TENSIÓN DIPLOMÁTICA

EEUU pierde en la ONU la votación sobre Jerusalén a pesar de sus amenazas

embajadora de eeuu ante la onu nikki haley

embajadora de eeuu ante la onu nikki haley / periodico

Idoya Noain

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Desde que Donald Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos su desdén por la diplomacia se ha desplegado numerosas veces ya en escenarios internacionales y varias en las Naciones Unidas. Su matonismo había subido de intensidad esta semana ante un par de votos de resoluciones de condena de su decisión de reconocer Jerusalén como capital de Israel y anunciar el traslado de la embajada. Y este jueves, en la Asamblea General de la ONU, se ha desplegado con toda su furia. Y no ha impedido un revés, pero también ha demostrado que sus tácticas de amenazas e intimidación funcionan con algunos.

De los 193 países representados en la Asamblea General 128 han logrado aprobar una resolución, no vinculante, que condena a Washington y pide que dé marcha atrás en sus decisiones sobre Jerusalén. Pero nueve países han votado en contra de ese texto preparado por Yemen y Turquía, otros 35 se han abstenido y otros 21 ni siquiera han participado en la votación.

Esas cifras no eliminan pero sí rebajan la imagen de aislacionismo de la Administración de Trump, que el pasado lunes se quedó sola en el Consejo de Seguridad y tuvo que usar su poder de veto para frenar una resolución muy similar (que sí habría sido vinculante).

"Apuntar los nombres"

Desde esa votación del lunes, el lenguaje de Trump y de su embajadora ante la ONU, Nikki Haley, se había ido recrudeciendo. Como hiciera el día en que llegó a la organización en enero, la exgobernadora de Carolina del Sur amenazó con "apuntar los nombres" de quienes votaran en contra de EEUU. Envió una carta a cerca de 180 de las delegaciones avisando de que Trump se tomaría el voto de este jueves de forma personal. Y el propio presidente, el miércoles, avisó directamente de que se plantea dejar sin ayuda económica a quienes votaran en su contra. Hablando de países a los que Washington da "cientos e incluso miles de millones de dólares", Trump afirmó: "Déjenles votar contra nosotros, nos ahorraremos mucho. No nos importa".

Si Trump hablaba el miércoles ante la prensa en una reunión de su gabinete, Haley ha llevado el amenazante mensaje este jueves a uno de los supuestos templos de la diplomacia: la sede de la ONU en Nueva York. Y ahí ha desplegado la dureza del mensaje. "Lo recordaremos cuando tantos países vengan como hacen tan a menudo pidiéndonos que paguemos más y que usemos nuestra influencia en su beneficio", ha dicho la embajadora, que también ha puesto en cuestión el futuro de las contribuciones a la propia ONU, de la que EEUU es el mayor contribuyente.

El tono de Haley no deja lugar a los matices. Ha insistido en que EEUU abrirá su embajada en Jerusalén asegurando que "es lo que quieren los estadounidenses y es lo correcto". Y ha afirmado después: "ningún voto en la ONU establecerá una diferencia pero sí hará una diferencia en cómo miramos a la ONU y a los países que nos faltan al respeto en la ONU".

Pueden respirar ante esa amenaza Guatemala, Honduras, Togo, Palau, Micronesia, las Islas Marshall y Nauru, los países que junto a Israel y EEUU han votado contra la resolución, o quienes se han abstenido, 35 naciones entre las que se cuentan México, Argentina, Panamá o Paraguay.

Durísimas críticas

Pese al triunfo relativo de las tácticas estadounidenses la resolución de condena sigue constando como aprobada por una mayoría. Y también en la sede de la ONU se han escuchado durísimas críticas hacia el nuevo matón de la escena internacional.

El ministro de Asuntos Exteriores palestino, Riyad al Maliki, ha dado la vuelta a las tácticas amenazantes estadounidenses y ha declarado que "la historia apunta nombres, recuerda nombres", pero son "los que están en el lado correcto de la historia y los que dicen falsedades". También había pedido a los países que "rechacen el chantaje y la intimidación" y votaran "por la paz".

El titular de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, también ha denunciado como "actitud inaceptable" las amenazas a los miembros de recortar la ayuda al desarrollo. "Es bullying", ha dicho Cavusogli. "No es ético pensar que la dignidad y el voto están a la venta. Puedes ser fuerte, pero eso no te hace tener razón".