TERROR EN FRANCIA

Desenlace trágico

Las fuerzas francesas abaten a los tres terroristas en dos asaltos tras las tomas de rehenes con cuatro muertos

Asalto de las fuerzas de élite francesas para liberar a los rehenes que se encontraban en un supermercado judío, en Paris

Asalto de las fuerzas de élite francesas para liberar a los rehenes que se encontraban en un supermercado judío, en Paris / periodico

EVA CANTÓN / PARÍS

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Un país en estado de conmoción. Una sociedad convulsionada profundamente por el azote del yihadismo, por un episodio terrible que marcará un antes y un después. Eso era ayer Francia cuando, al filo de las seis de la tarde, se perfilaba el trágico desenlace de dos tomas de rehenes casi simultáneas que habían mantenido en vilo a todo el mundo desde primera hora de la mañana. Los dos asaltos perfectamente coordinados de las fuerzas de élite francesas se saldaron con los tres terroristas muertos, pero dejaron al descubierto también que uno de ellos había matado previamente a cuatro de sus rehenes. Un final sangriento tras 50 horas de horror y de vértigo, que empezaron con el asesinato, el miércoles, de 12 personas en la redacción del semanario satírico 'Charlie Hebdo'.

Los responsables de ese atentado, los hermanos Saïd Chérif Kouachi murieron en la pequeña imprenta de la localidad de Dammartin-en-Goële, al nordeste de París, donde se habían atrincherado huyendo de la policía. Amedy Coulibaly falleció en una tienda de productos judíos de la Puerta de Vincennes, en el este de la capital francesa. Antes, asesinó a cuatro de la veintena de rehenes que retenía, según la fiscalía.

Los tres terroristas eran aguerridos yihadistas y actuaron de manera coordinada. Los hermanos Kouachi atacaron el 'Charlie Hebdo' el miércoles y Coulibay fue el responsable de la muerte de una joven policía municipal en Montrouge, en el sur parisino, un día después. Aunque inicialmente el Ministerio del Interior dijo no contar con elementos para poder afirmar que los dos hechos estaban vinculados, la sucesión de los acontecimientos pronto dejó claro que se trataba de miembros de la misma trama radical que actuaban en dos frentes simultáneos.

De hecho, los tres mantenían contacto regular en una mezquita de París. Las informaciones, que una vez culminada la delicada operación policial dio a conocer la emisora de televisión BFMTV, no hicieron sino corroborar esta sospecha. El secuestrador atrincherado con varios rehenes en la tienda judía llamó por teléfono al canal de televisión poco antes de ser abatido por la policía para confirmar su pertenencia al Estado Islámico (EI) y decir que se había coordinado con los hermanos Kouachi. «Ellos con el 'Charlie Hebdo' y yo con los policías», admitió.

Un periodista de la misma televisión había además hablado por la mañana con Chérif Kouachi, el menor de los dos hermanos responsables de la matanza del diario. Telefoneó a la imprenta donde los dos se habían pertrechado y el menor de los terroristas le contestó. Le dijo que recibían órdenes y financiación de Al Qaeda en Yemen y que habían sido entrenados por el imán Anwar al Awlaki, asesinado por EEUU en el 2011. Por respeto a la operación policial en curso, la cadena solo reveló estos datos pasadas las siete de la tarde de una jornada que había sido de una intensidad extrema, de una tensión máxima en dos escenarios a los que solo separaban 40 kilómetros.

CALLE BLOQUEADA

En París, la Cour de Vincennes, una larga avenida que desemboca en la Puerta del mismo nombre, permaneció bloqueada durante ocho horas por un exhaustivo cordón policial a la altura de la avenida del Doctor Arnauld Netter, en el distrito 12, impidiendo a muchos vecinos volver a sus casas. En la 'brasserie' de la esquina encontraron acomodo junto a una pléyade de informadores que convirtieron el local en improvisadas salas de redacción mientras todos pegaban sus ojos a las pantallas de televisión, que ofrecían en directo el asedio a los terroristas. Eric Mazoyer, que lleva casi 50 años viviendo en el barrio, decía con temple apostado en la barra, que no hay que tener miedo. «Esto no es la guerra. Es un grupo de gente perdida a la que, lamentablemente, ha captado el radicalismo religioso, que no el islam. Eso no me va a impedir salir de casa», aseguraba.

Pero no todos se mostraban tan valientes. Una parlanchina jubilada que fumaba a buen ritmo narraba con angustia cómo había visto llegar a toda velocidad los furgones policiales a eso de las 13.30 horas. En la calle, tras las vallas custodiadas por las fuerzas de seguridad, el debate era vivísimo y en ocasiones estallaba la polémica. Jean, un joven judío, no veía otra solución que la de abandonar Francia porque no era optimista sobre el futuro. Otros pedían mano dura y tampoco faltaron reproches al Ejecutivo. «Si hay terroristas es porque el Gobierno lo quiere», llegó a decir alguno.

Había voces que cuestionaban incluso la gran manifestación convocada para este domingo a iniciativa del presidente François Hollande para demostrar que el país permanece unido frente a la dura prueba a la que se le ha sometido.

Transcurridas 50 horas que conmocionaron al mundo, los franceses se preguntan ahora si tienen que prepararse para vivir con la amenaza permanente del yihadismo. El presidente dio a entender que el riesgo continúa y les pidió mantener la vigilancia.