Crisis en el país caribeño

El chavismo se adjudica victoria electoral en una Venezuela en llamas

El Gobierno habla de un ejercicio masivo del derecho al voto en los comicios constituyentes y la MUD, de centros electorales vacíos

Abel Gilbert / Caracas (Enviado especial)

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“Después de 100 días de insultos y amenazas por el color de nuestra piel, la suerte está echada: tenemos constituyente, justicia y paz. Que el mundo aprenda a respetarnos: Venezuela quiere votos y no balas”. El alcalde de Caracas y jefe de campaña, Jorge Rodríguez, dibujo su mejor sonrisa pétrea para anunciar una victoria electoral en la que el chavismo competía contra si mismo. Como era de esperar, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) desconoció por completo el resultado de una contienda que boicoteó con cortes de calles, barricadas e intimidaciones a quienes podrían ser sospechosos de simpatizar con el Gobierno. Los dirigentes más benévolos de la oposición estimaron en dos millones la participación electoral (el 10% del padrón) y la contrapusieron con los 7,6 millones de personas que el 16 de julio pasado firmaron en contra de la reforma de la Carta Magna que busca dar vuelta el orden jurídico como un calcetín. “Esto fue  una elección interna del chavismo”, dijo el diputado Stalin González.

Cuando la noche avanzaba en Caracas y se desconocían las cifras oficiales, unos aseguraban que, con estas elecciones, la “revolución” avanzaba a paso de gigante. La MUD y los grupos inorgánicos que protestan en las calles, hablaban de una derrota contundente y autoinfligida, con centros vacíos. En el medio de estas dos percepciones, empezó a asomarse  el rostro sombrío de la violencia. De acuerdo con medios de prensa, se computaron 13 muertos. La fiscal Luisa Ortega Díaz, que saltó la cerca oficial y se convirtió en la enemiga pública del Gobierno, habló de siete víctimas fatales. Rodríguez, en nombre de las autoridades, aseguró que “no se registró ningún fallecimiento relacionado con las elecciones”.

DIVISIÓN PROFUNDA

La división es tan profunda que se empieza a perfilar un camino sin retorno. Julio Borges, el presidente de la Asamblea Nacional (AN) y uno de los dirigentes de primera línea de la MUD le pidió a las Fuerzas Armadas, que cogobiernan este país  “escuchar el silencio del pueblo” y abandonar a Nicolás Maduro. “No se puede hablar de paz si hay una abstención masiva y una tremenda represión”, añadió el diputado. Borges aseguró que el “fiasco” constituyente acelera los acontecimientos que desembocarán inexorablemente en el “cambio de Gobierno”.  Maduro tuvo dos apariciones durante el domingo. A las seis de la mañana quiso mostrarse ante los venezolanos como un votante ejemplar, pero la tecnología le jugó una mala pasada. “Vamos hacer el chequeo del carné de la patria, que quede registrado que yo vine a votar, y mi carné de la Patria quedó marcado para toda la vida y que voté el día histórico”, dijo, y mostró el documento que identifica a los ciudadanos como beneficiaros de las CLAP (bolsas de comida) y otros derechos sociales a través de un código QR. Eran las seis de la mañana y el presidente exhibió su carné ante las cámaras. Al pasarlo por el scanner del dispositivo lector, apareció la frase más impensada: “La persona no existe o el carné fue anulado”. Maduro no esperaba semejante aprieto. La máquina lo desautorizó y la oposición encontró en el incidente un regalo político, una evidencia de que los controles electorales no eran de confianza. “El que tenga ojos que vea”, dijo después, convencido de que la afluencia de votantes en las urnas había sido tan contundente como entusiasta.

EL CHAVISMO SE FRACTURÓ

Las  calles de Caracas, y no solo aquellas del este, tomadas por la oposición, estaban sin embargo bastante lejos de mostrar un entusiasmo inequívoco. En muchos barrios populares hubo clara abulia y no se votó a la altura de las expectativas. Sectores disidentes del chavismo confirmaron esa impresión a este enviado. “Este proceso carece de legitimidad de origen. El chavismo se ha fracturado en los hechos, su liderazgo deteriorado. Estamos en un punto de inflexión”, dijo Gustavo Márquez, ex ministro de Comercio de Hugo Chávez.

PESIMISMO Y PELIGRO

El pesimismo reina en Caracas Unos y otros se excluyen mutuamente. Luis Vicente León, de Datanálisis, sostiene que, en estas circunstancias de polarización completa, “es imposible” concretar un pacto social “en el que no participa la otra parte”. León cree que la LMUD debe probar “si es verdad que ser mayoría, pero sin armas, ni organización, ni recursos y sin un liderazgo unificado, es suficiente para enfrentar la batida radical de un Gobierno dispuesto a todo para preservarse”. No faltan los que piensan que ese objetivo es parecido a la cuadratura de un círculo.

La discusión sobre los números de estas elecciones es en un plano irrelevante porque la MUD no los reconoció. Para la oposición, “la lucha verdadera” empieza el lunes. 

Colombia, Panamá y México no reconocerán los resultados