EJEMPLO DE CORAJE

México convierte en héroe a un ranchero que se enfrentó a los narcos

El empresario Alejo Garza se negó a entregar su rancho a los paramilitares y les recibió a balazos

TONI CANO / México

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En un solo día, cuando por fin su historia apareció en la prensa, Alejo Garza, un empresario de 77 años, se convirtió ayer en el nuevo héroe de México. Los usuarios de las redes sociales se volcaron en alabanzas y los trovadores cantaron en calles y autobuses el corrido del “hombre bragado y valiente” que se enfrentó solo a toda una banda de sicarios para defender su rancho. “Nació norteño hasta el tope. Como tal defendió su honor”, cantan en su gloria.

Fue como una vieja película del oeste, pero en medio de la narcoguerra que sacude al país. La mañana del sábado día 13 un grupo de hombres armados llegó al rancho San José, en Tamaulipas. Eran Los Zetas, los paramilitares que ahora disputan el feudo al cartel del Golfo, que los fundó. Le dieron un ultimátum a don Alejo: 24 horas para entregarles el rancho. “No lo entregaré. Aquí los espero”, les contestó Garza, nacido en la sierra del vecino estado de Nuevo León, y que falleció en el combate.

“Salvó primero a sus hombres”, reza el corrido. Les pidió que le dejaran solo en el rancho. Buen cazador y coleccionista de armas, Alejo Garza se pasó aquella tarde disponiendo escopetas y municiones en las puertas y ventanas de su austera casa. Y se sentó a esperar. Pasadas las 4 de la madrugada, empuñó el primer fusil al escuchar los motores de varias furgonetas. Más de 30 sicarios bajaron de los vehículos, lanzaron unas ráfagas al aire y gritaron que estaban tomando posesión del rancho. Pero el dueño los recibió a balazos.

"Cuestión de honor"

Fue una batalla en la que los pistoleros tuvieron que utilizar también granadas. Bajo una granizada de balas de los fusiles de asalto, don Alejo, igual que cazó venados o gansos, mató de ventana en ventana a cuatro sicarios y dejó heridos a otros dos. Cuando acabó el tiroteo, dentro de la casa llena de agujeros, los atacantes solo encontraron a un hombre. “Pensaban que había un comando allá dentro y no había ningún comando, era mi señor padre”, dijo ayer su hija, Sandra Garza, por televisión.

Los forajidos huyeron del lugar ante la inminente llegada de los soldados e infantes de Marina. Tras haber provocado la huida de centenares de empresarios de Tamaulipas y los estados colindantes, Nuevo León y Veracruz, Los Zetas no pudieron quedarse con el rancho San José. Para algunos analistas, la historia del ranchero Garza es la prueba de que la narcoguerra desatada por el presidente Felipe Calderón hace casi cuatro años “se está perdiendo” o “ya está perdida”. El caso arrasa en las redes sociales, donde se califica a don Alejo como un héroe de guerra y un ejemplo de vida.

“Era su vida y su rancho, era cuestión de honor. Por eso murió a balazos, por eso nunca se hincó”, le cantan.