LOS HABITANTES

Alcaldes y familias de las víctimas: unidos en el dolor

Los ediles de la zona mantienen estrecha relación con las familias catalanas de las víctimas

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31677242 60 / BH/VPA

EVA CANTÓN / PRADS-HAUTE-BLÉONE

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Pocos habrán olvidado la lección de transparencia legal que el fiscal de Marsella encargado de la investigacióndel accidente de Germanwings, Brice Robin, ofreció el 26 de marzo del 2015 al informar con extrema delicadeza del acto intencionado de un joven piloto sumido en la depresión llamado Andreas Lubitz.

Mientras la vía legal seguía su curso, y con ella el mercadeo en el reparto de culpas, los alcaldes más directamente afectados por la gestión de la crisis recibían a familiares de las víctimas que, al dolor por la pérdida, sumaban el desconcierto de hallarse en el extranjero en medio de perfectos desconocidos.

«Vivimos momentos difíciles», admite Bernard Bartolini, alcalde de Prads-Haute-Bléone, una localidad con tan sólo 195 habitantes que se volcó, como todas las comunidades vecinas, en la acogida de los afectados por el siniestro. «Fuimos el vínculo entre el lugar del accidente y su duelo. Estábamos en el medio y servimos de catalizadores», añade.

Bartolini recuerda que hubo algunos que se llevaron un saquito de tierra, una piedra o la rama de un árbol con liquen, objetos palpables que pudieran identificar con el lugar del drama. Algunas familias catalanas lo que querían era hacerse una foto con Bartolini, orgulloso de que esa relación superara las barreras idiomáticas y se haya convertido en muchos casos en amistad. «Llegamos a entendernos porque no están sólo las palabras, también los gestos», recuerda.

PLACA CONMEMORATIVA

El edil recibió a muchas de estas familias catalanas este verano en Prads, donde junto a una placa conmemorativa ondea un estandarte con las banderas de todos los países de los fallecidos. Y sigue en contacto con ellas, al igual que con la ya exvicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega, a la que hoy tenía previsto enviar un email. «Para nosotros era importante también. Yo siempre digo -y fue el titular de un periódico- que nos quedamos con lo bueno de lo malo. Lo mejor es la relación que tenemos con la gente y esas relaciones hay que conservarlas», prosigue. El edil intenta mantener a las familias informadas de cómo van evolucionando las cosas sobre el terreno y el pueblo está dispuesto a recibirles en todo momento.

También recuerda las palabras de elogio del embajador español, Ramón de Miguel, cuando les dijo a los alcaldes que en tres meses habían hecho más por las relaciones entre España y Francia que los embajadores en cinco años.

Bartolini es consciente de que los alcaldes no pueden aliviar la angustia que genera la investigación sobre las circunstancias del accidente y sus eventuales responsabilidades pero al menos intentan satisfacer las peticiones de quienes quieren ver el sitio en el que perdieron a sus seres queridos. «Nosotros no podremos decir más de lo que diga la investigación, pero las familias, en su gran mayoría, lo que quieren es ir al lugar y para ello tienen que hacerlo en las mejores condiciones. Por eso se ha arreglado el acceso. Podrán ir hasta allí a depositar flores o lo que deseen», dice.

«Nos alteró la vida, sí, porque nadie espera algo así, pero hemos sabido gestionarlo y además forma parte de nuestro trabajo. Yo pienso casi todos los días en ello porque esto no se puede olvidar. Tenemos el deber de recordar», resume. Fue a Bartolini a quien le correspondió la tarea adminsitrativa de redactar los certificados de defunción para enviar a las correspondientes embajadas, dado que el aparato se estrelló en el término municipal del que alcalde desde 1983.