PULSO EN ASIA

La inminente puesta en órbita de un satélite norcoreano alarma a la comunidad internacional

Pionyang defiende la naturaleza pacífica del lanzmiento mientras el mundo ve un ensayo bélico encubierto

Un visitante toma fotos de un modelo de globo terrestre en el complejo Sci Tech de Pionyang, este miércoles.

Un visitante toma fotos de un modelo de globo terrestre en el complejo Sci Tech de Pionyang, este miércoles. / AP / KIM KWANG HYON

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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El anuncio norcoreano de la inminente puesta en órbita de un satélite ha generado la habitual catarata de condenas y certificado el diálogo de sordos entre Pionyang y la comunidad internacional. Dos agencias internacionales recibieron el martes el aviso oficial de que Corea del Norte lanzará un misil de largo alcance entre el 8 y el 25 de este mes. Pionyang ya había cumplido en el pasado los trámites prescritos para cualquier Gobierno antes de cualquier lanzamiento y que buscan alertar a los civiles, barcos y aviones sobre el vuelo del proyectil.

Corea del Norte ha previsto que la primera fase de su próximo cohete caiga al oeste de la costa surcoreana y cerca de la isla de Jeju, mientras la segunda lo haga en algún lugar de la costa este de Filipinas. Los cálculos norcoreanos no han sido en el pasado especialmente fiables.

“Es mi placer informarles de la decisión del Gobierno de la República Democrática Popular de Corea de lanzar un satélite de observación terrestre Kwangmyongsong conforme al programa nacional de desarrollo espacial”,  comunicó Pionyang a la Organización Marítima Internacional.

EL MISMO DEBATE

Los misiles de largo alcance norcoreanos conducen al mismo debate. Pionyang defiende que tiene el mismo derecho que otro país al uso pacífico del espacio y subraya que sus satélites tienen finalidad científica o meteorológica, mientras el mundo juzga esos lanzamientos como ensayos bélicos para perfeccionar sus misiles balísticos. La tecnología de un misil para poner un satélite en órbita o llevar una ojiva nuclear a Estados Unidos es la misma, solo cambia la carga. La discusión es puramente retórica porque la ONU prohíbe a Corea del Norte cualquier tipo de lanzamiento de misiles.

El mayor éxito norcoreano hasta el momento ya estimuló la discusión en diciembre de 2012. Pionyang puso en órbita un satélite meteorológico para prever las sequías y lluvias que castigan su agricultura. El misil Unha-3, con una capacidad de vuelo teórica de 10.000 kilómetros, había fracasado en sus cuatro vuelos anteriores en alguna de las tres fases. El lanzamiento generó la condena de la ONU en general y de Japón y Corea del Sur en particular.

Washington ya se ha apresurado a pedir al Consejo de Seguridad de la ONU una ampliación de las sanciones cuando apenas un mes atrás se le impusieron a Corea del Norte las últimas tras su primer ensayo nuclear con una bomba de hidrógeno. “No pedimos una resolución preventiva por un lanzamiento que aún no ha ocurrido. Pero el anuncio en sí mismo ya nos indica que la comunidad internacional necesita tomar una acción más firme contra ellos”, ha afirmado el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby.

"INNEGOCIABLE"

Las amenazas, condenas y sanciones internacionales tienen efectos muy limitados debido a la vocación aislacionista del régimen. El embajador norcoreano en Londres, Hyon Hank Bong, ya calificó recientemente el lanzamiento como innegociable. “Iremos adelante sin duda. Si aprueban resoluciones lo interpretaremos como una provocación y sólo empeorará la situación. Os aseguro que el lanzamiento tiene una finalidad pacífica”, aseguró.

Corea del Norte acumula décadas levantando su programa nuclear con resultados desiguales. Sus cuatro ensayos demuestran que dispone de material nuclear suficiente pero eso solo es el principio: también necesita un misil de largo alcance con un vuelo fiable y la tecnología para calzarle la ojiva. Pionyang y Washington comparten intereses para exagerar la amenaza del programa nuclear norcoreano, pero los expertos independientes aseguran que Corea del Norte está muy lejos aún de completar el camino.