ENTREVISTA A LA PRESIDENTA DE ABUELAS DE PLAZA DE MAYO

Estela de Carlotto: "Los militares argentinos olvidaron que éramos madres y que dejamos el miedo en el bolsillo"

Estela de Carlotto, en Casa Amèrica Catalunya.

Estela de Carlotto, en Casa Amèrica Catalunya. / periodico

MARTA LÓPEZ

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Laura Estela Carlotto desapareció a finales de 1977 en plena dictadura argentina. En cautividad dio a luz a un hijo, que le fue arrebatado. Su madre, Estela Barnes de Carlotto, buscó a ambos desde el primer día, con otras madres y abuelas unidas por la misma pérdida. Eran "las viejas locas lloronas", que las llamaban los militares. Pero ellas siguieron caminando. El movimiento que preside, Abuelas de Plaza de Mayo, tiene ya 40 años. Ha restituido la identidad de 125 niños robados. Y siguen caminando. Este miércoles, Estela de Carlotto ha recibido el Premio Joan Alsina a los derechos humanos en Casa Amèrica Catalunya.

-40 años de lucha. 125 nietos identificados. ¿Cómo resume usted esta larga lucha?

-Fue una lucha construida por el dolor y el amor,  en paz, sin revancha y sin odio, que nos movilizó desde el mismo momento en que supusimos o nos enteramos que nuestro hijo o hija fue secuestrado –no hablábamos de desaparecidos en los primeros tiempos ni existía esa palabra- . Tras saber que nuestra hija estaba embarazada, empezamos a buscar a dos generaciones. Éramos personas sin experiencia política ni teníamos idea de que la dictadura cívico militar que usurpó el poder traía un proyecto criminal tremendo de desaparición y muerte, previa tortura, de todo aquel que se oponía a su proyecto.

-¿Cómo se siente?

- Los militares aseguraban que jamás íbamos a tener el coraje, que íbamos a tener miedo de que nos mataran. Se olvidaron de que éramos madres y que acá el miedo se pone en el bolsillo y se sigue. Pudimos resolver temas que ni nos imaginábamos. Es muy positivo haber tenido respuestas científicas como es el banco de datos genético y haber tenido también ayuda del Estado con gobiernos que entendían nuestra lucha como propia.

-¿Como ha cambiado su trabajo? ¿Como fueron los comienzos?

-Los comienzos fueron un despertar nuevo. En el caso de muchas de nosotras, no teníamos ninguna participación política, habíamos vivido dictaduras desde los años 30, casi estábamos acostumbrados a los golpes de estado.  Yo nunca hice política ni se me ocurría ir a marchas. Todo eso no me gustaba. De manera que fue la militancia de esa generación la que nos llevó a un camino inesperado, desconocido: la búsqueda de una persona que no volvió. Llamamos a puertas de personas importantes pensando que nos podían ayudar. Nunca hubo nada.  Lo más importante fue juntarnos. Yo me acuerdo cuando fui por primera vez a la Plaza de Mayo, temblaba como una hoja. Yo nunca había ido a una plaza donde había caballos, policía montada con perros, armas que nos apuntaban, los carros de asalto. Y yo era maestra, directora de escuela, los niños, el amor, cuatro hijos, un hogar  de clase media.... Pero las abuelas, las más expertas, me dijeron: ‘Caminad, caminad Estela, que no te va a pasar nada’. Después, fui yo diciendo a otras nuevas: ‘Caminad caminad’. Y así caminamos. Estamos juntas.

-¿Quedan todavía muchos nietos por recuperar?

-Sí. Más de 300

-Uno de los nietos recuperados, el 114, es su nieto, Guido

-Exactamente. Yo siempre lo buscaba con seguridad y optimismo. Me preguntaba si viviría, como estaría,

A mi nieto lo crió buena gente, peones de campo.  Gente que le dio cariño pero un niño robado es un robo

quien lo habría criado…. No estaba cerca, porque vive en La Plata, a 400 kilómetros de donde yo vivo, pero con su música estaba ya cequita de algunos temas. No tenía ninguna duda de que quienes lo habían criado eran sus padres. A él le extrañaba porque esta gente que lo crió –buena gente pero un niño robado es un robo- eran peones de campo. Gente que le dio cariño. El destino de él era seguir en el campo. Y él dijo que no, que iba a estudiar múscia. A él le extrañaba que ellos nada y él todo, que él leía y ellos no y así. Pero no era una duda profunda. Cuando se enteró que era adoptado, hace tres años, atrás, enseguida vino a Abuelas, presentó su historia. Se le sacó una muestra de sangre y enseguida se supo que era mi nieto.

-¿Cómo está él? ¿Qué relación tienen?

-Él está acá. Hemos desayunado juntos. Nos llevamos muy bien. No todo lo seguido que uno quisiera porque él está muy ocupado. Es músico, vive lejos y anda de aquí para allá. Yo también ando de aquí para allá. Ya tiene una hijita. Soy bisabuela. El día que que la jueza me dijo que encontramos  a tu nieto Guido –ese es el nombre que le puso la mamá, él no lo usa, hay que dejarlo. Él tiene su nombre y se quedó con el nombre que tenía. Puso sus apellidos reales: Montoya Carlotto- fue como una luz que me vino encima. Nos abrazamos, lloramos. En Argentina hay tanta gente que me dice que lloró cuando se enteró…. Se cortó la calle de la casa de Abuelas y la gente  gritaba. Fue como una fiesta de un pueblo que recupera algo de una persona conocida, porque todos los nietos son importantes.

-¿Como son sus relaciones con el Gobierno de Macri?

-No existe relación porque el presidente no quiso recibirnos. Hicimos lo que hacemos siempre: cuando asume un nuevo Gobierno vamos a ver al presidente para iniciar relaciones. Con este hombre hicimos lo mismo, pero la respuesta que nos dio es que no tenía tiempo para recibirnos. Nos recibió solo una vez porque venía el presidente Hollande a Argentina y quería estar con mi nieto y conmigo tirando flores en el río y el presidente nos recibió. Fue una audiencia medio forzada. Todo lo que dijimos cayó en saco roto. Tenemos relación con la secretaría de derechos humanos y el ministro de Justicia y de derechos humanos.

-¿Han cambiado las políticas del Gobierno hacia los derechos humanos?

El actual Gobierno  no quiere saber nada del os derechos humano. Trata de borrar la historia de la dictadura de las escuelas

-Totalmente. No quieren saber nada. Tratan de borrar la historia de dictadura en las escuelas. Están cerrando lugares que teníamos como espacio que nos ayudaban a encontrar información sobre la historia verdadera de 30.000 personas. Están dando la vuelta a la historia pidiendo que liberen a los pobres viejitos, que total allí que allí hubo otros que eran malos, que eran nuestros hijos. Contradiciendo todo lo que ya está escrito, dicho y probado por Naciones unidas, por la Comisión Interamericana de derechos humanos, por Amnistía Internacional, por organismos serios…

-¿Como vivió la desaparición del activista Santiado Maldonado?

-Fue muy triste. Era un cartel ya viejo para nosotros. A mí no porque mataron a mi hija y me entregaron el cuerpo el mismo día que la asesinaron. Pero los demás quieren encontrar los restos. Ya no se pide aparición con vida. Pero si por él, por este muchacho. Y apareció muerto. Se está investigando. Los científicos tratan de averiguar las causas de la muerte y están tratando de ensuciar ese estudio con algunas versiones, que murió ahogado… hay testigos. Son acciones muy peligrosas y muy preocupantes las que estamos teniendo últimamente.

-Son ustedes un referente mundial, pero son ustedes octogenarias, alguna nonagenaria. ¿Como ve el futuro del movimiento?

-Yo tengo 87 años y la vicepresidenta 98, muy enfermita. Ya hace rato que nosotros tenemos los nietos. Los nietos recuperados y nietos que buscan a sus hermanos forman parte de nuestra comisión directiva y están aprendiendo todos los días nuestras costumbres, maneras. Siempre les digo compartan, opinen y van a ser escuchados pero mientras exista una abuela, manda la abuela.

-Desde Argentina, al frente de  un movimiento tan fuerte por los derechos humanos y la restitución de la memoria.. ¿Cómo ve lo que ha pasado en España? Aquí también hubo bebés robados por el franquismo...

-Nos preocupa mucho. Argentina tiene un prestigio en el exterior por haber resuelto claramente los problemas inherentes a esa dictadura. La quieren borrar ahora pero no van a poder, nos vamos a oponer cálidamente, sin violencia, simplemente con el consenso popular. Y sobre España, ya hace muchos años atrás, estando acá vinieron unos jóvenes, nietos de las víctimas del franquismo, a preguntarnos qué podían hacer para encontrar los restos, querían darles una sepultura digna, porque las abuelas no hablaban. Les dijimos que formasen un grupo bien compacto, legalizado, formal… que hicieran un banco genético y exigieran al Gobierno la exhumación. Han trabajado y han encontrado centenares de restos. Ahora últimamente han venido mujeres, de 40 o 50 años, que se han ocupado de los niños, que ahora ya son viejos… Quieren saber, … 35.0000 niños es una cifra escandalosa. Las ayudamos todo lo que podemos.

 -En la restitución de la memoria la transición argentina ha sido en ese sentido de la mucho mejor que la transición española

-Total, porque nosotros primero salimos y nunca dejamos de caminar. Cuando volvió la democracia seguimos y seguimos y seguimos. Esos grupos compactos de organismos de derechos humanos, de afectados directos, madres, abuelas y familiares, hijos…. Todos existimos todavía. No se cerró la búsqueda por venir la democracia, sino que cogió más fuerza.