"Ha sido un ataque para apoyar al profeta"

La filial de Al Qaeda en el Sahel reivindica el atentado contra un hotel frecuentado por occidentales en Burkina Faso

asalta Uagadugú

asalta Uagadugú / IS

BEATRIZ MESA

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"Hemos organizado este ataque para apoyar al profeta Mohamed y a las víctimas de la injusticia”, dice en un mensaje grabado uno de los terroristas que el viernes por la noche atacaron un hotel frecuentado por occidentales en Uagadugú y que acabó con la muerte de 27 personas. En el audio, los terroristas de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) se atribuyeron el atentado.

En el archivo sonoro, los terroristas apoyaron a sus aliados de Siria y Yemen, amenazaron a Francia, país que mantiene tropas desplegadas a lo largo de del Sahel, con bases militares en Mali, Burkina Fasso y Chad. Además, juraron lealtad al jefe de la organización, Ayman Al Zawahiri. El del viernes es el primer ataque terrorista lanzado contra Burkina Fasso por un comando de AQMI, que asaltó de manera simultánea el café-restaurante, Le Cappucino, y el hotel Splendid, separados por pocos metros. 

Los terroristas se atrincheraron durante varias horas en el hotel con un número indeterminados de rehenes hasta que la operación fue abortada con la intervención de fuerzas especiales de la seguridad de Burkina Faso, con el refuerzo en el operativo de efectivos franceses con base en Uagadugú y procedentes del norte de Mali, así como de militares estadounidenses. La operación terminó, según el último balance, con 27 muertos—cuatro son asaltantes--, más de 30 heridos, 126 rehenes liberados y un terrible sentimiento de inseguridad. Las víctimas son de 18 nacionalidades distintas. 

BURKINA FASO, DE PAÍS MEDIADOR A OBJETIVO TERRORISTA

“¡Burkina Fasso está en guerra a causa de los enemigos de la democracia!”, manifestó el analista Jean Babtise Placca, quien se cuestiona quien está tras los yihadistas porque “Burkina no es tierra para el yihad”. Lo que está claro es que apenas los burkinabés comienzan a caminar en la senda democrática cuando estalla un golpe terrorista --hace unos meses un intento fallido de golpe militar-- que pretende interrumpir un proceso de cambio que se inició hace más de un año cuando un levantamiento popular puso fin a 27 años de dictadura de Blaise Compaoré, que potenció la injusticia social, la exclusión política y la represión. 

Aún peor, participó mediante sus aliados de la región del Sahel en el imbricado entramado del crimen organizado, así como secuestros de rehenes occidentales y tráficos de ilícitos. Fuentes de la inteligencia occidental consultadas por EL PERIÓDICO aseguraron que Compaoré mantenía estrechas relaciones con un reputado barón de la droga, Omar Ould Tahar, cabecilla del Movimiento por la Unidad en el África Occidental (MUYAO), organización escindida en el 2012 de Al Qaeda en el Magreb Islámico. Esto explica, en parte, el interés de este país de intervenir en las operaciones de secuestro. Ahora que Compaoré fue desbancado de su silla presidencial, la pregunta del millón ¿qué actores intervendrán como mediadores para liberar a rehenes?.  

El pueblo consiguió, en un inédito proceso revolucionario, frenar los cambios constitucionales que se preparaban para garantizar una larga vida al régimen militar y, ante la amenaza del terror yihadista, “los ciudadanos de Burkina Fasso se preparan para echarle un pulso porque en Burkina todos nos conocemos”, condenó Babtise Placca.