TENSIÓN ENTRE DOS POTENCIAS

EEUU desafía las reclamaciones de Pekín en el mar de China

Imagen de archivo del destructor 'USS Lassen', equipado con misiles guiados, en una visita programada a Shanghái (China), el 8 de abril del 2008.

Imagen de archivo del destructor 'USS Lassen', equipado con misiles guiados, en una visita programada a Shanghái (China), el 8 de abril del 2008.

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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La tensión que se vive en el mar de China a raíz de la política de hechos consumados que está aplicando el Gobierno de Pekín para imponer su soberanía en varios archipiélagos e islotes que también reclaman otros países de la región, ha entrado en una nueva fase. Un buque de guerra de Estados Unidos se adentró este martes en las teóricas aguas territoriales de una isla artificial construida por China para trasladar el mensaje de que no acepta sus reclamaciones territoriales y está dispuesto a defender el principio de libertad de navegación. Pekín describió la maniobra como «ilegal», pero respondió con prudencia, limitándose a llamar al embajador estadounidense a consultas.

El mar de China comunica el óceano Índico con el Pacífico y es uno de los puntos vitales para el tráfico marítimo, una ruta por la que pasa más de la mitad del comercio mundial. Washington carece allí de aspiraciones territoriales, pero teme que Pekín pueda a la larga restringir el uso de la rutas o imponer condiciones de navegación al arrogarse la soberanía de archipiélagos como el Spratly, cuya propiedad disputan también Filipinas, Taiwán, Brunei, Malasia Vietnam. Lejos de esperar a que el litigio se resuelva en los foros internacionales, China ha invertido desde el año pasado miles de millones para expandir artificialmente más de media docena de arrecifes y atolones, concebidos para albergar instalaciones militares.

ANSIEDAD

Tanto los aliados regionales de EEUU como el Pentágono no ocultan su ansiedad, pero la Administración de Obama no se había atrevido hasta ahora a responder militarmente al desafío chino. Durante meses se ha estudiado la respuesta más efectiva y finalmente se produjo este martes con el envío del destructor 'USS Lassen', equipado con misiles guiados, que pasó a menos de 12 millas náuticas del islote de Subi, perteneciente al archipiélago de Spratly. El buque patrulló escoltado por aviones de reconocimiento y, según fuentes militares citadas por la prensa estadounidense, completó su misión «sin incidentes».

A la Casa Blanca no le quedaban muchas más opciones, después de que el secretario de Defensa, Ash Carter, respondiera recientemente a la advertencia china de que «nunca se permitirá a ningún país» violar sus aguas territoriales y su espacio aéreo afirmando que EEUU «volará, navegará y operará dondequiera que la ley internacional lo permita». «Un retraso a la hora de secundar esas palabras con acciones corría el riesgo de conseguir que América pareciera un tigre de papel», escribió el 'Wall Street Journal'.

AMENAZA A LA SOBERANÍA

Por el momento, la sangre no ha llegado al río. El Ministerio de Exteriores chino acusó a Washington de haber «amenazado la soberanía y nuestros intereses en materia de seguridad, ha puesto en peligro al personal y las instalaciones de las islas y ha dañado la paz y la estabilidad regional». El mismo comunicado dijo que el Pentágono no avisó de sus planes «ilegales» a Pekín que, no obstante, llevaban días siendo telegrafiados por la prensa estadounidense. Y exigió que cesen las «acciones peligrosas y provocadoras».

Poco después, la cancillería llamó a consultas al embajador estadounidense Max Baucus y el ministro Wang Yi pidió públicamente a EEUU que «deje de actuar ciegamente y de crear problemas por nada». Los expertos no esperan que se produzca a corto plazo una escalada de los acontecimientos, porque si bien la tensión no deja de crecer desde que Xi Jingping diera un giro nacionalista a la política exterior china y Barack Obama tomara medidas algunas para contener al gigante asiático con su pivote hacia el Pacífico, los dos países se necesitan. Sirva como ejemplo los 600.000 millones de dólares que generó el año pasado el comercio bilateral.

Algunos temen, no obstante, que se haya entrado en una fase más delicada donde cualquier error de cálculo pueda desembocar en un encontronazo militar. En agosto del año pasado, el Pentágono denunció «la maniobra temeraria» de un caza de guerra chino J-11 que pasó a poco más de seis metros de un avión de reconocimiento estadounidense. Un incidente semejante se produjo el mes pasado, pocos días antes de la visita de Xi a Washington. Durante la visita, se alcanzaron algunos acuerdos respecto al clima y la ciberseguridad, pero como ha quedado claro ahora, no se acercaron posturas respecto a la soberanía de los islotes del mar de China.