OPCIÓN DE CENTROIZQUIERDA

Elecciones en Chile: Alejandro Guillier, masón, periodista y candidato de la telepolítica

La falta de una figura de más peso en el bacheletismo le ha llevado a un paso de la presidencia

Guillier saluda antes de votar, en Antofagasta, el 17 de diciembre.

Guillier saluda antes de votar, en Antofagasta, el 17 de diciembre. / periodico

Abel Gilbert

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Entre todos los sueños que alguna vez tuvo Alejandro Guillier, nunca figuraba el de ser presidente de Chile. Ya con su excepcional escaño en el Senado parecía haber tocado el límite de las ambiciones. Había pasado en 2013 del periodismo televisivo -donde hizo famoso su rostro circunspecto- al Congreso. Las circunstancias –la falta de un candidato de peso en la centroizquierda, el desencanto general- lo llevaron más lejos de lo impensado. Y ahora, este sociólogo nacido en el norte del país el 5 de marzo de 1953 puede ser el sucesor de Michelle Bachelet.

Según Marco Moreno, decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad Central, Guillier, de 64 años,  el “candidato de la gente”, le debe su notoriedad al “lento proceso de transformación de una democracia de partidos hacia una democracia de audiencias”. A su manera, es un resultado de la llamada telepolítica. El pasado 19 de noviembre representó a la coalición que sostuvo a Bachelet y de la que desertó la Democracia Cristiana (DC). Obtuvo el 22% de los votos y pasó a la segunda vuelta.

Carrera periodística

La historia del ascenso político de Guillier está revestida de curiosidades que le aportan otro condimento a su rivalidad electoral con Sebastián Piñera. Antes de ser tentado por el Partido Radical, integrante de la alianza bacheletista, para ocupar un escaño en el Senado, Guillier tuvo una larga carrera periodística. Se inició como reportero cuando se despertaba la oposición contra la dictadura de Augusto Pinochet. Luego fue corresponsal. Más tarde, tuvo un programa de radio. Con la transición democrática llegó a la televisión. Estuvo en la estatal Televisión Nacional de Chile (TVN) y también en Chilevisión, el canal cuyo dueño era nada menos que Piñera. De ahí pasó a la estación La Red, donde asumió la conducción del telediario 'Hora 20' junto con Beatriz Sánchez, la líder del izquierdista Frente Amplio que cosechó el 20% de los votos en noviembre y este domingo le puede aportar las adhesiones necesarias para su victoria.

Guillier también fue presidente del Colegio de Periodistas de Chile (2004-2006) y vicedecano de la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales. Debió defender su autoridad académica e intelectual en medio de una tormenta mediática. El 4 de noviembre de 2003, un joven gay que manejaba un prostíbulo masculino entró en las oficinas del juez Daniel Calvo Flores. En su mochila escondía una cámara de filmación. Las imágenes se pasarían en Chilevisión, aparentemente con el visto bueno de Guillier, entonces jefe de prensa del canal de Piñera. Desatado el escándalo, el hoy candidato del centroizquierda estuvo 36 horas detenido en el anexo de la cárcel Capuchinos de Santiago. Lo acusaron de haber ordenado y difundido la grabación en la que Calvo reconocía su asistencia a lugares donde intimaban personas del mismo sexo. No fue hasta el 2007 cuando la justicia lo absolvió por considerar que Guillier desconocía los detalles del plan que acabó con la carrera del juez.

 Desde entonces comenzó a circular un rumor: el tribunal lo perdonó por su condición de masón. El “candidato de la gente”, contó el diario 'La Tercera', es un asiduo asistente a las reuniones de la Logia Pedro Castelblanco Agüero, también conocida como Logia Parlamentaria. Entra allí vestido con un delantal blanco con bordes rojos. Sobre su pecho cuelga un collar con una joya en su punta, reveladora del grado alcanzado en la orden. La filosofía y la política dominan los encuentros. Ese es el único punto que puede emparentarlo con el Salvador Allende cuyo fantasma agita la derecha para disuadir a los votantes de optar por la centroizquierda: la masonería.