CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

La actitud y los gestos importan

Varios expertos analizan los retos de Obama y Romney antes del último debate, centrado en política exterior

El candidato republicano Mitt Romney habla mientras el presidente de EEUU, Barack Obama, escucha, en el segundo debate electoral, celebrado el 16 de octubre, en Nueva York.

El candidato republicano Mitt Romney habla mientras el presidente de EEUU, Barack Obama, escucha, en el segundo debate electoral, celebrado el 16 de octubre, en Nueva York. / MG JDA DP RCL**DC** JWE**DC** JN

MIREIA JULIÀ / Nueva York

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A pocas horas del último debate presidencial enBoca Ratón (Florida), centrado exclusivamente enpolítica exterior, los dos candidatos llegan a la cita con un empate técnico en las encuestas.Irán, las primaveras árabes, China, el conflicto palestino-israelí o la gestión del ataque alconsulado en Bengasi (Libia) ocauparán la conversación. Pero casi tan importante como lo que digan será el cómo lo digan. Varios expertos en comunicación analizan los retos que enfrentan el presidente Barack Obama y su rival republicano, Mitt Romney.

Eli. F. Bleich, quien fuera el director creativo de la campaña de Jimmy Carter en 1980, considera que aRomney le interesano centrarse únicamente enpolítica exterior, sino utilizarla como punto de partida para atacar laspolíticas domésticas de Obama y recuperar temas como eldesempleo. Y es que para Bleich hay una cuestión fundamental en la que Romney tiene las de perder: Iran. “La gente confía en Obama, sabe que él no irá a la guerra, y los republicanos tienen un historial de empezar guerras”, asegura. Desde la asociación de 'coaches' de debate del estado de Nueva York, su presidente John Cruz cree que Romney tampoco debería improvisar demasiado, porquecuando lo hace su retórica empeora. Y pone como ejemplo algunas expresiones que han dado mucho que hablar, como sus alusiones a laGallina Caponata o las “carpetas llenas de mujeres”.

Al margen de algunos deslices, la mayoría de expertos coinciden en la buena actuación de Romney en losdos anteriores debates. “Es un buen comunicador, aunque le falta poesía”, dice Bleich. Para él, como para muchos, Obama tiene mejor capacidad oratoria. “Para ganar el segundo debate no tuvo que hacer mucho, excepto ser el Obama que todos están acostumbrados a ver”, comenta. Lo que está claro es que el presidente no puede repetir la siesta que se tomó en el primer debate ¿con la que bromeó en una cena benéfica en Nueva York- y que la permitió a su contrincante dar un vuelco a la campaña y recuperar la credibilidad de su candidatura.

Imprevisible

Lo que ocurrirá este martes por la noche (hora de España) Boca Ratón es imprevisible. Y lo es por los cambios en el tono y la energía de los candidatos en los debates, y en la campaña presidencial en general. Así lo cree Christopher Bregler, director del Laboratorio del Movimiento de la Universidad de Nueva York, que ha observado cómo Romney ha pasado de “no mostrar mucho su lenguaje corporal” en la Convención Nacional Republicana a tener “más desenvoltura” en el primer debate, cuando fue al ataque. Obama, en cambio, según este experto en la captura y el análisis de gestos, hizo un discurso de aceptación en Charlotte “muy apasionado”, pero en el primer debate “su comunicación no verbal se vino abajo y no la recuperó hasta el segundo encuentro”.

Bregler ve diferencias en los estilos de comunicación de Romney y Obama, quien “se caracteriza más por gestos pequeños”, pero también entre el demócrata en 2008 y ahora, que está mucho más al ataque. Considera, además, que el presidente “está haciendo un buen trabajo mostrándose natural”, algo que se consigue “creyendo verdaderamente en lo que uno dice”. Para Bregler, las palabras son importantes, pero para convencer a la gente, “tienen que ir acompañadas de un lenguaje corporal que concuerde”. “El 80% o el 90% de la comunicación se basa en aspectos como el tono de voz o las expresiones faciales”, señala.

Lenguaje no verbal

Más allá del lenguaje no verbal de ambos candidatos, de cómo salgan esta vez al campo y quién se lleve los puntos de la victoria, Eli F. Bleich cree que la contienda electoral ya está prácticamente decicida. “El 95% de la gente ya ha decidido a quién va a votar, a menos que alguno de los candidatos cometa un grave error”, afirma. Bleich, que enseña ahora comunicación política en la Universidad de Nueva York, rebaja así el impacto real de un último debate que, como los anteriores, se ha convertido en puro “entretenimiento” y “espectáculo”. Que cada espectador saque su bandera y anime a su favorito. Y como se suele decir en estos casos, que gane el mejor.