasado jueves y que se ha saldado de momento con al menos 23 muertos, un número indeterminado de heridos y más de 450 detenidos, y que continía por sexto día consecutivo, tiene también ramificaciones políticas, como revela los gritos de "abajo con el dictador" de algunos manifestantes, en referencia al ayatolá Alí Jamenei, el verdadero hombre fuerte del régimen.

La televisón iraní informó este lunes de la muerte de un policía y de otros tres agentes heridos por disparos de una escopeta de caza en la ciudad de Najaf Abad, en la provincia de Isfahán. La noche del lunes los medios estatales han confirmado nueve muertos más, entre ellos seis manifestantes, un niño, un agente de la policía y un miembro de la Guardia Revolucionaria, el ejército del régimen, 

La protestas, las más importantes que suceden en el país desde el 2009, afectan a decenas de ciudades, entre ellas las más importantes, como Teherán. Según la televisión estatal iraní, hombres armados, calificados como "contrarrevolucionarios", intentaron este domingo, sin éxito, asaltar comisarías de policía y bases militares. También ha afirmado que se ha prendido fuego a edificios públicos, centros religiosos, coches de policías y a locales de los 'basidis', la milicia islamista del régimen. Los fallecidos, según medios oficiales, se han registrado en las ciudades de Tuyserkon, Izeh y Dourad. En esta última, dos personas han muerto tras colisionar el vehículo en el que viajaban con un camión de bomberos en manos de los manifestantes.

Pese a que Rohaní ha reconocido el derecho del pueblo a expresar su opinión ha advertido de que la policía mantendrá el orden en las calles. "Irán es una nación libre y, según las leyes constitucionales, el pueblo tiene derecho a expresar su crítica y su protesta", pero la finalidad debe ser "una mejora de la situación del país y de la vida de la población", ha dicho el presidente iraní. "Nuestra economía necesita una gran operación quirúrgica y debemos estar unidos. Criticar es totalmente diferente a utilizar la violencia", ha añadido.

Acuerdo histórico

Pero la población no nota mejoras desde de que en el 2015, tras la firma de un acuerdo histórico con las grandes potencias, la comunidad internacional levantó las sanciones al Estado persa por dar marcha atrás a su política nuclear. Muchos iranís se quejan de que, en lugar de promocionar el empleo, el régimen se dedica a gastar el dinero en guerras externas, con el apoyo al régimen del presidente sirio Bashar al Asad, al Gobierno de Irak, a los hutís en el Yemen o a Hizbulá en El Líbano, todos chiís.

La crisis no solo afecta a la población de menos recursos y a la también castigada clase media sino, de manera especial, a los jóvenes que a las fuertes restricciones que sufren en materia de derechos civiles se une la falta de trabajo. El desempleo afecta a cerca del 30% de los jóvenes iranís. "La vida es muy dura, los precios son cada vez más altos y nos están estrangulando. Mi marido es un funcionario público, pero su salario está lejos de ser suficiente para llegar a fin de mes", dice a las agencia Afp Farzaneh Mirzaie, de 42 años, madre de dos hijos. Mirzaie, que reside en Teherán, explica que la mayor parte de su familia trabaja en una fábrica de alfombras en Kashan, a 250 km al sur de la capital, pero que todos han perdido sus empleos recientemente. "El dueño de la fábrica ya no podía permitirse comprar hilos para hacer sus alfombras y despidió a todos", añade.

Cierta contención

Según los analistas, de momento, las fuerzas de seguridad mantienen en esta revuelta un perfil bajo, cierta contención con respecto al 2009, ante el temor de las autoridades de que una fuerte represión eche más leña al fuego. Una de las dificultades con las que se encuentra el Gobierno es que las protestas no parecen responder a un mando centralizado y único, sino que son convocadas a través de las redes sociales, de ahí que se hayan bloqueado Telegram o Instagran.

Las protestas, que arrancaron el pasado jueves en la ciudad de Machad, la segunda en importancia del país, son las de mayor calado desde la revuelta protagonizada por el movimiento verde, nacido tras las elecciones presidenciales del 2009 que supusieron la reelección del entonces presidente iraní, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad, y que la oposición tildó de "fraudulentas". Las manifestaciones de entonces, que concentraron en Teherán a centenares de miles de personas, al igual que en otras ciudades, fueron fuertemente reprimidas. Aún así, las protestas se mantuvieron durante meses.

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