CUMBRE DECISIVA DE LA UNIÓN EUROPEA

Merkel apoya la reforma de la UE que pide Cameron

La bandera británica es izada ante las instituciones europeas con motivo de la visita de Cameron, el martes.

La bandera británica es izada ante las instituciones europeas con motivo de la visita de Cameron, el martes. / REUTERS / YVES HERMAN

SILVIA MARTÍNEZ

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No hay dirigente político en la Unión Europea (UE) que no comprenda la disyuntiva a la que se enfrenta David Cameron en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que comienza este jueves en Bruselas. El primer ministro británico está obligado a regresar a Londres con un acuerdo que le permita cantar victoria ante su euroescéptica audiencia de forma que pueda hacer campaña por el 'sí' en el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido que ha prometido. Aunque persisten las reticencias sobre los elementos más sensibles y polémicos, como las restricciones a los trabajadores europeos o los beneficios por hijos, el presidente de la UE, Donald Tusk, intenta limar contrarreloj un texto que permita mantener a Gran Bretaña dentro del club.

“Es comprensible que todos los estados traten de proteger su sistema social de cualquier tipo de abuso”, admitía este miércoles la cancillera alemana, Angela Merkel, que se presenta como una de las grandes aliadas de Cameron. “No se trata solo de intereses particulares de los británicos. Al contrario, algunos puntos están justificados y son comprensibles”, añadía en su tradicional comparecencia previa ante el Bundestag. “Todavía no hay garantías de que lograremos el acuerdo” porque “diferimos en algunas cuestiones políticas” pero no cerrar un acuerdo sería “una victoria geopolítica para aquellos que quieren dividirnos”, avisaba poco después el presidente de la UE, en la carta de invitación remitida a los 28, sobre lo mucho que está en juego. Hasta Francia, una de las delegaciones “más beligerantes” en cuanto a los cambios exigidos por Londres en gobernanza económica, reconoce que “la salida de Gran Bretaña significaría una conmoción con consecuencias difíciles de imaginar para Europa”, según aseguró el primer ministro francés, Manuel Valls.

TEMORES EN EL ESTE

Ese es el desenlace que los 28 líderes de la UE tratarán de evitar, apoyados por una “sala de guerra llena de abogados” según un diplomático europeo, con el objetivo de aclarar los problemas jurídicos que Tusk no ha resuelto en su última gira de las capitales comunitarias. Entre las cuestiones pendientes, sobre todo una: las restricciones en el acceso a los beneficios sociales para los trabajadores europeos en Gran Bretaña, que Londres quiere limitar hasta cuatro años y la indexación de las ayudas por hijo. “Para nosotros es una prioridad. Hay que encontrar una solución no solo para Reino Unido sino también para nosotros”, insiste un diplomatico de uno de los cuatro países del grupo de Visegrado. “Tiene que quedar claro que es algo para el Reino Unido, que otros países no podrán retringir la libre circulación”, añade sobre los temores que existen en el este de Europa.

Otras delegaciones tienen problemas con la interpretación que hace Londres de la “unión cada vez más estrecha” o la toma de decisiones económicas dentro de la Eurozona. De ahí que Tusk haya previsto una primera sesión de trabajo el jueves para continuar previsiblemente con “un desayuno inglés” el viernes. En medio podrían tener lugar reuniones bilaterales para ir limando un pacto que hay quien da ya por cocinado. “Está todo el mundo en plan felpudo con los británicos”, responde gráficamente un diplomatico europeo.