CRÓNICA DESDE LA HAbANA

Las canciones prohibidas en Cuba

Joan Manuel Serrat.

Joan Manuel Serrat.

HUGO L. Sánchez

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Quizá Joan Manuel Serrat no sepa quePoco antes de que den las diezestuvo prohibida en Cuba porque el puritanismo de los guerrilleros en el poder consideraba feo que una joven se encontrara a escondidas con su novio para tener un amor secreto, además de que el cantante llevara el cabello sospechosamente largo.

Y acariciarás mi espalda / con un hasta mañanadice la pecaminosa canción de Serrat que, gracias a sus discos de vinilo de 1969 y 1972 con poemas de Antonio Machado y Miguel Hernández —y esto tal vez tampoco lo sepa el catalán ¿o sí?—, había ayudado a salvar el oído musical de la isla, cerrado por la ortodoxia a todo lo que no proviniera de la izquierda pura, es decir, cantos muy aburridos y nunca, jamás, en inglés.

Bastaba una llamada de arriba para que la siempre muy dispuesta censura se activara y en las cabinas de grabación del ICR, –actualmente Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT)–, aparecieran bandos indicando que era mal visto todo lo que cantara Julio Iglesias, no importa cuan edulcorado fuera, porque había asistido a un Festival de Viña del Mar en el Chile de Pinochet; alguna declaración de José Feliciano sobre la autonomía de Puerto Rico; o Carlos Santana porque armó un alboroto en el aeropuerto de Lima y eso irritó al jefe de la Junta Militar en el poder, general Juan Velasco Alvarado, amigo de Fidel Castro.

A ese saco fue a parar tambiénLa fiesta de Blas,de Fórmula V. Decía que se bebieronunas cuantas copas de másy alguien creyó que se podía pensar en el líder obrero cubano Blas Roca.

Algo por el estilo pasó conSecretaria, interpretado por Mocedades, dado que la protagonista suspira por su jefe y eso, aunque en este caso sí era más que usual y casi aparecía en las especificaciones del cargo, no era correcto. También estaba esa frasecita en la letra:la que escucha, mira y calla. ElHimno a la alegríade Miguel Ríos, que viene de la Novena Sinfonía de Beethoven, fue sepultado en los archivos por su inspiración religiosa.

Los seguidores de The Beatles lo pasaron peor y a lo sumo las letras de Lennon-McCartney se podían escuchar en español interpretadas por Los Mustang. Al Noticiero ICAIC, en su edición 100, se le ocurrió burlarse intercalando imágenes del cuarteto con otras de simios tocando instrumentos musicales. Resultó contraproducente para los represores: los cines se abarrotaron porque por primera vez en un montón de años los cubanos tenían la oportunidad de ver a sus ídolos en movimiento.

Con extrema saña, «por apátridas», fueron borradas y aún hoy perdura un cerrado silencio sobre ellas, las interpretaciones de Celia Cruz, Meme Solis, Olga Guillot... que pasaron a oírse en la clandestinidad.

Pero el tiempo pasó. Ya no hay Unión Soviética ni campo socialista, el dólar dejó de estar penalizado en la isla, el inglés no es una lengua ideológicamente perversa y existe una apertura creciente y de gradual transparencia en los medios.

Ciertos intérpretes no alcanzan estar del todo en la radio o la televisión, como el trovador Pedro Luis Ferrer. Otras canciones sí llegan y sus autores se arriesgan a ser más críticos, con símbolos, como el dúo Buena Fe, que dice cosas molestas.