LA SOLIDARIDAD DE UN SOCORRISTA

"El agua cada vez está más fría"

El barcelonés Marcos Chércoles colabora con Proactiva Open Arms auxiliando refugiados en Lesbos

El socorrista barcelonés Marcos Chércoles, en Skala Sikamineas (Lesbos).

El socorrista barcelonés Marcos Chércoles, en Skala Sikamineas (Lesbos).

JAVIER TRIANA

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«El flujo de refugiados es incesante, y no tiene pinta de que vaya a parar», asegura Marcos Chércoles. Socorrista barcelonés de 29 años y uno de los miembros de la oenegé Proactiva Open Arms en la isla griega de Lesbos, Chércoles no atisba nada bueno en el horizonte: «Es una tragedia lo que está pasando aquí».

Proactiva llegó a Lesbos a mitad de septiembre, sacudida por la imagen del niño sirio Aylan Kurdi boca abajo, muerto, en una playa turca, mientras su familia trataba de alcanzar Europa. «¿Cómo es posible que estemos vigilando las playas todo el verano mientras aquí se estaba ahogando gente en una zona donde es propio nuestro trabajo?». Ni Marcos ni sus compañeros se lo pensaron antes de viajar a Lesbos. «El horizonte cada vez se amplía más: 15 días, luego un mes. Pero es que estamos teniendo tanto apoyo de la gente y la necesidad de ayuda es tan grande... De momento vamos a intentar estar hasta la llegada del invierno. El agua cada vez está más fría».

«En las barcas, nos encontramos a gente que ha huido de una guerra. Que a lo mejor lleva 25 días caminando. Que lleva durmiendo Dios sabe dónde... Su forma física está muy mermada. La gente que suele venir, viene con ropa. Algunos incluso se ponen dos pantalones porque hace frío, sudaderas, mochilas... Las madres llevan a sus hijos atados con cinta aislante en el pecho. Eso hace que, cuando hay un naufragio, con el agua fría, la ropa mojada... sea imposible nadar. A las madres y a las señoras mayores las suelen sentar en el centro del barco, así que cuando han pasado dos o tres horas navegando, o algunos incluso más, las piernas se les duermen. No se pueden levantar cuando llegan. Y si caen al agua, tampoco van a poder nadar».