una vecina DE HORTA-GUINARDÓ...

Valerie Delpierre: "Soy una especie de Heidi urbana en el Guinardó"

Valerie Delpierre, la productora ejecutiva de 'Estiu 1993', disfruta de las vistas desde el Guinardó

Valérie Delpierre, en esa gran reserva verde que es el parque del Guinardó, cerca de donde reside con su familia.

Valérie Delpierre, en esa gran reserva verde que es el parque del Guinardó, cerca de donde reside con su familia.

CARME ESCALES / BARCELONA

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Después de haber vivido cinco años en Madrid, donde llegó desde la Sorbona de París para hacer un Erasmus en Relaciones Internacionales, Valérie Delpierre (Mónaco, 1971) activó su radar en busca de un nuevo lugar donde residir. Y, en una de sus visitas a Barcelona, "paseando por sus calles" sintió que "esta ciudad era ese lugar", recuerda la productora ejecutiva de la película Estiu 1993, la primera de la directora y guionista catalana Carla Simón, que representará a España en la 90ª edición de los Oscar. Lo hará optando al premio al mejor filme de habla no inglesa.

Delpierre llegó a Barcelona en el 2000. Vivió primero en Gràcia, en casa de un amigo, hasta que otro amigo, que sabía que buscaba piso, en su camino al Club Natació Catalunya, en el Carmel, al que iba a nadar, vio el anuncio de un piso, en la calle de Bismarck, que acabó siendo el primer hogar de Valérie Delpierre en la montaña del Guinardó. "Allí sentí el justo equilibrio entre lo urbano y lo tranquilo", recuerda.

Niza, París y Tahití

Delpierre llegó al cine desde su interior más vital. "Me gustaba mucho leer, pero el cine me descubrió una manera, no solo de imaginar cosas, sino de viajar durante una hora o una hora y media, a mundos que otra persona antes ha imaginado", explica. "De niña, había querido ser actriz, para poder vivir mil vidas. En Niza, donde viví unos años, me apunté a un taller de teatro. Pero no tenía ningún talento especial", admite. Y fue al descubrir el backstage el cine, cuando quedó totalmente seducida por él. En Madrid se acabó relacionando con gente con inquietudes cinéfilas. "Porque yo flipaba con las historias que veía en la pantalla".

Quien sabe si ese horizonte marino, lejano, pero a la vista desde las cimas del Guinardó, y esa naturaleza, un tanto salvaje aún, de su gran parque, tuvieron algo que ver con la creación de Inicia Films, la máquina de producir "buenas historias contadas y bien producidas", tal y como explica quien la puso en marcha.

Haber vivido, como es el caso de Valérie Delpierre, con sus padres, en un lugar como Tahití, y cada una de sus vivencias haciendo ruta por ciudades como Londres, Vancouver o Nueva York, seguramente también son parte del engranaje energético que condujo a esta vecina del Guinardó a reparar en esa magia capaz de condensar en el cine todos los viajes posibles de una vida. Internos y externos. Y se hizo activa en ello.

La luz y los pájaros

El Guinardó activó todos los sentidos de Delpierre. "Escuchar los pajaritos y poder bajar andando a Gràcia me hace muy feliz. Ver tanta luz y tener los árboles tan próximos, igual. Aquí soy una especie de Heidi urbana. Necesito sentir que el campo está cerca", dice la productora de Estiu 1993. En enero sabrá si queda entre las cinco mejores películas en habla no inglesa -se rodó en catalán- de los Oscar.

Delpierre también produjo el documental, realizado conjuntamente con TV-3, La meva escola. Se rodó en el colegio de sus hijos, la escuela Parc del Guinardó. "Es un lugar perfecto para retratar el final de la infancia. Creo que este es un cole feliz. Y quería averiguar qué hacen los niños cuando no estamos los padres", explica.

La infancia de sus hijos ha ayudado a Delpierre a construir una red vecinal fuerte, que se intercambia favores. "Antes, yo buscaba el anonimato, pero desde que fui madre mi sensación de sentirme a gusto entre vecinos fue in crescendo -explica-. En tres calles éramos cuatro familias de padres del mismo cole. Ahora me encanta. El barrio me gusta muchísimo".