UNA CAMPAÑA DESAFORTUNADA

Un sinfín de meteduras de pata

Descartar la paz palestino-israelí fue uno de sus muchos deslices anteriores

I. N.
NUEVA YORK

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Ajeno a la cámara que le grababa en mayo en un acto organizado en Florida por un millonario financiero, Mitt Romney soltó la lengua. Quizá decía lo que los acaudalados donantes querían oír. Quizá, lo que piensa. De cualquier modo, con las polémicas declaraciones sobre«el 47%» y unas también comprometidas sobre el proceso de paz de Oriente Próximo, el republicano incrementa una ya larga lista de algo más que meteduras de pata.

En ese acto Romney se mostró convencido de que el proceso de paz entre israelís y palestinos«va a seguir siendo un problema irresuelto». Desdeñó la solución de los dos estados y anuló casi cualquier opción diplomática si llega a la Casa Blanca al afirmar que«los palestinos no quieren la paz. Por motivos políticos, están comprometidos con la destrucción y eliminación de Israel».

Esas declaraciones empequeñecen incluso el grave episodio que protagonizaría meses después en su viaje a Israel, donde en julio habló de«diferencias culturales» y de«la mano de la providencia» para señalar a la supuesta superioridad israelí y el atraso económico palestino sin hacer mención del bloqueo.

Aquella visita a Tel-Aviv había llegado después de un paso por el Reino Unido donde Romney desaprovechó la fácil oportunidad de quedar bien con el más tradicional aliado de Washington, cuestionando que los Juegos Olímpicos de Londres fueran a tener buen resultado.«Algunas cosas son desconcertantes y no animan», dijo a la cara de su anfitrión.

Libia y la convención

Quedan por delante los tres debates con Barack Obama para que Romney intente dar un giro, pero llegará debilitado por sí mismo. Cuando el reciente ataque al consulado en Bengasi acabó con la vida del embajador en Libia y otros tres diplomáticos, calificó de«desgracia que la primera respuesta de la Administración no fuera condenar los ataques sino simpatizar con quienes los cometieron». Se refería a un comunicado de la embajada de El Cairo previo a los asaltos, pero ni cuando lo supo dio marcha atrás.

Romney, que ha jugueteado con las tesis de losbirthers, que cuestionan que Obama naciera en EEUU, suma sus desafortunadas declaraciones a los problemas de control de su campaña, como el que permitió que Clint Eastwood robara atención en la convención a su discurso. En él había obviado mencionar a los soldados de EEUU.