LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

Clinton desaprovecha la oportunidad para frenar el impulso de Sanders

La exsecretaria de Estado abraza el legado de Obama en el sexto debate demócrata

Bernie Sanders y Hillary Clinton se saludan al final del debate demócrata, el jueves en Milwaukee.

Bernie Sanders y Hillary Clinton se saludan al final del debate demócrata, el jueves en Milwaukee. / KS

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Después de haber perdido por más de 20 puntos las primarias de New HampshireHillary Clinton llegó al debate demócrata de esta pasada madrugada en Milwaukee (Wisconsin) con la necesidad de frenar la carrerilla de su rival y levantar el vuelo aprovechando que la pelea se traslada ahora a territorio propicio para sus intereses, dos estados donde el voto de las minorías será decisivo. Se esperaba a una Hillary agresiva y frontal en sus ataques a Bernie Sanders, pero durante buena parte del envite primó más civismo del esperado y a la noche le faltó cafeína. Los dos candidatos demócratas a la Casa Blanca se diferenciaron más en las formas que en los fines y, aunque los dos cortejaron a los votantes negros e hispanos, este sexto debate está llamado a dejar las cosas como estaban.

El encontronazo más duro se produjo a costa de Barack Obama, cuyo gestión ha defendido con uñas y dientes durante toda la campaña la que fuera su secretaria de Estado. Obama sigue siendo muy popular entre los demócratas y, especialmente entre los negros, que son la llave para ganar en Carolina del Sur, donde se vota dentro de 15 días, poco después de Nevada. Nueve de cada 10 afroamericanos aprueba su gestión y, con ese dato en mente, Clinton abrazó sin fisuras el legado del primer presidente negro de Estados Unidos. No solo se presentó como la persona adecuada para preservarlo, sino que acusó al socialista de Vermont de criticarlo como si fuera un republicano.  

"Hoy el senador Sanders ha dicho que el presidente Obama ha fracasado en el test del liderazgo", dijo casi al final de la noche. "No es la primera vez que lo critica. En su día lo llamó débil y ha dicho que ha sido una decepción". El candidato de protesta se revolvió sin perder la compostura. "Señora secretaria, eso ha sido un golpe bajo", le dijo antes de explicar que son amigos o que trabajó para su reelección en el 2012. "Uno de nosotros le disputó la presidencia y yo no fui ese candidato", le dijo refiriéndose a la batalla en las presidenciales de hace ocho años, cuando los Clinton trataron de demoler con todas las armas a su alcance al entonces joven senador por Illinois.

LAS FUENTES DE FINANCIACIÓN

Sanders se precia de no aceptar dinero de la industria financiera, a la que acusa de haber destruido la economía del país en el 2008 y de secuestrar las reglas del juego democrático con sus donaciones multimillonarias a otros candidatos y los súper comités de acción política que defienden sus intereses. Sanders es el único que no tiene un Súper Pac. Y se lo volvió a recordar a su rival acusándola de haber recibido 15 millones de dólares de Wall Street. Clinton se defendió con el argumento de que también Obama recibió dinero de la bancos en su día, pero eso no le impidió enfrentrarse a ellos en la reforma financiera. "No insultemos la inteligencia del pueblo americano", replicó Sanders ante la insinuación de que ese dinero no compra influencia política. "¿Para qué hace Wall Street grandes contribuciones electorales? Por diversión, supongo", añadió con ironía.

Pensando en los hispanos de Nevada, Sanders le buscó las cosquillas por su postura durante la crisis de los niños refugiados centroamericanos, pero es muy cuestionable que lograra restarle apoyos entre un electorado que hasta ahora parece inclinarse en masa por la exsecretaria de Estado. En esta campaña, Hillary se presenta como la candidata más experimentada y pragmática para sacar adelante una agenda reformista que blinde las conquistas sociales de los últimos años e impulse el rescate de la clase media.

A su rival, en cambio, lo describe como un soñador que propone planes costosos e impracticables como una sanidad universal, universidad pública gratuita o grandes inversiones en infraestructura. Su principal ventaja está en la política exterior. Sanders se pierde en las generalidades y, en plena renovada ansiedad por el terrorismo, recela del intervencionismo frente a una Hillary que tiene más hechuras de halcón.

A VUELTAS CON KISSINGER

Esas diferencias quedaron patentes cuando surgió la controvertida figura de Henry Kissinger, el que fuera secretario de Estado con Nixon y Ford y premio Nobel de la Paz. Para Hillary es uno de sus mentores en el Departamento de Estado y una voz respetada que escucha siempre con atención. "Lo encuentro bastante increíble", dijo Sanders. "Estoy orgulloso de decir que Henry Kissinger no es mi amigo. No escucharé su consejo". Para parte de la izquierda, Kissinger es esencialmente un criminal de guerra por su papel en Vietnam, Laos y Camboya. Sanders no lo insinuó, pero dijo que los bombardeos secretos que impulsó en Camboya allanaron el camino para la llegada al poder de los jemeres rojos