La líder birmana San Suu Kyi califica de "terroristas" a la minoría rohinya

Finalmente, la líder de facto del Gobierno birmano y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, se ha destapado. Y no precisamente para romper una lanza en favor de la minoría perseguida de los rohinyas. Suu Kyi ha roto su silencio para referirse a los miembros de la étnia musulmana como "terroristas" y acusarles de difundir un "iceberg de desinformación". Desde hace semanas, la minoria del oeste del país, a la que no se reconoce la ciudadanía , padece una ola de violencia que se ha saldado con la muerte de 414 personas y el deplazamiento obligado de 172.000. La ONU ha informado de que, desde el 25 de agosto, al menos 146.000 rohinyas cruzado la frontera de Bangladés huyendo de la violencia.

Han sido muchas las voces que, desde todos los rincones del mundo, se preguntaban por qué Suu Kyi, máximo exponente de las víctimas de la represión militar más dura, no salía en defensa ahora del grupo oprimido. Al final se ha dejado oír, corroborando lo que escondía su silencio. Suu Kyi, en su primer comentario desde el asalto perpetrado por los insurgentes del Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA), ha acusado a los rebeldes, que al igual que el Ejército califica de "terroristas", de dividir a las comunidades del país.

En una conversación telefónica con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, la dirigente birmana ha señalado que la "calculada" campaña de desinformación sirve "para promover los intereses" del grupo armado que combate al Ejército en el estado Rakhine (antiguo Arakan), donde viven 1,1 millones de musulmanes de la etnia rohinya.

"Sabemos muy bien, mejor que la mayoría, lo que significa la privación de los derechos humanos y la protección democrática. Nos aseguraremos de que todas las personas del país sean protegidas, así como sus derechos a defensa humanitaria, social y política", reza la nota publicada por la oficina de la líder.

Tiroteos y poblados incendiados

Suu Kyi, galardonada en 1991 con el premio Nobel de la Paz, y el Gobierno birmano han sido criticados con dureza por países de mayoría musulmana, activistas proderechos humanos y Naciones Unidas ante la falta de soluciones para la situación de desamparo que viven los rohinya. Testigos y miembros de oenegés reportan tiroteos indiscriminados contra la población y el incendio de pueblos enteros, así como violaciones de los derechos humanos.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha expresado su preocupación a que la reciente escalada de violencia que vive Birmania (Myanmar) pueda derivar en una "crisis humanitaria". La Unión Europea, por su parte, ha exigido pleno acceso sin restricciones de la ayuda humanitaria para los rohinyas y ha pedido el fin de los abusos contra esta minoría. No obstante, según el comunicado, Suu Kyi no hizo mención durante la conversación al éxodo de rohinyas a territorio bangladesí.

El Gobierno de Bangladés exigió ayer a Birmania que reduzca la violencia en el noroeste del país para acabar con el éxodo masivo de rohinyas y permita el regreso de los casi 146.000 miembros de esta comunidad musulmana que han llegado a territorio bangladesí. El Gobierno de Dacca urgió a su homólogo birmano permitir el regreso de sus "nacionales", pues representan una "carga adicional insoportable" para Bangladés, que ya alberga, resaltó, a alrededor de 400.000 rohinyas que han ido llegado a su territorio en diferentes episodios de violencia contra esta comunidad.