El conflicto de Oriente Próximo

Matar a un enjaulado

Una periodista que vive en Gaza narra la falta de escapatoria y la angustia de los civiles

Unos palestinos inspeccionan unas casas tras un ataque israelí, ayer.

Unos palestinos inspeccionan unas casas tras un ataque israelí, ayer.

ISABEL PÉREZ
GAZA

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Un colega periodista ha sido el blanco de un misil israelí lanzado por un drone cuando se encontraba en su coche que, además, portaba luminosamente la placa «Press» (Prensa). Los chicos de la prensa en Gaza tienen un aire un tanto especial. «¿Cómo te sientes grabando tanta carne, vísceras y miserias?», le pregunto a uno de los cámaras. «Aedi» (normal), me contesta encogiendo los hombros. Cada uno de ellos tiene cientos de historias que contar que a todos nosotros nos dejarían sin habla.

Desde enero del 2013 mi apartamento está situado en la franja de Gaza. Es el segundo piso de una casa familiar, siguiendo la tradición palestina de que el hijo casado construye su hogar sobre el piso de su padre. Vuelvo a casa con mi esposo, también periodista, en el segundo día de la operación militar. Venimos a recoger algo de ropa. A partir de ahora se duerme en la oficina y no se sale mucho a la calle. Mi suegra me mira con ojos asustados: «Ten mucho cuidado». Le devuelvo un «vosotros también». Y les dejamos a merced de lo que pueda suceder en una zona donde tras marcharnos una casa fue bombardeada hasta quedar hecha escombros.

En la franja de Gaza nadie puede escapar de la tragedia. Ya en la ciudad de Gaza, en la torre de los Periodistas, edificio que alberga decenas de medios de comunicación, me dicen que el portero hoy no ha venido a trabajar. «Dos hijos de Abú Amir han muerto esta tarde en un bombardeo en Shi'ayya», cuentan. Dos hijos... Shi'ayya es un barrio densamente poblado. Además, los niños forman el 48% de la población de la franja, con lo que la probabilidad de que en cada bombardeo israelí haya un niño muerto es muy alta.

Tras dejar el portátil en la oficina, bajo de nuevo para ir al hospital central de la ciudad, A-Shifa. Allí está Ramzy, esperándome con la cámara preparada para entrar en directo. Lo veo pálido. Le pregunto qué sucede, si ha visto llegar algún cadáver. «Ayer por la noche un misil impactó en mi casa y se cayó el tejado», explica. Ramzy acaba de tener un niño. Minutos previos al derrumbamiento del tejado habían oído una explosión fuera de casa, muy cerca. Se trataba de un misil lanzado por un drone que sirve como aviso para que la familia evacúe la casa lo antes posible. Tras la advertencia, las casas se bombardean con cazas para que la destrucción sea total. Por suerte, la casa de Ramzy solo llegó a recibir un segundo misil desde un drone y los destrozos fueron mucho menores.

Tercer día de errores

Los más de 600 bombardeos que hemos tenido hasta ahora se habían fijado principalmente en casas de líderes o miembros de Hamás o de su brazo militar, Al-Qassam. Es como querer matar a un pájaro encerrado en una jaula. En la franja de Gaza no hay escapatoria. Antes de esta guerra los drones israelís volaban sobre nosotros reconociendo las zonas, tomando fotos y vigilando todo lo que pasaba. Día y noche. Así pues, saber dónde está la casa de un líder o de aquel que ha lanzado un cohete es fácil para Israel.

Me despierto con la llamada de una queridísima amiga: «Nos han lanzado un misil de aviso. Hemos evacuado. ¡Van a bombardear nuestra casa!». Cuando iba a contestarle, oigo el sonido del misil de un caza y los gritos aterradores de ella. Sin habla. Impotencia, pero sobre todo incomprensión. ¿Qué está pasando?

En la segunda cadena israelí dijeron hace 12 horas que oficiales del Ejército del Aire se habían quejado por la falta de información ofrecida por los servicios de inteligencia. ¿Cuáles están siendo los objetivos? ¿Son realmente «terroristas»? La respuesta es no, no lo son.

En el Ha'aretz informan de que el Ejército califica de «error» la muerte de ocho civiles palestinos -entre ellos varios niños- por el bombardeo de una casa en Jan Yunis. ¿Error? Tras ese error un buque de guerra israelí bombardeó una cafetería a orillas del mar, donde había jóvenes palestinos viendo el Argentina-Holanda. En el ataque hubo 8 muertos y 10 heridos graves. ¿Es error asesinar a 22 niños, 15 mujeres y 12 ancianos? ¿A un total de 86 palestinos hasta el momento?