Entra en vigor en Dinamarca la "ley de las joyas"

Refugiados en Jutland, al norte de Dinamarca.

Refugiados en Jutland, al norte de Dinamarca. / periodico

EL PERIÓDICO / COPENHAGUE

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Debemos palpar a la gente como procedemos cuando practicamos un arresto". Así es como, según el sindicato de policía Politiforbundet, a partir de este viernes actúan los agentes de Dinamarca con los refugiados e inmigrantes que entran en el país para proceder a confiscarles el dinero que lleven por encima de 1300 euros y los objetos cuyo valor supere ese importe, al entrar en vigor la controvertida ley de extranjería aprobada el pasado 26 de enero y que ya ha sido bautizada como "la ley de las joyas".

"La inspección la debemos hacer mediante palpación sobre la ropa y el registro de los bolsillos", precisa el Ministerio del Interior danés en la instrucción dada a los policías para proceder a la confiscación de bienes, de la que quedan excluidas las alianzas matrimoniales y "bienes sentimentales ligados a una historia personal particular que hacen que no puedan ser sustituidos por otros".

Botones y mangas

Antes de todo, los policías deben pedir a los inmigrantes o refugiados que muestren el dinero y los objetos de valor que llevan. Luego pueden registrar las bolsas y equipajes. Los policías pueden ordenar desabrochar el botón superior de una camisa o subirse las mangas pero no pueden obligar a desnudarse o penetrar en los orificios corporales.

La nueva ley de extranjería danesa fue aprobada el pasado día 26 de enero por el Parlamento con el apoyo de cinco fuerzas políticas que suman casi tres cuartas partes de la Cámara. Pese a ese amplio consenso, ha generado amplias críticas dentro y fuera de Dinamarca, desde organizaciones no gubernamentales y la ONU, al mundo del arte y la cultura.

"Son malas noticias. Es una ley muy dura. En el fondo no es muy distinto a lo que pasa en mi país, allí la policía también te quita cosas cuando llegas", explica a la agencia Efe Efe Nasrullah Haidari, procedente de Afganistán y que lleva seis años en Dinamarca, donde ha conseguido la condición de refugiado.

Vender para viajar

"Es como un robo. Los políticos no saben de la vida real, les da igual", afirma el etíope Diji Dejejue, solicitante de asilo que llegó a este país desde Italia hace un año y espera ahora a que se resuelva la tramitación de su petición de asilo. "Es una ley muy mala. La gente vende todo lo que tiene allí para poder venir y luego lo que nos queda nos lo quieren quitar", se lamenta Ali, iraní 

"Se puede notar la ira y la frustración. Trabajan duro para tratar de entender lo que ocurre, pero no pueden comprender por qué los tratan así, como si no fueran bienvenidos", dice Morten Goll, director de un centro, regido por voluntarios, que ofrece desde cursos de idiomas o para aprender a andar en bicicleta a servicio de peluquería y actividades específicas para mujeres.

Además, la nueva reforma legal aumenta de uno a tres años el plazo para acceder a la reagrupación familiar, una norma que el propio Gobierno ha admitido que podría violar las convenciones europeas.  

Dinamarca, que implantó a comienzos de año controles fronterizos provisionales, recibió en 2015 a 21.000 solicitantes de asilo, un tercio más que en 2014. Suiza y algunos 'lands' alemanes confiscan también bienes a los refugiados.