Trump, un monstruo mediático

Donald Trump

Donald Trump / periodico

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Encuestadores, analistas y comentaristas políticos, gurús de la predicción basada en los datos y medios de comunicación siguen en Estados Unidos, tres días después de la inesperada victoria de Donald Trump, pensando en cómo pudieron errar tanto, tratando de entender en qué se equivocaron, en algunos casos (probablemente demasiado pocos) entonando mea culpas... El papel de todos ellos en la carrera electoral, igual que el inesperado camino hasta la Casa Blanca de Trump, será durante mucho tiempo material obligatorio de estudio y análisis. Pero ya en las primeras horas tras el shock, hay algo que ha quedado demostrado: Trump ha sido un verdadero monstruo mediático, tanto en medios tradicionales como en un universo donde la tecnología ha alterado radicalmente la distribución de información, no solo en lo que se refiere a cantidad sino también en calidad. O incluso en facticidad.

Las cifras apoyan esa afirmación. Según MediaQuant, una empresa que sigue la cobertura mediática de cada candidato y computa cuánto le habría costado basándose en tarifas publicitarias y en alcance (teniendo en cuenta tanto medios tradicionales como redes sociales), entre julio del año pasado y finales de octubre Trump ha recibido gratuitamente una cobertura que pagando le habría costado 5.600 millones de dólares. Eso supera con mucho los 3.500 millones que ha tenido Hillary Clinton en ese mismo periodo en esos llamados “medios ganados” gratuitamente, que incluyen artículos, segmentos en televisión y radio, entradas en blogs y menciones en redes sociales.

DESDE EL PRIMER DÍA

El fenómeno arrancó el mismo día en que Trump lanzó su candidatura con aquel discurso extremo donde metió a los mejicanos, y por extensión a los inmigrantes, en un saco de “criminales, violadores y narcotraficantes”. Fue solo la primera de incontables intervenciones plagadas de declaraciones incendiarias. Y aunque inicialmente algunos medios se resistieron a dotar de una pátina de seriedad sus exabruptos, y algunos incluso decidieron incluir inicialmente la cobertura en su sección de entretenimiento, estaban ante un tsunami que acabó arrastrando a todos.

El empresario con décadas de experiencia en la prensa rosa y con 14 años de formación en la televisión realidad gracias a su programa The Apprentice logró, por ejemplo, que televisiones como CNN retransmitieran en directo algunos de sus mítines o ruedas de prensa, sin cortes ni filtros, incluso antes de haber pasado por las primeras urnas de las primarias. Ningún otro candidato, republicano ni demócrata, ha tenido semejante altavoz con tanta frecuencia.

VERDAD A CAMBIO DE CLICK

En el fenómeno Trump, además, ha jugado un factor clave la nueva realidad de internet y las redes sociales, que aunque ya habían desempeñado un papel fundamental en elecciones anteriores ahora han alcanzado nuevas cotas de influencia. Y aunque los medios tradicionales las han usado para alcanzar a los lectores con piezas de periodismo riguroso, compiten con nuevos sitios donde a menudo la verdad se vende barata a cambio de un click y donde las emociones son más efectivas que los datos.

Nadie está en el ojo del huracán por la propagación de desinformación más que Facebook y las críticas a la red creada por Mark Zuckerberg han sido constantes, especialmente después de que tras las presiones conservadoras de que sus editores eran parciales al colocar las noticias destacadas se decidiera despedir a ese equipo humano y dejar en manos de sus algoritmos la selección, impidiendo el filtro de la verdad y, a la vez, potenciando las burbujas de polarización.

Un análisis realizado por Buzzfeed de tres de las principales páginas en Facebook de extrema derecha, por ejemplo, ha comprobado que el 12% de lo que se publica es "sobre todo falso" y el 25% medio verdad y medio mentira, dejando solo el 47% de sus publicaciones en la categoría de "principalmente verdad". Los porcentajes en las páginas estudiadas de extrema izquierda son algo mejores pero tampoco alentadores: 5% falso, 14% mezclado y 56% verdad.

Quizá a eso es a lo que se refería este jueves Zuckerberg cuando recordaba que hay falsedades a ambos lados del espectro político y se defendía de las críticas diciendo que “hay profunda falta de empatía al asegurar que alguien solo pudo votar como lo hizo porque vio algunas noticias falsas”. Pero Zuckerberg cada vez convence menos con esos argumentos, o con el repetido de que la suya es “una compañía tecnológica y no mediática”. Según un estudio publicado este año por el centro Pew, el 44% de los estadounidenses obtienen sus noticias de su red