ANUNCIO EN PYONGYANG

Muere el dictador norcoreano Kim Jong-Il

Kim Jong-Il aplaude durante un desfile militar para celebrar el 65º aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores, el 10 de octubre del 2010.

Kim Jong-Il aplaude durante un desfile militar para celebrar el 65º aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores, el 10 de octubre del 2010. / GL/LR/ROB/TC

ADRIÁN FONCILLAS / Pekín

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Kim Jong-il, el más desconocido y heterodoxo de los dictadores mundiales, ha muerto. Lo ha anunciado esta madrugada la presentadora de la televisión oficial de Corea del Norte, vestida de luto riguroso y entre sollozos: "Nuestro gran líder Kim Jong-il falleció el sábado 17 a las 08.30 de la mañana (00.30 horas en España) mientras viajaba para realizar sus funciones de liderazgo". La razón oficial de la muerte es, según la cadena KCTV, la "fatiga física" durante un viaje en tren. La más probable, un ataque al corazón. Kim, de 69 años, había sufrido en el 2008 una apoplejía y desde entonces los rumores acerca de su delicado estado de salud eran recurrentes. El líder norcoreano había acelerado en los últimos años el relevo de poder a favor de su tercer hijo, Kim Jong-un, quien fue nombrado general el pasado año y en los últimos meses ya había asumido altos cargos y se perfila como su probable sucesor.

Kim Jong-il estaba al frente de la dinastía comunista hereditaria norcoreana desde hace 17 años, durante los que gobernó con mano de hierro un régimen basado en el culto a la personalidad. Desde la apoplejía sufrida hace más de tres años sus apariciones públicas fueron contadas y en ellas mostraba una figura cada vez más frágil y demacrada, aunque siempre con sus inseparables gafas de sol y el uniforme militar que se convirtieron en su seña de identidad.

Carrera nuclear y hambrunas

Los expertos sostienen que el nivel de descontento entre la sufrida población de Corea del Norte había crecido en los últimos años debido a las hambrunas cíclicas y a la represión. Unos 200.000 norcoreanos permanecen en gulags o campos de concentración, según Amnistía Internacional. Kim emprendió una carrera nuclear a cambio de condenar a 24 millones de norcoreanos a la cartilla de racionamiento. Sin embargo, cualquier crítica es silenciada por el aparato propagandístico. "Es la peor pérdida para el partido, y la mayor tristeza para el país y su gente", ha afirmado la televisión estatal. En las calles de Pyongyang, la capital del país, la gente ha acogido la noticia con lágrimas, según ha informado la agencia AP.

La muerte de Kim Jong Il abre un periodo de incertedidumbre tanto a nivel interno como externo. La comunidad internacional en general, y los vecinos en particular, han vivido con miedo durante décadas debido a los experimentos nucleares de Pyongyang. En la vecina Corea del Sur, el Ejército ha declarado un estado de alerta por la muerte del tirano, según ha anunciado la agencia Yonhap. En Japón, país con el que Corea del Norte arrastra una larga serie de conflictos históricos, el presidente Yoshihiko Noda ha preparado un equipo de crisis. Y en EEUU, la Casa Blanca ha informado de que el presidente, Barack Obama, está siguiendo muy de cerca los acontecimientos.

Posible apertura

Los expertos señalan que el país más hermético del planeta podría aprovechar la muerte de Kim Jong-il para dejar de ser un paria internacional. Kim Jong-un sería la pieza idónea en ese proceso ya que ha estudiado en el extranjero y parece más cosmopolita y razonable que su padre. Sobre él, que aún no ha cumplido la treintena, recae la responsabilidad de prorrogar la única dinastía comunista del mundo, instaurada por su abuelo, Kim Il Sung, fallecido en 1994.