tensión social en francia
Los opositores franceses a las bodas gay vuelven a la calle
El movimiento contrario a las bodas gais mantiene su pulso contra el Gobierno socialista de François Hollande. Ayer, a dos días de la aprobación definitiva en el Parlamento de la ley que otorga a los homosexuales el derecho al matrimonio y a la adopción, la Francia conservadora volvió a salir a la calle en París para oponerse a la primera gran reforma social del presidente.
Aunque, pese al buen tiempo, la protesta fue menos masiva que las dos anteriores -45.000 participantes según la prefectura y 270.000 según la organización-, logró su objetivo de mantener la presión sobre el Ejecutivo, que ha apretado el acelerador para aprobar la ley cuanto antes con la esperanza de apaciguar unos ánimos cada vez más crispados. En las últimas semanas algunas acciones del movimiento, en el que hay grupos de católicos integristas y de la ultraderecha, han degenerado en violencia. Los opositores a la ley han empezado también a practicar el escrache, acosando en sus desplazamientos y en la esfera privada a miembros del Gobierno y políticos de la derecha moderada que apoyan las bodas entre homosexuales.
TRIFULCA EN EL HEMICICLO/ En el Parlamento el debate no ha sido mucho más edificante. El jueves, algunos diputados protagonizaron una encendida trifulca y casi llegaron a las manos dentro del hemiciclo. En opinión del Ejecutivo, los excesos verbales -un parlamentario de la derecha llegó a acusar al Gobierno de «asesinar a niños» con la reforma- no hacen más que alentar la radicalización del movimiento.
Para evitar que la situación se les fuera de las manos dañando su imagen, la organización de la manifestación reforzó sus servicios de seguridad. Aunque algunos dirigentes políticos desertaron, los más beligerantes, como el diputado de la UMP Henri Guaino, acudieron a la cita, que finalizó en Los Inválidos, para clamar contra una ley que considera que pone en peligro «la civilización» y la «cohesión nacional», y exigir que la cuestión se decida en un referendo popular.
Apenas dos kilómetros más allá, en La Bastilla, una contraprotesta se oponía a la oleada homófoba desencadenada por el debate. Aunque admiten que, una vez aprobada la ley, será muy difícil dar marcha atrás, los antibodas gais no piensan aflojar. Para el 26 de mayo prometen otra protesta «monstruosa».
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