VARAPALO AL PRESIDENTE

El Congreso acorrala a Trump para endurecer las sanciones a Rusia

Los dos partidos en las dos cámaras acuerdan una propuesta de ley que impedirá al presidente rebajar por su cuenta la presión a Moscú

Putin y Trump se dan la mano en su reunión del día 7, en el marco de la cumbre del G-20.

Putin y Trump se dan la mano en su reunión del día 7, en el marco de la cumbre del G-20.

Idoya Noain / Nueva York

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Ni ‘Trumpcare’ ni la reforma fiscal ni la inversión en infraestructuras. La primera gran legislación que se prepara para aprobar el Congreso de la era de Donald Trump, controlado por los republicanos, es una que el presidente preferiría que no llegara a su mesa: una propuesta de ley que endurecerá las sanciones a Rusia tanto por la injerencia en las elecciones estadounidenses como por las agresiones militares en Ucrania y Siria y por abusos de derechos humanos. Y la norma, que tiene prácticamente garantizada su aprobación al haber sido pactada por congresistas de los dos partidos en las dos cámaras, acorrala a Trump, que pese al consenso de la comunidad de inteligencia estadounidense sigue poniendo en duda la responsabilidad del Kremlin en los ataques al proceso electoral y quería flexibilidad para hacer diplomacia con Vladimir Putin aligerando la presión sobre Moscú.

El acuerdo bipartidista para sacar adelante el proyecto de ley, que también incluye sanciones a Irán y a Corea del Norte, se anunció el sábado. La votación en la Cámara Baja se producirá el martes y abrirá el camino para que las dos cámaras cumplan todos sus trámites y le den el visto bueno antes de su receso veraniego. Y ahí estará el dilema de Trump: podría intentar vetarla, pero correría dos riesgos. Su veto podría ser anulado si los congresistas logran una mayoría de más de dos tercios, pero además colocaría en la difícil posición de justificar su laxitud con Moscú a un presidente ya extremadamente asediado por el 'Rusiagate', la investigación sobre la posible cooperación de su campaña con la injerencia rusa, y por su cálida relación con Putin.

EL RETO DEL VETO

No está claro qué hará Trump. Este domingo la nueva secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, ha insinuado que Trump firmará la ley al asegurar en un programa de la ABC que “la Administración apoya ser duros con Rusia, en particular imponiendo estas sanciones”, aunque ella ha vinculado los castigos solo a la intervención en Ucrania y no a la injerencia en las elecciones.

No obstante, el nuevo director de comunicaciones de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci, ha sido mucho más vago respecto el compromiso de Trump de respaldar los castigos. “Tomará esa decisión cuando la tome”, ha dicho en una entrevista en CNN, una intervención con la que ha desatado la polémica al recordar también que el presidente sigue sin estar convencido de la responsabilidad rusa en la injerencia electoral. “Quizá lo hicieron, quizá no”, asegura Scaramucci que le ha dicho personalmente Trump.

EL PODER DE TRUMP, LIMITADO

El presidente está prácticamente solo en cuestionar la interferencia del Kremlin y precisamente esa soledad explica que la preparación de la ley de sanciones haya unido a republicanos y demócratas. No ha sido un proceso fácil, pero finalmente han pactado una iniciativa legislativa que convierte en ley las sanciones que Barack Obama dictó en diciembre por orden ejecutiva contra Rusia como castigo por la injerencia.

La norma pretende limitar las alianzas comerciales de compañías estadounidenses con empresas rusas en los sectores de energía y defensa, aunque se ha adaptado a preocupaciones expresadas por la industria estadounidense de que la extrema dureza podría beneficiar a los rusos y eleva los parámetros que prohibirían los acuerdos empresariales. Castigará también a rusos acusados de abusos de derechos humanos, de dar armas a Siria o de minar la ciberseguridad.

El elemento más dañino de la propuesta para Trump, no obstante, es que la ley impedirá al presidente decidir unilateralmente rebajar la presión a Moscú. En concreto, y basándose en un modelo que los republicanos utilizaron en 2015 para restar autoridad a Obama para aligerar por su cuenta sanciones a Irán, la propuesta de ley obliga a Trump a enviar al Congreso un informe sobre cualquier tipo de acciones bajo su consideración que “alterarían significativamente” la política exterior de EEUU respecto a Rusia.

Eso incluye cualquier plan para aligerar sanciones o para devolver las propiedades rusas en Maryland y Nueva York que Obama ordenó desalojar en diciembre y cuya devolución Moscú reclama con insistencia. Una vez que los congresistas reciban ese informe del presidente, dispondrán de 30 días para estudiar y debatir las propuestas, que podrían aceptar o rechazar.

UNIDAD INUSUAL

El acuerdo entre republicanos y demócratas ha permitido respirar en Washington un aire inusual de bipartidismo, aunque la negociación de la propuesta no ha estado exenta de tensiones. Durante el proceso los demócratas han acusado a los republicanos de intentar proteger a la Casa Blanca con tácticas dilatorias y hay temores de que la inclusión en la propuesta de ley de las sanciones a Corea del Norte retrase la votación (porque una propuesta anterior aprobada por el Senado no contenía las sanciones a Pyongyang y la Cámara Alta tendrá que votar el nuevo texto). El sábado, no obstante, el mensaje común era el de satisfacción con el texto pactado, que representantes de ambos partidos consideran “fuerte”.

En Moscú, mientras, la reacción era la que se podía esperar y un portavoz de Putin, Dmitri Peskov, ha dicho que la valoración del acuerdo del Congreso es “altamente negativa”.